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“Observa la verdad y no la traspases. No calumnies a ninguna gente grande o pequeña”, Ptahhotep

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Las lecciones de Jordi Pujol

Soy de la generación de catalanes que nacimos y crecimos con el pujolismo. Durante años solo conocimos a Jordi Pujol como president, ya que ganaba unas elecciones detrás de otras, y nos inculcó sus eslóganes a modo de lección moral para la vida. Recuerdo, por ejemplo, aquel de «La feina ben feta no té fronteres» («El trabajo bien hecho no tiene fronteras»). Obviamente, entonces no sabíamos que, cuando Pujol y cía nos hablaban de fronteras, resulta que él tenía una fortuna no declarada más allá del punto fronterizo de La Farga de Moles.

Por aquel entonces, había otro personaje público que estaba tan (o más) presente en la escena pública catalana que Jordi Pujol, en este caso, en el plano deportivo. Me estoy refiriendo a Josep Lluís Núñez, presidente del FC Barcelona durante muchos años. Pujol y Núñez salían tanto en la televisión que, años después, comentándolo con amigos de mi misma quinta, coincidimos en que, de pequeños, los confundíamos a los dos. Es decir, cuando éramos niños, no sabíamos quién era el presidente de la Generalitat y quién era el del Barça y viceversa. De hecho, Núñez también daba lecciones, del tipo «Al soci del Barça no se’l pot enganyar» («Al socio del Barça no se le puede engañar»).

Años después, hemos visto a Núñez sentado en el banco de los acusados y condenado. El Tribunal Supremo le rebajó finalmente de seis años a dos años y dos meses de prisión la pena por el llamado caso Hacienda, una trama de corrupción mediante el soborno de empresarios a altos cargos de la Agencia Tributaria para eludir impuestos durante los años 90. Es decir, dos de nuestros referentes públicos de infancia y que, en sus apariciones nos aleccionaban, han acabado teniendo problemas con el fisco. A nuestros ojos, hoy son una gran mentira, un castillo de naipes que, con el tiempo, se ha venido abajo.

En el caso de Pujol, su confesión ha llegado en un momento clave no solo para su partido, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), sino también para el devenir de Catalunya. Hay quien ha hecho una lectura fatalista con respecto al proceso soberanista, como si el hecho de que el expresident tuviera una fortura en Andorra pudiera influir negativamente. Lo cierto es que CiU ya estaba en un proceso de renovación antes de saberse que Pujol tenía un (mal) as escondido en la manga. Hace unos días, Josep Antoni Duran i Lleida dio paso a Ramon Espadaler (más pro-soberanista) en la secretaría general de la federación nacionalista; Oriol Pujol, acorralado por el caso ITV, se quitó de en medio también poco antes de que su padre lanzara la bomba informativa andorrana; y el nuevo número 2 de CDC, Josep Rull, es un ferviente defensor de hacer borrón y cuenta nueva con respecto al pujolismo. El mismo Artur Mas inició su carrera política a la sombra de Pujol y le costó quitársela de encima para que la gente no le viera siempre como el delfín del expresident. Por lo tanto, la confesión de Pujol, ahora, puede significar para él romper la última atadura que les unía.

Quizás es por eso que ya se habla de un plan B para cuando Mariano Rajoy le diga a Mas en su reunión en la Moncloa que no le va a autorizar la consulta. Hay quien dice que Mas irá más debilitado a esa reunión después de que Pujol haya confesado lo de los 4 millones de euros andorranos, pero, ¿ya nadie se acuerda de los casos Bárcenas y Gürtel?…En cualquier caso, lo más sorprendente del caso Pujol no solo es que tuviera todo ese dinero no declarado en el extranjero, sino la reacción que ha tenido su partido nada más saberse la noticia. ¿Quién iba a pensar 10 años atrás que altos dirigentes de CDC exigieran públicamente que Pujol comparezca ante la justicia y que deje sus cargos en el partido que fundó? Y así ha sido, también, porque no les queda más remedio.

Jordi Pujol

El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, quien ha confesado tener una fortuna familiar no declarada en Andorra. RAFA GARRIDO / ACN

La sociedad está cambiando y las lecciones morales ya no se hacen con eslóganes, sino que los votantes y contribuyentes exigen hechos a los dirigentes públicos. El plan B de Mas contempla un gobierno de concentración con los partidos pro-consulta y convocar unas elecciones plebiscitarias sin siglas al final de la legislatura, en 2016, para ver si ganan o no los partidarios de la independencia. Este plan, por eso, tiene dificultades más que notorias, ya que solo ERC -socio de CiU en el Parlament- podría entrar, a priori, en el Govern. ICV-EUiA está demasiado lejos de los postulados de CiU y la CUP, igual. Y presentarse todos ellos en unas elecciones bajo las mismas siglas también se vislumbra difícil. Una cosa es ponerse de acuerdo en la fecha y la pregunta de la consulta y otra muy diferente concurrir juntos a unas elecciones. En ese caso, solo CiU-ERC (o CDC-ERC) podrían hacerlo. De hecho, un año antes se podría ver y vivir un experimento similar, puesto que CiU necesitaría, muy probablemente, de un apoyo estable para volver a gobernar en la ciudad de Barcelona. Solo ERC se lo podrá dar, porque los partidos de izquierda barceloneses no nacionalistas -sobre todo, a raíz de la irrupción de Guanyem Barcelona- no concurrirán a los comicios municipales pensando en unas hipotéticas plebiscitarias catalanas, sino en clave estrictamente local. El abismo que separa al alcalde Xavier Trias de la CUP, el PSC o ICV-EUiA es demasiado grande, con lo que ERC es su única salida. Es cierto que Trias ha pactado acuerdos puntuales con el PPC esta legislatura, pero en un contexto de gobierno de concentración en la Generalitat y sin ninguna sintonía con el Gobierno central del PP, Alberto Fernández Díaz tendría muy difícil justificar algún apoyo a CiU.

A todo esto, la clase pudiente catalana está perdiendo sus referentes. Ya hemos hablado de Pujol -en la esfera política- y de Núñez -en el plano empresarial y deportivo- pero no hay que olvidar, a nivel cultural, el tsunami que supuso para muchos el caso Palau de la Música. Lo de Félix Millet fue un misil que impactó directamente en la burguesía catalana. Y no olvidemos que CDC aún está lidiando también con este toro.

Por último, quizás sin saberlo, Jordi Pujol acaba de dar otra de sus lecciones cuando ha confesado tener una fortuna en Andorra. Y es que aquello de «quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra» se lo puede aplicar muchísima gente en este país vinculado a aquello de «Hacienda somos todos». Seguramente, sin la economía sumergida, España no hubiera resistido esta crisis económica. Y, si no, pensemos en la gran cantidad de españoles que intentan escatimar el IVA cuando pueden. Sea como sea, lo de Pujol traspasa la esfera puramente tributaria, porque no deja de ser una estafa moral a todos aquellos catalanes que, independientemente de si le votaron o no alguna vez, lo tuvieron de president durante muchísimos años.

