La semana pasada decían que le llevaba los huevos, en un pie de foto en el que se les podía ver a ambos comprando en un mercadillo. Esta semana la Infanta Elena y Felipe Zuleta ocupan la portada de la revista Diez Minutos. En Zarzuela hay cierta indignación. Felipe Zuleta, instructor de hípica de la Infanta, es, según fuentes cercanas a la Casa Real, la persona designada para acompañarla en todos los concursos hípicos. «No hay nada de nada», dicen. Doña Elena, a quien podéis ver en un vídeo en bikini en la página de gente, está centrada en la educación de sus hijos y en su dedicación a la hípica.
Es inevitable, dicen, que se les capte con gestos espontáneos, con una sonrisa, pero eso no significa que haya nada más. Zuleta está casado. Y sobre Queipo de Llano, el jinete abulense más guapo, ya no es el instructor de la Infanta.
A juzgar por semejantes testimonios, Doña Elena no pretende emular a Estefanía de Mónaco ni a su antepasada, María Cristina, la Reina Regente, que encontró el amor en un guardia de Corps con el que tuvo una caterva de hijos. Yo, si fuera ella, haría realidad las fantasías de las revistas del corazón y me buscaría un novio que me pillara a mano. Es lo más seguro, lo más discreto y más cómodo.