Mil historias de sexo y unas poquitas de amor Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Archivo de marzo, 2010

Operaciones de tetas para todas las niñas

Las empresas de estética, compañías que nos recuerdan cada día en vallas, prensa y televisión que aún estamos a tiempo de ser guapos, sanos y esbeltos si nos ponemos en sus manos, rizan el rizo.

He visto en la televisión un anunció en el que una niña empieza a decir que se sentía fatal porque no tenía pecho y que le daba vergüenza salir por la calle, porque nadie la miraba.

Pero que nada más cumplir los 18, le han salvado la vida -no lo dice así , pero casi-, porque la metieron en el quirófano, le pusieron una tetas estupendas y ya se atreve a salir por ahí, porque todo el mundo la mira: los hombres con ganas y las mujeres con envidia -esto tampoco lo dice, pero viéndole la cara seguro que lo está pensando-.

Vamos, que la niña está encantada con el trabajito que le han hecho; y sus padres, más, porque ya se encarga ella, en el spot, de meter por ahí lo comprensivos que son porque la han entendido y la han acompañado en todo el proceso, que también han pagado, claro. Pero eso es pecata minuta, están muy felices.

¡Lo que hay que ver! Con anuncios como estos y unos padres «tan comprensivos», ¿cómo no va querer que les regales unas tetas nuevas si aprueban el bachiller?

Eros y la serpiente

Un lector habitual del blog me ha escrito un correo sobre su gusto por una imagen erótica, que lo ha dejado embelesado, dice.

Querida Chapi:

Quiero contarte una experiencia personal que creo que es muy apropiada para el tema que tratas en tu blog.

Hace unas semanas asistí en Madrid a la exposición titulada “Lágrimas de Eros” en el Museo Thyssen-Bornemisza. Había muchas obras de arte realmente preciosas, que me encantaron, todas relacionadas como se ve por el título con el erostismo. Entre ellas una me pareció muy especial. Se trata de una fotografía en blanco y negro de Richard Avedon de 1981: Nastassja Kinski y la serpiente. En ella se ve a la joven actriz desnuda tumbada sobre el suelo con una serpiente enorme –debe de ser una pitón, o semejante- que se retuerce sobre su cuerpo, parece salir de entre sus piernas y acerca su cabeza y su finísima lengua al bellísimo rostro de Nastassja.

La primera impresión es amenazadora, uno diría que la serpiente quiere morder a la muchacha. Pero si uno se fija muy bien, en realidad, la serpiente contempla con lujuria la finísima piel femenina, parece incluso flotar sobre su hombro, como si quisiera evitar cualquier roce dañino. En el fondo, yo diría que la serpiente, al contrario de lo que solemos pensar, está hipnotizada por el gesto sereno, dulce y arrebatador de la chica, cuyo cuerpo rotundo es la encarnación misma del pecado. Justo lo contrario de lo que dice la Biblia.

Me compré la postal con esta fotografía y todos los días la contemplo embelesado durante algunos minutos.

Plantea cuestiones que a mí me parecen muy interesantes para comentar. Sobre todo las sensaciones que provoca uno de los elementos de la imagen. Las mías, muy diferentes, porque a mí, particularmente, me causa repugnancia. Y no es la chica, por supuesto.

Las mujeres con curvas pisan fuerte

Vuelven las mujeres con curvas. Menos mal, que ya está bien de tanta anoréxica de pasarela sin nada por delante ni por detrás para mirar, que diría uno que yo me sé.

Ayer ojeando un par de revistas leía que las mujeres con redondeces y curvas están de moda y que los modistos ya vuelven a pensar en ellas para sus colecciones.

Eso está por ver, porque cuesta pensar que desbanquen a las flaquísmas modelos que protagonizan los desfiles de hoy, aunque en otras pasarelas, las de la música, se lo llevan de calle mujeres redondas como Beyoncé, Rhianna o Shakira.

Al hilo, leo en esta web que la visión de una mujer con curvas produciría el mismo efecto en el cerebro de los hombres que el que experimentan al consumir alcohol u otras sustancias estupefacientes, según publica Live science. Los alucina.

Las curvas en la mujer se relacionan con la fertilidad y la salud en general, y tradicionalmente, y en todas las culturas, los hombres encuentran más sexis la figura de una mujer algo voluptuosa.

Algo así como el título de aquella película de Patricia Cardoso, Las mujeres de verdad tienen curvas.

Pues es justo lo contrario de lo que nos meten cada día por los ojos, un prototipo de mujer con pocas curvas y excesivamente delgada.