Festival Bachcelona en CiU

Esta semana se celebran los últimos recitales del Festival Bachcelona en Barcelona, pero un reconocido aficionado a Bach es el que ha dado la nota: Ramon Espadaler, conseller de Interior del Govern de la Generalitat, quien acaba de convertirse en el número 2 de CiU tras la renuncia a la secretaría general por parte de Josep Antoni Duran Lleida. Espadaler, que tiene 20 años menos que su líder en UDC, tiene el cometido de trasladar la temperanza de las suites para violonchelo que tanto le atraen de Bach a las relaciones entre CDC y UDC, los dos socios de la federación nacionalista catalana.

Los últimos meses se había deteriorado la relación entre el jefe de filas de Convergència, el president Artur Mas, y de Unió, Duran Lleida, aunque este último haya negado que esto haya influido en su decisión. En el trasfondo está la consulta. CDC ya se ha mostrado abiertamente a favor no solo de un referéndum, sino de la independencia de Catalunya, mientras que en Unió aún no han decidido qué votarían si se llega a celebrar una consulta.

Las suites para violonchelo de Bach resurgieron en el panorama musical internacional gracias a Pau Casals, el mismo que hizo aquel discurso en la ONU en 1971 donde reafirmó sus orígenes catalanes y su compromiso a favor de la paz, recordando que «Catalunya tuvo el primer Parlamento democrático mucho antes que Inglaterra» y «las primeras naciones unidas». Hoy en día, las suites de Bach son muy codiciadas por los grandes solistas. Mstislav Rostropovich las interpretó durante la caída del Muro de Berlín y han sonado con fuerza en otros grandes acontecimientos internacionales. Espadaler, seguramente, no sabe el peso que sus admiradas suites de Bach tienen en el contexto histórico reciente, pero, en cualquier caso, le ha tocado lidiar en los próximos meses con otro momento que puede ser crucial en la historia de España.

Duran Lleida y Ramon Espadaler

Josep Antoni Duran Lleida y Ramon Espadaler, exnumero 2 y nuevo número 2 de CiU. ALEJANDRO GARCÍA / EFE

Mas asegura que Espadaler es de su «confianza», al igual que lo es de Duran Lleida. Pero, a priori, parece ser que en el seno de UDC está ganando también el pulso el sector más soberanista. El nuevo número 2 de CiU vive en Vic, cuyo alcalde es uno de los mayores promotores de la Asociación de Municipios por la Independencia. Espadaler, democristiano, ha recibido una educación dentro del ideario cristiano y catalanista.

De hecho, participó en la elaboración del Estatut de Autonomía de 2006, aquel que impulsó el president Pasqual Maragall, que aprobó el Parlament y que después recortaron el Congreso y el Constitucional, tras el recurso presentado por el PP. Es decir, participó activamente en aquella operación fallida de dotar de más autogobierno a Catalunya y que, con el tiempo, ha dado pie al actual auge del independentismo. El Govern no ha negado nunca que en aquella sentencia del Constitucional contra el Estatut aprobado por la Cambra catalana está el origen del actual conflicto.

Espadaler ya había sido conseller con Jordi Pujol entre los años 2001 y 2003, pero en aquella ocasión se encargó de Medio Ambiente. Ahora, con Mas, es conseller de Interior, una de las carteras más importantes del Govern de la Generalitat. Esto puede jugar a su favor o en contra en su carrera política, dependiendo de cómo vaya solucionando los problemas que periódicamente surgen, por ejemplo, en torno a las actuaciones de los Mossos d’Esquadra. Hasta la fecha, ha cambiado al director de la policía catalana, ha aceptado eliminar las pelotas de goma tras recomendarlo el Parlament y ha tenido que afrontar operaciones polémicas, como el desalojo de Can Vies.

Sea como sea, justo antes del paréntesis de agosto, CiU ha movido ficha para prepararse para el otoño más caliente que se recuerda en Catalunya desde hace décadas. Nada más llegar de las vacaciones, la Diada del 11 de septiembre será otra prueba de fuerza para los movimientos ciudadanos y políticos que defienden la consulta. Más o menos por esas fechas, con la ley de consultas catalana aprobada, Mas deberá firmar el decreto de convocatoria del referendo si quiere que se celebre el 9N. Entre medio está la esperada reunión entre presidentes, justo después de que se hagan públicas las balanzas fiscales. Rajoy jugará la carta de la mejora de la financiación, pero con el pacto fiscal ya no hay suficiente para los partidos a favor del derecho a decidir. Incluso Duran Lleida aceptó concurrir a las últimas elecciones catalanas con un programa de CiU en el que se mostraba favorable a la consulta.

Tampoco hay que olvidar que CiU no es el único partido que está haciendo movimientos internos antes de otoño. Es notorio el cambio de líder y de dirección en el PSC, con Miquel Iceta (que ya ha comido con Mas en el Palau de la Generalitat), así como otros partidos, como el propio PPC, que no hace mucho también hizo retoques en su cúpula. No solo CiU, sino todos los partidos catalanes están preparándose para una segunda mitad de año que se prevé tan intensa como esas suites de Bach. Ahora solo falta saber quién será el encargado de tocar el violonchelo.

¿Hay que informar de las primarias de los partidos?

Ya hace tiempo que me pregunto por qué los medios de comunicación deben (o no) informar de los procesos de primarias de los partidos políticos. La razón es que no dejan de ser votaciones entre socios y simpatizantes de clubes privados, que, si bien acaban teniendo trascendencia pública si consiguen algún tipo de representación en las instituciones, en este estadio inicial de las primarias, no repercuten en la ciudadanía.

¿Por qué los periódicos tienen que dedicar páginas enteras a explicar la precampaña y la campaña electoral de los candidatos a las primarias de un partido? ¿Por qué la prensa debe dedicar espacios en portada para hacerse eco del ganador/perdedor de estos comicios? Personalmente, me llama la atención la poca participación que acostumbran a tener estas elecciones internas de los partidos. Se supone que si alguien es militante es porque se siente identificado con el proyecto de su partido y, por lo tanto, sería lógico pensar que cerca del 100% (o, al menos, un 90%) del censo convocado a las urnas debería ejercer su derecho a voto. Pero, no, lo que las primarias acaban demostrando es que, ni siquiera los que están metidos en política participan activamente en ella, es decir, ni siquiera votan.

En Barcelona, se han producido varios procesos de primarias. En el PSC se hicieron de cara a elegir el candidato a las europeas (al final, acabó con un lío entre los candidatos) y para escoger al alcaldable socialista. Ganó Jaume Collboni, pero, durante las primarias, también hubo algún que otro follón. Más recientemente, ERC ha elegido también quien será su candidato a la alcaldía de la capital catalana, Alfred Bosch. Pongamos este último caso como ejemplo que se reproduce en otras primarias de los otros partidos: no votó ni el 50% de los 2.373 votantes convocados, entre militantes, simpatizantes y «amigos».

Pedro Sánchez, nuevo líder del PSOE

Pedro Sánchez, nuevo líder del PSOE tras ganar las primarias, rodeado de un enjambre de medios de comunicación. JUANJO MARTÍN/ EFE

¿Qué proporción sobre el total de la población de Barcelona representan esos 2.373 votantes en las primarias de Esquerra Republicana de Catalunya? Una absoluta minoría, pero, aún así, los medios de comunicación informan sobre las primarias. Lo mismo ha pasado con la elección del líder del PSC en Catalunya, Miquel Iceta: el censo de votantes era de solo 20.658 catalanes y, de estos, al final solo votaron el 47% (9.693). Es decir, ni siquiera la mitad de los militantes convocados a las urnas para elegir a su líder acudieron a votar. Dejando de lado a los que pudieran trabajar ese día, estar de vacaciones fuera de Catalunya o enfermos, ¿por qué alguien que paga un carné de un partido no va a votar en las primarias? ¿Qué legitimidad tienen los partidos para convocar a las urnas a la ciudadanía en general cuando llegan unas elecciones generales, autonómicas, municipales o europeas, si ni los propios partidos son capaces de movilizar a la mayoría de sus militantes en unas primarias?

