Ayer noche estuve en el Palacio de Deportes de Madrid junto a otras 6.000 personas (según la organización, su capacidad máxima puede llegar a los 15.500 en un concierto), viendo el concierto de la gran diva australiana Kylie Minogue. Su gira Kiss Me Once Tour hace parada en Madrid y Barcelona estos días y los promotores nos han invitado a los medios de comunicación. Eso sí, en el segundo piso del recinto y en un lateral… vamos que, como se suele decir, en la tele se vería mejor.
La gente lo pasó genial y Kylie es una artista diez, es guapa, talentosa, tiene grandes canciones y una puesta en escena brutal, pero la verdad es que esta gira no me gusta: el escenario se queda bastante pobre, la escenografía muy limitada, los ocho bailarines, a excepción del que se marca un solo con ella en Slow… son muy random, el orden de las canciones raro, el vestuario diseñado por Dolce&Gabbana y Gaultier pasa bastante desapercibido… y así podríamos seguir un buen rato. Nada que ver con la anterior gira: Aphrodite.
Entiendo que estemos en época de crisis y que haya que recortar en muchas cosas, pero si te vendes como una grande, y no quieres parecer la eterna segundona de Madonna, cúrratelo un poquito más, y esto no va por ella, si no por todos los que trabajan detrás de la gran marca que es la señora Minogue.
Kylie, como artista, lo da todo sobre el escenario, y aunque en esta gira baila bastante poco, canta todos los temas en directo y lo hace muy bien, se gana al público dando rienda suelta a todo el español que le enseñó Andrés Velencoso en sus años como pareja, pero en ocasiones es tan cercana que parece que estemos más en una verbena de pueblo un 15 de agosto cualquiera, que en el concierto de a la que en la era ‘preBritney’ era conocida como «la princesa del pop».
Uno de esos momentos ha sido cuando un fan le ha pedido que le firmara un vinilo y ella ha accedido… en otro momento del show, otro fan (que venía desde Siria) le ha pedido una selfie y ella lo ha subido al escenario para que todos disfrutásemos de un espectáculo dantesco (pero en plan Leonardo Dantés).
El Palacio de los Deportes antes del concierto, para nada lleno (DAVEM).
El concierto me ha gustado, pero no era lo que me esperaba. Pensé que vería algo más colorido y con más coreografía, un espectáculo más elaborado, hecho con más mimo y con una Kylie Minogue que, tal y como suele ocurrir, brillase con luz propia.
Puede que esté siendo un poco duro con mi crítica, pero tras llegar a casa después de ver el concierto, ésta es la sensación que se me ha quedado en el cuerpo. También es verdad que aunque Kylie me parece una fantástica y completísima artista, su último disco, el primero desde que está en la compañía de Jay-Z, no me gusta demasiado.
fotos: twitter y Davem
KYLIE MINOGUE – Kiss Me Once Tour
-LO MEJOR: Que canta en directo y lo hace bastante bien, solo ha desafinado (anecdoticamente) una vez en su ‘eurovisivísima’ canción Your Disco Needs You.
-LO PEOR: La puesta en escena, el final del show y lo pobre que se queda esta gira para una artista de su nivel. ¡Ah! Y el pelucón de la Minogue. Es imposible que quepa tanto pelo en una cabeza humana.
-LA ANÉCDOTA: El fan sirio que se sube al escenario para hacerse una selfie con Kylie.
-VALORACIÓN: 6
-CONCLUSIÓN: Si tienes entrada para el concierto de Barcelona y no eres fan… puede que estés a tiempo de revenderla por Internet, aunque bien es verdad que, así en general, la gente que estuvo ayer en el concierto se lo pasó genial.
FOTOS: EFE/Alberto Martín