En la elección del nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez, pasó prácticamente lo mismo. Todos los medios hablando durante días de unas elecciones en las que estaban llamados a votar tan solo 198.120 españoles. Al final, la participación fue algo mejor que en otras primarias (65,85%), pero, ¿estos resultados de las primarias no deben hacer reflexionar a los políticos? Ni siquiera son capaces de movilizar a una amplia mayoría de sus militantes. Y eso que tienen el apoyo de los medios de comunicación.

Informar sobre las primarias de un partido es, en cierta manera, como informar sobre las elecciones al FC Barcelona, otro club privado que convoca a las urnas solo a sus socios, pero cuyo proceso electoral traspasa el ámbito privado y llega a la esfera pública. En este caso, me atrevería a decir que con mucha más repercusión, porque, no nos engañemos, en este país el fútbol es Fútbol.

Siguiendo con el símil futbolístico, los procesos de primarias, tal y como se están desarrollando, son como autogoles que se meten los partidos en propia puerta, porque dejan al descubierto sus carencias y su escasa capacidad de movilización, incluso, entre los suyos. Por ello, me pregunto si los medios de comunicación deben (o no) informar sobre este tipo de comicios privados de una forma tan amplia (o desproporcionada) si se tiene en cuenta la repercusión real que tienen sobre la mayoría de la ciudadanía, que no vota.

Políticos «a pecho descubierto»

Se me quedó clavada una expresión del exalcalde socialista de Sant Adrià de Besòs, Jesús María Canga, quien decidió dejar la alcaldía después de 17 años al frente de este pequeño municipio barcelonés: «Le he cogido miedo a la política; los políticos estamos a pecho descubierto, cada vez más desprotegidos. Ahora se puede malinterpretar una conversación por teléfono con un amigo, un empresario o un colaborador. Corresponde a una forma de política diferente y yo no cambiaré a estas alturas».

Canga era, efectivamente, un político de raza, de los que iban por la calle y se enfrentaba a los problemas de los vecinos cara a cara, ya fuera en el barrio de La Mina o donde fuera necesario. Es lo que se le pide a un alcalde, ya que los ayuntamientos son la Administración pública de referencia de los ciudadanos. Pero, como él mismo vino a decir, los tiempos han cambiado. Ahora, un alcalde ya no se ve como un alcalde, sino, ante todo, como un político, con toda la carga simbólica negativa que puede tener hoy en día, sobre todo, después de acumularse todos estos años de crisis económica y de casos de corrupción.

La figura protectora y paternalista del alcalde o alcaldesa, que eran vistos como la persona que debía ayudar a desarrollar los barrios, quien creaba parques y jardines y quien impulsaba el bienestar de los ciudadanos, ha sido sustituida por la del gobernante rodeado de asesores políticos, que muchas veces actúa más pensando en las próximas elecciones que en sus vecinos. Los partidos políticos dominan demasiado, en cierta forma, el día a día de las ciudades y hasta los pueblos. Y, con ellos, la presión de los lobbies económicos. Es así como los alcaldes acaban siendo vistos, muchas veces, como personas distantes, que van en coche oficial, que solo aparecen en público para cortar la cinta en alguna inauguración o que solo van a los mercados para saludar a los tenderos cuando están en plena campaña electoral. La dictadura de los aparatos de los partidos ha acabado por dominar el funcionamiento de los ayuntamientos y las decisiones se toman muchas veces más en clave estratégica que pensando realmente en la ciudadanía.

PLataforma Sabadell Lliure de Corrupció

Miembros de la Plataforma Sabadell Lliure de Corrupció denunciando presuntos sobresueldos de 44 alcaldes catalanes. MARIA BELMEZ / ACN

Pero, ¿qué ha pasado? Pues que la gente no es tan tonta como algunos podrían pensar. Y, hoy en día, son los propios vecinos los que se organizan y crean sus partidos vecinales para optar a tener representatividad en su ayuntamiento. Es decir, el vecino puede acabar convirtiéndose en ese alcalde de antaño que la política de despachos ha hecho desaparecer.

La reciente denuncia de los presuntos sobresueldos que habrían percibido 44 alcaldes vinculados a la Federación de Municipios de Catalunya (FMC) no ha hecho más que poner otra vez sobre la mesa el debate sobre si nuestros políticos están en política por vocación social o, simplemente, por dinero. Está claro que, para vivir, necesitas cobrar por el trabajo que haces, pero, ¿es necesario que un cargo público electo cobre? ¿Cuánto debe cobrar y por qué conceptos?

Coincidí en un viaje con un concejal de un ayuntamiento del área de Barcelona -era el jefe de la oposición y con posibilidades de convertirse en alcalde- y me explicó que él no cobraba por su actividad de regidor. Tenía su trabajo, que desarrollaba en una importante empresa catalana -ya, multinacional- y ejercía su actividad pública en el consistorio, simplemente, por vocación. No necesitaba cobrar por ello y no era porque fuera rico, sino porque entendía que no debía recibir ninguna remuneración.

Por otro lado, desde hace ya varios años se venía hablando de las dietas que cobran los políticos, simplemente, por asistir a una u otra reunión. Una asesora de una regidora y diputada me explicó una vez que, cada vez que se acercaba un pleno o una reunión de las diversas instituciones donde ejercía cargos, la secretaria se lo recordaba a la concejala para que no se olvidara de ir, ya que, por el simple hecho de asistir, ya cobraba la dieta. Esta actitud denotaba una forma de hacer política que, por suerte, la sociedad sanciona cada vez más. Incluso se puede decir que ha llegado a ser mal visto.

Otra corriente sobre este tema es la que defiende que un político con cargo debe estar bien pagado para que no tenga la tentación de cometer ningún acto de corrupción. Y, vinculado a esto, hay quien sostiene que los gobernantes deben ser profesionales del sector, igual que para ser médico debes tener el título de médico o para ser maestro debes formarte para ello. Pero, entonces, surge la duda de si todos tendríamos las mismas posibilidades de dedicarnos a ello o, simplemente, accederían a esta «profesión» las elites con más posibilidades económicas de formarse.

Es cierto, Canga tenía razón, los políticos están hoy «a pecho descubierto», pero, ¿no será porque ellos mismos han cimentado un sistema de partidos basado en el acoso y derribo del rival y no tanto pensando en el interés de los ciudadanos y en el debate real de sus problemas cotidianos? Y, más aún, no son solo los políticos los que están a «pecho descubierto», sino que todos lo estamos. Y ese es el gran logro que nos dejan todos los casos de corrupción y todos estos años de crisis: la sociedad es hoy más crítica, más solidaria y más consciente de sus valores.

 

 

 

Asalto de las izquierdas en Barcelona

El domingo, 22 de mayo de 2011, CiU consiguió un resultado histórico en las elecciones municipales de Barcelona: arrebató la alcaldía a los socialistas después de 32 años de dominio del PSC. Se había llegado incluso a la coincidencia de que los partidos de izquierda habían gobernado en la Generalitat y en el Ayuntamiento de la capital catalana al mismo tiempo, haciendo célebre la fórmula del tripartito (PSC, ICV-EUiA y ERC).

Hoy, se da una situación a la inversa: CiU gobierna tanto en Barcelona como en la Generalitat. El alcalde, Xavier Trias, y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se pueden saludar si salen a sus respectivos balcones, como dos vecinos que se dan los buenos días por la mañana. Pero, el panorama político barcelonés y catalán está muy convulso. Dejando de lado lo que pueda pasar en los próximos meses con la posible consulta soberanista del 9-N, la cuenta atrás para la celebración de los comicios locales de 2015 ya ha empezado y, con ello, el intento de asalto de las izquierdas para volver a recuperar la Plaça Sant Jaume.

Pero, hay muchas diferencias con respecto a 2011. La crisis no solo ha cambiado la vida de muchísimas personas, sino que el desprestigio de las instituciones públicas ha hecho que sean los movimientos ciudadanos de base los que supongan la mayor amenaza no solo para CiU, sino para los propios partidos de izquierda que han ostentado cargos de gobierno en el pasado, como ICV-EUiA, PSC o ERC.

En Barcelona, se ha ido formando un caldo de cultivo en los últimos años que ha dado pie a que líderes de plataformas ciudadanas hayan dado el paso para ponerse en la primera línea política. Es aquí donde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), los Yayoflautas o movimientos contra la subida de las tarifas del transporte han cuajado con más fuerza. Ya hace tiempo que se nota que hay barrios que han decidido romper con el sistema, como en Nou Barris, una de las zonas más castigadas por los desahucios. Los movimientos asamblearios están proliferando como setas, con la intención de reinventar la política y las instituciones «desde la base», desde «los ciudadanos». Aparecen grupos vecinales y, en el mismo barrio, otros grupos que piensan diferente a los otros y así sucesivamente. Lo vemos en el Paral·lel, donde hay un sector de vecinos que se oponen a las obras, tal como las está ejecutando el Ayuntamiento, y otro que sí que las quiere.

Ada Colau

Ada Colau, exportavoz de la PAH y, ahora, una de las caras más visibles de Guanyem Barcelona. ORIOL CAMPUZANO/ ACN

Pero, en cualquier caso, este mensaje de reinventar el funcionamiento de las instituciones será muy difícil de contrarrestar desde los partidos tradicionales. Y lo saben. Por eso, cuando la exportavoz de la PAH, Ada Colau, junto a otros ciudadanos deciden crear la plataforma Guanyem Barcelona, en seguida le salen novias y novios para intentar juntarlos bajo (o junto a) las siglas de los partidos de izquierda más convencionales, como ICV o ERC.

En cinco días, Guanyem Barcelona ha recogido 9.500 firmas de apoyo de las 30.000 que quiere conseguir hasta el 15 de septiembre. Y ha lanzado un vídeo en el que toca todos aquellos temas que cualquier partido de izquierdas de Barcelona debería abordar si quiere ganar algún voto en mayo de 2015, pero, con el añadido, que las caras visibles de la campaña son personas como las que podemos tener cualquiera de nosotros como vecinos: desde la vecina de la Barceloneta que se queja de que están «vendiendo» su barrio ante la presión turística e inmobiliaria al usuario del transporte público que no le extraña que alguien se cuele en el metro tras la última subida de las tarifas. El vídeo habla de la corrupción, de un «cambio profundo», «desde abajo». Y sus armas son «la calle» y «las redes sociales».

Los partidos de izquierda habituales, como ICV, PSC y ERC -los antiguos socios de tripartito- quieren «ganar» otra vez el gobierno de la ciudad, pero, ¿quién puede ni siquiera plantearse arrebatar a CiU lo que le ha costado 32 años ganar sin conseguir aliarse con plataformas como Guanyem Barcelona? Hay que añadir otro actor a este asalto de la Plaça Sant Jaume: las CUP. Ya están en el Parlament y tienen la mirada fijada en el Ayuntamiento. Y, ¿qué pasa con Podemos? Ya obtuvo buenos resultados en las últimas elecciones europeas.

En ERC están ahora inmersos en su proceso de primarias, del que se ha tenido que descolgar Jordi Portabella, el líder de Esquerra Republicana en Barcelona desde hace muchos años. En el PSC ya hicieron su proceso para elegir a su alcaldable. Por lo tanto, todos los partidos de izquierda están acelerando la elección de su alcaldable para plantearle a CiU -y al alcalde Trias- una batalla que va a durar muchos meses. De hecho, ya ha empezado. Ya estamos en pre-pre-pre campaña electoral. No hay que olvidar que Trias está en minoría y hace unos días fue reprobado por su gestión del conflicto de Can Vies. La oposición también le ha atacado por la privatización de los aparcamientos públicos y otros temas de calado para el electorado de izquierdas.

La mejor baza de CiU y del alcalde es la fragmentación de la izquierda. Si de aquí a mayo de 2015, los diferentes partidos y plataformas de izquierda no llegan a algún tipo de entendimiento o acuerdo, su división será su peor enemigo y el mayor aliado de CiU y del PPC.  Los populares siempre tienen voto oculto en las encuestas. Y luego está Ciutadans, a quien los sondeos le dan un gran crecimiento a nivel de unas posibles autonómicas anticipadas, pero que aún no han entrado en el Ayuntamiento y podrían hacerlo. Es decir, se avecina un interesante «cacao maravillao» en la Plaça Sant Jaume y, según como se vayan desarrollando los acontecimientos en los próximos meses, pueden conseguir algún regidor un amplísimo abanico de formaciones políticas y/o ciudadanas. Los más veteranos de la política municipal temen que la ciudad se vuelva, entonces, «ingobernable». Pero, ¿y si lo que la sociedad demanda ahora es que se gobierne de esta forma? Porque, al fin y al cabo, el veredicto de las urnas será el reflejo de lo que quieran los barceloneses.

 

La Roja de Felipe VI

El discurso de coronación de Felipe VI fue interpretado por muchos como un aire nuevo de cambio. Pero, haciendo un símil con la selección española de fútbol, antes de que la Roja viajara a Brasil también se habló de cierta renovación del equipo, con la entrada de jugadores como Koke. A la hora de la verdad, los de Del Bosque han caído eliminados a la primera y dando una imagen muy alejada de la que llevó al combinado español a ganar grandes títulos y a maravillar a los aficionados al fútbol. Hay quien ha cargado las tintas contra veteranos como Xavi o Casillas. Y los hay que ya reclaman un cambio real para dar paso a los jóvenes que pisan fuerte, como Deulofeu, Jesé y compañía. Sea como sea, lo que se vendió como un aparente cambio o inicio de cambio en la Roja ha acabado siendo una simple declaración de intenciones.

El rey Felipe VI y la reina Letizia

Los nuevos reyes de España, Felipe VI y Letizia, saludan tras la coronación del monarca. JORGE PARÍS

Me ha llamado la atención que, entre los objetos que Felipe VI se ha llevado a su nuevo despacho de rey, destaca una réplica en miniatura de la Copa del Mundo que ganó España en Suráfrica. Juan Carlos I justificó su abdicación por la necesidad de dar paso a una nueva generación y el nuevo monarca apeló en su entronización a mantener una «vida pública ejemplar». También aseguró que, en una España unida y diversa, «cabemos todos». Hizo una defensa del respeto a las lenguas y culturas del Estado e, incluso, acabó despidiéndose en varios idiomas, entre ellos, con un «moltes gràcies».

Pero, ¿es realmente Felipe VI una figura de cambio? El mismo día de su coronación, se prohibieron las banderas republicanas a lo largo de su recorrido en coche. En su discurso, como no podía ser de otra manera, no paró de defender la monarquía parlamentaria (es obvio que todo el mundo se aferra a su puesto de trabajo y, más, en época de crisis), pero se decidió no someter a referendo si era necesario o no mantener la figura del rey. También hizo una alabanza del plurilingüismo, pero que nadie se olvide que lo hizo en el Congreso, donde el reglamento tan solo permite decir en catalán «moltes gràcies» y poco más. Luego, entonces, hasta el momento, ¿cuáles son los cambios reales que ha impulsado Felipe-Del Bosque para la Roja?

Vicen del Bosque, en Brasil

Vicente del Bosque, dirigiendo un entrenamiento de la selección en Brasil. JUANJO MARTÍN/ EFE

Al rey Felipe VI «del cambio», se le busca para que encabece una nueva Transición española. En noviembre de 2012 ya se hablaba de ello a propósito de las elecciones catalanas. Se dice que él sólo puede arbitrar, pero, si debemos atender a todo lo que se ha destacado estos días del legado de Juan Carlos I, la figura del rey es en España algo más que un mero referee. Y aquí volvemos al símil futbolístico. Con el pulso de la consulta soberanista catalana sobre la mesa, lo que no tiene Felipe VI es tiempo. Igual que la selección española en el Mundial, si pierde un par de partidos, puede quedar fuera de juego y perder el favor de la afición.

Él es consciente (supongo) que la monarquía parlamentaria no se gana a base de repetirlo una y otra vez en un discurso, sino que hay que demostrar táctica, fair play y efectividad goleadora. Y, para ello, cuando hay síntomas de que el sistema necesita regenerarse, hay que introducir cambios de verdad. Si no, se acabó el Mundial.

Choque de trenes en el PSC

Pere Navarro deja de ser primer secretario del PSC tras menos de tres años en el cargo y tras cosechar los peores resultados electorales de los socialistas en unas elecciones autonómicas y europeas. Una de sus banderas ha sido defender la reforma federal de la Constitución como el único camino para «evitar el choque de trenes» entre Catalunya y el resto de España. Pero, la moraleja ha acabado siendo que ahora renuncia a liderar el proyecto socialista catalán en medio del auténtico choque de trenes interno que vive (y vivirá) su partido.

Navarro se va asegurando que quiere favorecer «cambios profundos», pero, mientras el llamado sector crítico reclama ya «una refundación» del PSC y su alineamiento a favor de la consulta catalana, el sector más pro-PSOE se decanta por mantener una posición centralista que, sin embargo, no parece que le haya dado resultados electorales. Por lo tanto, lo que se van a jugar los socialistas catalanes en el Consejo Nacional de este 14 de junio y en el posterior Congreso Extraordinario no es solo la elección de su nuevo líder, sino acabar de una vez por todas con ese choque de trenes. La incógnita es saber si los dos convoyes (críticos a favor de derecho a decidir vs el ala más próxima al PSOE) llegan, finalmente, a un consenso y siguen juntos con una estrategia común o bien se separan definitivamente y siguen cada uno su camino por vías (y partidos) diferentes. Para ello, tendrán que echar más carbón a alguna de las locomotoras y quitarle a la otra. En este sentido, hay que tener en cuenta varios frentes abiertos:

La pugna Girona-Barcelona. Buena parte del sector crítico del PSC está afincado en Girona, con los exconsellers de la Generalitat, Marina Geli y Joaquim Nadal, al frente. Una de las cosas que ha impulsado Navarro es el proceso de primarias para elegir a los candidatos a alcaldables o a las elecciones europeas. Pero, tanto en Girona como en Barcelona, ha dado algunos problemas. Además, es en el socialismo gerundense donde se da más apoyo al derecho a decidir. Y el PSC no puede aspirar a volver a sus niveles de representación en Catalunya sin contar con los votos de Girona. Casi lo mismo ha pasado en Lleida, donde finalmente el alcalde Àngel Ros no se ha enfrentado del todo al aparato barcelonés, pese a estar muy alineado con muchas de las tesis de los críticos.

Pere Navarro

Pere Navarro, anunciando que deja de ser el líder del PSC. RAFA GARRIDO/ ACN

Barcelona ciudad. Jaume Collboni, el alcaldable socialista que ganó las primarias en Barcelona, no puede presentarse a unas elecciones municipales en 2015 con el PSC dividido. Tras el castañazo en las europeas, donde los socialistas perdieron mucho terreno en los 10 distritos barceloneses a favor de ERC, Navarro tenía una presión añadida para seguir siendo el líder socialista.

El Área Metropolitana de Barcelona. El montillismo y el corbachismo aún tienen peso en el PSC, pero la fuerza que a Montilla y Corbacho les daban los votos del llamado «cinturón rojo metropolitano» barcelonés se ha ido diluyendo en los últimos comicios a favor de Esquerra, Iniciativa, Ciutadans o, incluso, Podemos. Tan solo Cornellà, L’Hospitalet o Santa Coloma de Gramenet se mantienen como feudos más consolidados del socialismo. Navarro ha hablado de que hay «muchas personas» que «quizás ahora no las conocemos» que se pueden postular para liderar el PSC. Si se quiere garantizar ese centralismo perdido, deberían salir de algún alcalde o alcaldesa que aún no ha sido derrotado, aunque ya se intentó esa operación con Navarro (exalcalde de Terrassa) y no ha salido bien. Si se quiere pensar en una línea mucho más pro-PSOE, Carme Chacón ahora está libre. Y si se prefiere evitar una escisión y dar más protagonismo a los críticos, Montserrat Tura (exconsellera y exalcaldesa) aún está a tiro. Otra opción sería rescatar a exlíderes de Barcelona ciudad, como el exalcalde Jordi Hereu o el exprimer secretario del PSC en Barcelona, Carles Martí, que ha acompañado a Navarro durante su rueda de prensa de renuncia al cargo.

Los Maragall. Sin duda, la imagen de Pasqual Maragall apoyando a su hermano, el exconseller Ernest Maragall, en las últimas elecciones europeas, en las que se alinearon con ERC, ha sido una de las grandes estocadas al socialismo, sobre todo, por todo lo que ha significado el exalcalde de Barcelona y expresidente de la Generalitat para consolidar, en su momento, el partido en la capital catalana. Pero, Maragall, después de aquella operación del «Estatut recortado» en Madrid, se ha ido alejando del aparato del partido, más dominado por Montilla y el socialismo metropolitano. Muchos de los críticos del PSC son maragallistas, puesto que formaron parte de su Gobierno tripartito. Y, para poner más leña al fuego, Oriol Amorós, candidato a las primarias de ERC para ser alcaldable en Barcelona, acaba de proclamar que su modelo de ciudad es el de Maragall.

El PSOE y el derecho a decidir. El proceso soberanista está provocando cambios profundos en todos los partidos catalanes. Y el PSC no ha estado al margen de ello. Navarro ha tenido que lidiar con los llamados «diputados díscolos» de los socialistas en el Parlament. Pero, con su dimisión, vuelve a poner en el aire la línea a seguir que trazarán ahora los socialistas. Si se imponen las tesis pro-PSOE, Tura y compañía ya han anunciado que crearán otro proyecto socialista catalán al margen. Si, en cambio, los críticos se imponen, el que quizás se separaría es el PSOE del PSC. Navarro fue elegido primer secretario, en su momento, derrotando ampliamente al exalcalde de Vilanova i la Geltrú, Joan Ignasi Elena, que es pro-consulta y del sector crítico. Pero, eso fue en diciembre de 2011 y, desde entonces, muchas cosas han pasado en la política catalana. Y lo malo para el PSC es que se le acaba el tiempo, ya que, tras el verano, aún se van a suceder más los acontecimientos con la incógnita de lo que pasará con el referéndum del 9N.

En las próximas semanas, los socialistas no solo elegirán a quién debe conducir la locomotora del tren del PSC, sino que deberán decidir si de ese tren se separan algunos vagones más y quién va en esos vagones. Y esto no será cuestión de un Cercanías, sino que todo el proceso están obligados a completarlo en AVE. El tiempo se acaba.

 

Can Vies, el ADN de Barcelona

Podríamos decir que los altercados nocturnos en Barcelona, tras el desalojo y derribo del edificio okupado de Can Vies, son una actividad no deseada, que solo se debe combatir policial y judicialmente. Pero lo cierto es que «no son un hecho puntual», sino «el reflejo de un malestar social», tal como advirtió el primer día el presidente de la federación de asociaciones de vecinos de la capital catalana, Lluís Rabell. Y esta situación no se da solo en Sants, sino en la Zona Franca, en Ciutat Meridiana, en Bon Pastor, en el Besòs… En todos aquellos barrios en los que el mazo de la crisis ha golpeado más fuerte.

Estos días, en que se han visto imágenes de contenedores quemados, muchos se han apresurado a escribir tuits preguntándose qué pasará con la Marca Barcelona ahora. Pues, nada, porque la quema de contenedores e incluso de coches no es nada nuevo (¿ya nadie se acuerda de aquél coche patrulla de la Guardia Urbana ardiendo en la Plaça Universitat? ¿Y de aquella Intifada del Besòs?). Otras muchas veces se han producido altercados igual o más fuertes que los de estos días y la ciudad ha seguido adelante. ¿Por qué? Porque la contestación social forma parte del ADN de Barcelona. Fijémonos, por ejemplo, en los movimientos de los Yayoflautas o la PAH, que surgieron con más fuerza en esta ciudad para, después, expandirse por toda España. O los propios okupas, que siempre han tenido una gran actividad aquí.

Disturbios por Can Vies

Quema de contenedores y un coche en el Raval tras la manifestación de Can Vies. TONI ALBIR/ EFE

Esta ciudad siempre ha sido un imán para los llamados «movimientos antisistema», porque es en esta ciudad -pujante, moderna, multicultural, acogedora y cosmopolita- donde se reflejan con más matices lo mejor y lo peor del progreso. Barcelona es muy diversa y, en esa diversidad, vemos cómo, al mismo tiempo que triunfa el Primavera Sound en el Fòrum, al otro lado de la ciudad se están quemando contenedores. En un lugar los jóvenes bailan y, en el otro, expresan su rabia. Eso es Barcelona. Ese es su ADN.

La imagen más real de lo que representa el conflicto de Can Vies es la de okupas y vecinos haciendo una cadena humana con los escombros del centro social y, luego, queriendo reconstruirlo ellos mismos. Lo que le están diciendo -no ya al Alcalde, sino a todo el mundo- es que ya viven al margen del sistema porque ese sistema, que nos ha llevado a la crisis, ya no les representa. Esta es la gran lección de Can Vies, que ha hecho que, una vez más, Barcelona haya sido el escaparate del mundo. En este sentido, la gran conclusión que debería quizás extraer no solo el alcalde, Xavier Trias, sino todos los alcaldes y gobernantes con poder de decisión sobre sus ciudadanos, es que el Sistema, tal como lo entendíamos hace 10 años, ya no existe. Hay que practicar otra forma de hacer política y de gobernar, porque la legitimidad ya no se gana solo en las urnas cada cuatro años, sino en el día a día.

Hay seis grandes elementos que habría que tener muy en cuenta a la hora de analizar las consecuencias a corto y largo plazo del conflicto de Can Vies:

1. El sentido de la propiedad. Esta crisis ha deslegitimado por completo a los bancos, que fueron rescatados con el dinero de todos después de, en algunos casos, haber engañado a la ciudadanía con productos como las preferentes. También ha dejado desnudos a los poderes públicos, ya que fueron los Gobiernos -elegidos democráticamente- los que no supieron evitar el desastre de la recesión y los que, posteriormente, han aplicado recortes y ajustes a la población. Hoy en día, ¿quién pone en duda que una familia desahuciada le dé una patada a la puerta de un piso vacío de un banco y se ponga a vivir allí? ¿Quién puede dudar de que un grupo de jóvenes puedan tener el derecho a gestionar un centro social en un edificio en desuso desde hace muchos años? La gestión de la propiedad e, incluso, de la propiedad compartida, como puede ser un edificio municipal, hoy en día se debe revisar. ¿Por qué, si no, el Ayuntamiento ha tenido que afrontar también, paralelamente a Can Vies, el conflicto de la gestión del nuevo Casal de barrio de Sant Andreu, reivindicado por l’Ateneu l’Harmonia? ¿Por qué el lema de la manifestación del sábado en el centro de Barcelona era «Construyamos alternativas, defendamos los barrios»? Porque es el momento de hacer micropolítica y gobernar haciendo cirugía vecinal, atendiendo las demandas de los vecinos, no ya por barrios, sino calle a calle. Dicho esto, con respecto a la propiedad, en el movimiento okupa siempre ha habido una contradicción: tú no puedes okupar un edificio para denunciar la especulación de la propiedad privada y, cuando viene la policía a echarte, querer quedarte en él, ya que estás actuando tú mismo como ese propietario al que criticas. Y no vale el argumento de que este edificio es de todos, porque siempre es de alguien más que de otro. Y la especulación tiene muchas caras, lleve o no corbata; además de que, en este caso, no todos los vecinos de Sants estaban de acuerdo con la actividad de Can Vies. ¿Qué importa más, el proyecto social o el lugar donde se pone en práctica? Si es lo segundo, ¿no se está especulando también con la propiedad? Si fuera lo primero, será que no hay otros edificios vacíos en Barcelona donde poder crear otro Can Vies…

Reconstrucción de Can Vies

Vecinos y okupas ayudan en la reconstrucción del centro social Can Vies. TONI ALBIR/ EFE

2. El poder de los lobbies. Barcelona es una ciudad de éxito. Desde los JJOO de 1992 no ha parado de subir como la espuma. Es la capital mundial del móvil, alberga festivales de música de gran éxito internacional, atrae grandes empresas industriales y de la nueva economía, es una smart city… Y es un polo de atracción de turismo. El puerto de Barcelona está entre los cinco más importantes del mundo y es líder en el Mediterráneo; el aeropuerto no para de crecer en pasaje y en rutas y todas las grandes cadenas hoteleras parecen querer abrir ahora sus hoteles más singulares en esta ciudad, donde la crisis inmobiliaria les ha brindado grandes oportunidades de negocio. El poder de los lobbies es muy alargado. Solo así se explica que el Ayuntamiento haya accedido a reformar la Diagona y el Passeig de Gràcia de la forma y en el momento en que se está haciendo. ¿Cómo es posible que esta ciudad tardara tanto en aplicar una tasa turística? Por los lobbies, ni más ni menos. Pero, el problema viene cuando uno no se da cuenta de que hay otros lobbies, que no actúan en los despachos, sino que queman contenedores y coches. Tú no puedes reformar una calle de lujo -y encima colocando mal las baldosas de Gaudí- y mantener una zona del Raval viviendo entre ratas y con un proyecto urbanístico pendiente de ejecución desde el año 2000. La gente no es tonta. Es así como Barcelona se ha convertido en una ciudad donde los hoteleros y demás ejercen de lobby, pero también los okupas (aunque ellos critiquen a los lobbies, también, lo son), Stop Pujades y demás movimientos ciudadanos. Cada uno a su manera y con sus armas.

3. El drama de los barrios. Había un concejal socialista que siempre decía esto: «Nou Barris también es Barcelona». Pues bien, esa lección se ha perdido, porque hay barrios de Barcelona que, a raíz de la crisis, parecen que se han descolgado definitivamente. En las últimas elecciones europeas, Podemos cosechó sus votos precisamente en estas zonas de la ciudad que se sienten más desamparadas. La desigualdad social es creciente. Hay una clase media que está desapareciendo y hay una emergente necesidad de ayuda social directa, con Caritas y Cruz Roja trabajando a destajo. El paro está haciendo estragos en Sant Andreu, Nou Barris, Sant Martí o en la Zona Franca, mientras que en Les Corts o Sarrià-Sant Gervasi se están recuperando niveles de ocupación. Volvemos al argumento del principio. Lo que Can Vies pone de manifiesto es el drama que se vive en algunos barrios. Hay una brecha social y se corre el peligro de que se agrande aún más.

4. La Marca Barcelona. Que nadie se engañe, los turistas seguirán viniendo en masa a la ciudad, aunque se hayan quemado contenedores. Otras veces ha pasado. De hecho, hay turistas que incluso se han pasado por Can Vies a hacer fotos de la excavadora quemada. La llamada Marca Barcelona no se va a resentir por eso, porque los turistas no vienen a Barcelona porque puedan comprar en tiendas de lujo o visitar la Sagrada Familia, sino que les atrae la ciudad en sí misma, su vocación y su forma de ser. Lo que sí es cierto es que la Marca Barcelona corre el riesgo de morir de éxito. ¿Por qué un complejo de ocio y juego que se quiere construir en Tarragona se debe llamar Barcelona World?

Primavera Sound

Ambientazo en el Primavera Sound, en el recinto del Fòrum. MARTA PÉREZ/ EFE

5. El superávit municipal. En un contexto en que los poderes públicos no tienen ni un céntimo para gastar de más -un ejemplo es la Generalitat de Catalunya- el Ayuntamiento de Barcelona tiene una posición privilegiada, ya que declaró un superávit acumulado de 23,5 millones de euros gracias a que cerró el ejercicio de 2013 con un superávit de 139 millones de euros. En este contexto, no es de extrañar que entidades que antes eran menos contestatarias, ahora se junten con otras más guerreras y prediquen el «no pagar» en los transportes públicos. ¿Quién le hubiera criticado al alcalde Trias que hubiera invertido algunos millones en suavizar la subida del precio de la T-10 este año? Nadie. Ya no vale para nada anunciar que en 2015 habrá una nueva financiación del transporte público y que se pondrá en marcha la T-Mobilitat… Todo eso son cuentos chinos para los vecinos de esos barrios más castigados por la crisis. Una cosa hay que tener clara, Can Vies es otra de las patatas calientes que le han caído a Xavier Trias como alcalde, porque el conflicto viene de muy lejos, es decir, cuando los socialistas gobernaban en la ciudad. Otra patata caliente -aún no resuelta y de difícil solución- es Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), titular del edificio de Can Vies. Es decir, de momento, TMB ya le ha metido al alcalde en dos líos: el del desalojo y derribo de Can Vies y el de la deuda de 500 millones de euros que arrastra la empresa de transportes y que le ha impedido, por ejemplo, frenar el tarifazo de los billetes de bus y metro, según explicó él mismo.

6. El Sistema. ¿Qué quiere decir hoy en día ser antisistema? ¿Es que hay sistema? O mejor dicho, ¿es el sistema que nos llevó a la crisis el que debe seguir imperando? El alcalde Trias ha disfrutado de tres años de mandato más o menos plácidos, aunque hay que tener en cuenta que gobierna la ciudad en minoría. Esto quiere decir que ha tenido que hacer equilibrios para sacar adelante, por ejemplo, los presupuestos. Le ha beneficiado que no ha tenido una oposición muy fuerte y organizada. Pero, el conflicto de Can Vies ha estallado justo cuando en el PSC ya han resuelto sus primarias y poco después de unas elecciones europeas que han visto la emergencia de ERC -en pleno debate sobre quién será su alcaldable- en la ciudad. Pero, lo más importante es que, si ahora es difícil gobernar la ciudad en minoría, ¿qué pasará de aquí a un año cuando previsiblemente entren en el Ayuntamiento partidos que ahora aún no están representados? ¿Estarán ahí la CUP, Ciutadans y otras marcas nuevas? Can Vies no es un marrón para Trias, sino para todos los gobernantes. Can Vies es el símbolo de que el Sistema ha cambiado y que, para una parte de la población, es tan «antisistema» el que quema contenedores como el que quiere especular en los barrios, como cuando Millet y Montull impulsaron el hotel de lujo del Palau de la Música y los vecinos les pararon los pies.

¡Qué gran oportunidad es gobernar Barcelona, una ciudad que te brinda, como en ningún otro sitio, la ocasión de regenerar el sistema! Can Vies forma parte del ADN de Barcelona, igual que el Primavera Sound, las maravillosas obras de Gaudí o los Yayoflautas, porque esta ciudad es así de plural, diversa y contestataria. Lo es ahora y lo ha sido siempre. Si Can Vies ha demostrado algo es que todo político que quiera ejercer planes de futuro -urbanísticos, sociales…- debe, primero, hacer gestos de presente. Simplemente, porque ya nadie cree la palabra de un político.

La victoria de ERC beneficia a Mas

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha ganado unas elecciones en Catalunya por primera vez desde la Transición democrática. Los republicanos han dado un zarpazo incrementando en 14 puntos sus resultados y superando a Convergència i Unió (CiU) en 1,8 puntos. ¿Cómo va a afectar la victoria de la formación de Oriol Junqueras al president Artur Mas? Le va a beneficiar, ante sus detractores de Unió, ante sus votantes de Convergència y, sobre todo, en su negociación con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.

Las banderas que ondeaban en la sede de la noche electoral de CiU eran estelades, es decir, claramente independentistas. Lo que gritaron sus militantes y sus dirigentes era «independencia, independencia», al igual que en la sede de ERC tras su triunfo electoral. Y Mas lazó esta advertencia respecto al proceso soberanista: «Ni un paso atrás». De hecho, el único que parecía realmente incómodo con el resultado electoral era Josep Antoni Duran i Lleida, el líder de Unió y portavoz de la federación en Madrid.

Para Mas, la jugada tampoco ha salido tan mal. A diferencia del PP, que gobierna en España y ha ganado las elecciones perdiendo diputados respecto a 2009; el líder de CiU siempre podrá decir que casi gana estas elecciones pese a ser un partido de gobierno, que aplica recortes, y aumentando en más de 100.000 sus votos respecto a hace cinco años. Es decir, a diferencia del batacazo que Mas se pegó en las últimas autonómicas, en estas europeas, sale reforzado. De hecho, hay que tener en cuenta que la CUP no se ha presentado a estas europeas y, de haberlo hecho, hubiera fragmentado más el voto independentista y lo hubiera notado, seguramente, ERC.

Artur Mas, entre estelades.

Artur Mas, rodeado de estelades en la noche electoral. TONI ALBIR/ EFE

Pero, lo que queda aún más fortalecido en Catalunya es el bloque a favor del derecho a decidir (CiU + ERC + ICV), que ha aglutinado el 55,8% de los votos en un cotexto de mayor movilización o participación de los votantes. Es decir, los catalanes han votado más y lo han hecho más en clave catalana que europea. Y el resultado ha sido el hundimiento de los partidos que se oponen a la consulta, a excepción de Ciutadans, que no solo por este motivo, sino por otros, ha cosechado un resultado histórico para ellos.

Los grandes derrotados de estas europeas en Catalunya son el PPC, que ha quedado relegado a quinta fuerza política, y, sobre todo, el PSC, que era quien habitualmente ganaba estos comicios europeos en Catalunya y, esta vez, ha sufrido un descalabro más que considerable. ¿A dónde han ido los votos socialistas? Pues, el efecto de los hermanos Maragall ha sido total, ya que todo lo que ha ganado ERC se asemeja a lo que ha perdido el PSC. ¿Esto quiere decir que la oposición del aparato socialista a la consulta le ha pasado factura?

Pues, parece que los números cantan por sí mismos y no se descartan más acercamientos del ala catalanista socialista a ERC, por ejemplo, en clave de la candidatura republicana en las próximas elecciones municipales en Barcelona. A parte de Ernest Maragall, hay otros elementos, como Montserrat Tura o Marina Geli, que aún podrían tener recorrido político lejos del PSC.

Pero, volvamos a la tesis del principio. ¿Por qué la victoria de ERC beneficia a Mas? Primero, porque le da estabilidad a su gobierno a través de un sólido socio parlamentario, que, además, podría acabar formando parte próximamente del Executiu catalán. Segundo, porque refuerza la apuesta soberanista de CDC ante UDC. Y, tercero, que es lo más importante, porque le da una nueva arma de negociación con Rajoy, a quien le puede plantear lo siguiente: «Mariano, estos de ERC, republicanos antimonárquicos y de izquierdas, ya ganan elecciones en Catalunya. ¿Te conviene más una CiU fuerte o una Esquerra fuerte? ¿Qué preferís en Madrid? ¿Qué quiere la Casa real?»… Eso sí, cualquier negociación que haya a partir de ahora solo pasará porque se celebre una consulta. Rajoy y Mas deben solucionar ahora cómo, cuándo y con qué fin se realiza. Si no, la victoria de ERC, presumiblemente, será más abultada en las próximas elecciones.

La hoja de ruta de Rajoy

Podríamos pensar que estas elecciones europeas son más importantes en clave española y catalana que no por lo que respecta al futuro de Europa. Y es que, dependiendo del resultado electoral (con la pugna PP-PSOE a nivel estatal y CiU-ERC a nivel catalán), se desencadenará una hoja de ruta u otra. Por lo que me explican fuentes del PP, la de Rajoy con respecto a Catalunya sería la siguiente:

1. El PP confía en ganar las auropeas, aunque sea por poco. Poco después de las elecciones, empezarán las ofertas al presidente de la Generalitat, Artur Mas: primero, una mejora de la financiación y, de algún modo, del autogobierno.

2. El PP negociaría en paralelo con el PSOE, que sigue apostando por una reforma de la Constitución. Los dos grandes partidos españoles podrían llegar a algún tipo de acuerdo con respecto a Catalunya y, también, referente a otras cuestiones de Estado, como las pensiones. Incluso Felipe González ha llegado a especular sobre un gobierno de concentración nacional. Los populares creen que se deben acometer grandes pactos en cuestiones muy sensibles. Su idea es cerrarlos con Alfredo Pérez Rubalcaba, que desgastaría su imagen ante el votante socialista y que, una vez concluidos estos acuerdos, daría paso a otro líder del PSOE, que abanderaría después la oposición hasta las próximas elecciones generales.

Consulta soberanista

Papeletas de la consulta soberanista.

3. A Rajoy le fastidiaron dos grandes cosas de Mas. Una, que se reuniera con él en la Moncloa y, acto seguido, el President convocara elecciones anticipadas porque no obtuvo el pacto fiscal (no le gustó, porque se lo hubiera dado si las condiciones económicas del país lo hubieran permitido, pero entonces la crisis estaba en su peor fase y, ahora, Rajoy ya se puede plantear la mejora de la financiación tras las elecciones europeas). El otro gesto que le sentó fatal a Rajoy fue que Mas anunciara, junto a sus socios parlamentarios, la pregunta y la fecha de la consulta. No se lo esperaba. Teniendo en cuenta todo esto, el presidente del Gobierno hará ofertas a Mas por fases. Lo que pasa es que el President deberá someter cualquier hipotético principio de acuerdo o propuesta de Rajoy a una consulta, ya sea por vía de referendo o con elecciones plebiscitarias.

4. Si ERC ganara a CiU en las próximas elecciones europeas, los populares confían en que la más que posible brecha que se abriría entre Convergència Democràtica de Catalunya y Unió Democràtica de Catalunya sea una señal para que Mas acepte una nueva negociación dentro de los parámetros del pacto fiscal, mejora del autogobierno y quizás algún tipo de retoque de la Constitución. El President ya ha anunciado que quiere retomar el diálogo con Rajoy y le ha pedido que «no obstruya» la ley de consultas catalana para evitar «un mayor conflicto». Mas hace un llamamiento a «no cerrar en falso» el encaje de Catalunya con el resto de España. La correlación de fuerzas ERC-CiU y cómo encaje la coalición CDC-UDC una hipotética derrota electoral en las europeas puede ser determinante para un acercamiento Moncloa-Palau de la Generalitat. Eso sí, lo que está claro es que los catalanes votarán sí o sí, ya sea en una consulta -Mas le pide a Rajoy que proponga él qué pregunta quiere, incluso sobre una reforma de la Constitución- o bien en unas elecciones catalanas en clave plebiscitaria.

Es así como la hoja de ruta de Rajoy empezará justo la noche del 25 de mayo, cuando se conozcan los resultados de las europeas.