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Una conductora detiene a un policía por exceso de velocidad

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Claudia Castillo, una mujer estadounidense cambió los papeles cuando persiguió con su vehículo y después hizo parar a un policía de la ciudad de Miami que conducía su coche patrulla a una velocidad endiablada.

«La razón por la que lo he detenido y le he dado las luces es porque que iba a 90 millas por hora (145 km por hora) en una vía donde la limitación es 55«, dijo Castillo al agente de la policía (tras seguirlo a toda pastilla por varias calles), en una conversación que se puede ver en un vídeo que ya han visionado 500.000 personas. Lee el resto de la entrada »

Esta pistola no dispara, ¡¡¡vomita balas!!!

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No me gustan nada las armas, pero al ver este vídeo me he quedado impactado y muy frío al ver la potencia de fuego de esta pistola que podría haber diseñado el mismísimo diablo.

Este ingenio automático, no voy a decir el modelo (ver el vídeo), tiene la capacidad de disparar, más bien diría vomitar (por la velocidad), ¡¡¡1.200 balas por minuto!!! O-O Lee el resto de la entrada »

Muñecas hinchables para disminuir el exceso de velocidad de los conductores

Hace unos meses nos sorprendió la noticia del conductor que, con un maniquí como acompañante, quería librarse de las multas de tráfico por infringir una de las normas del carril Bus-VAO de la carretera A-6, en Madrid. La picaresca y el ingenio para saltarse a la torera las leyes no tienen parangón.

Ahora os traigo la historia de una jubilada china con mucho tiempo libre y con muy malas pulgas con los conductores enloquecidos que pasan cada día a toda velocidad por la puerta de su casa, en la localidad de Ningbo. Lin Chen, que así se llama la dulce ancianita, harta de que sus vecinos se saltaran los semáforos en rojo, ideó un plan infalible para que casi todos los vehículos  frenaran en seco: ¡¡¡Atar una muñeca hinchable al tronco de un árbol!!! Sí, amigos, una de esas que se pueden adquirir en cualquier sex-shop.

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Como la señora Chen debe ser un poco recatada, seguro que le pareció demasiado fuerte mostrar a la ‘explosiva muñeca’ sin ropa, así que la vistió con un conjunto muy sexy de lencería. Aunque parezca mentira, la curiosa treta ha obtenido el efecto deseado, y hasta la policía está asombrada ya que la cifra de accidentes se ha reducido drásticamente, según publica el Mirror Online.

Después de relataros ‘el curioso caso de la muñeca hinchable’, rondan por mi cabeza varias dudas:

–          ¿Cómo se ha podido reducir el número de accidentes? Debería ser todo lo contrario, a no ser que los chinos tengan un sexto sentido y pueden mirar como los camaleones a varios sitios a la vez sin despistarse. Yo, siendo sincero, seguro que me la pegaba.

–          ¿A qué dedica el tiempo la policía local de Ningbo? Me inclino por pensar que los agentes estén observando si algún conductor comete alguna infracción al pasar al lado de ‘la guapa señorita’, en vez de regular el tráfico de la concurrida avenida.

–          Y por último, no me imagino que podría suceder si en una de nuestras rotondas colocásemos estratégicamente una de estas muñecas. Quizás funcionaría mejor que un radar de control de velocidad.

Un radar ‘caza’ a un coche fúnebre que circulaba a 187 km/h

Ayer (¡Primera colleja del día! Me acaban de explicar que en Internet no hay que hacer menciones temporales de este tipo) vimos que un muchacho ha decidido inaugurar su vida profesional como espantapájaros humano y decíamos que no nos parecía una decisión acertada para un licenciado en Música e Inglés. Sin embargo, visto el estrés al que están sometidos algunos profesionales, ya no nos parece tan descabellado apostar por la paz del campo y los pájaros.

Un ejemplo flagrante de profesional estresado -quiero pensar eso, en vez de decir profesional impresentable-, es el conductor de una empresa de servicios funerarios que protagoniza nuestra información. Debe ser que el hombre llegaba tarde al evento en el que le esperaban, porque se le fue la mano. O mejor, se le fue el pie derecho, el del acelerador de su coche fúnebre.

A la altura del término municipal de Mozárbez, cerca de Salamanca, un radar móvil colocado en la Autovía de la Plata (A-66), ‘cazó’ a un vehículo que rebasaba con holgura la velocidad máxima permitida en este tipo de vía, que es de 120 km/h. El coche circulaba a 187 km/h, una velocidad en la que va poniendo en peligro su vida… y la de los infortunados que se crucen con él por la carretera.

Mi subconsciente me pide que sea condescendiente con el caballero, (aprovecho para colar una perla, a ver si lo ven los jefes, y cito a Concepción Arenal, una de las pioneras del feminismo en España, que decía «odia el delito y compadece al delincuente») y más aún teniendo en cuenta que hay un punto algo cómico en esta noticia, ya que el conductor no estaba al volante de un turismo convencional, sino de un furgón de servicios funerarios. Además de arrancarme una leve sonrisa, este dato agrava la historia, ya que la velocidad máxima permitida para este tipo de vehículos es de 90 km/h, menos de la mitad de la velocidad a la que circulaba.

Las causas por las que el conductor del coche fúnebre iba a esa velocidad no han trascendido, así que dejo a vuestra imaginación el motivo de tamaño despropósito. Se premiará con una ovación y un agradecimiento en el siguiente post la respuesta más ingeniosa.

Conducía a 178 km/h porque iba a «pillar con una chica»

Me parece que se está perdiendo la costumbre de sacar un pañuelo blanco por la ventana cuando en el coche va una mujer a punto de dar a luz. Yo lo he visto en películas de Paco Martínez Soria, pero creo que ya no está de moda. Ahora bien, creo que es el momento de instaurar un nuevo método para cuando vamos con prisa pero no hay una mujer encinta dentro de un coche: ¿que llegamos tarde al fútbol? Sacamos por la ventana la camiseta de Secretario o Bogarde. ¿Que nos esperan nuestros padres en casa con las croquetas y se van a enfriar? Sacamos un delantal de esos graciosos. Y, sobre todo… ¿que vamos a pillar con alguien? Pues ondeamos un tanga rojo (de chica o chico, según quien nos espere) y pisamos a fondo con la esperanza de que los coches se aparten.

Sí, ríanse, ríanse, pero si esto que os propongo lo hubiesemos oficializado ya nuestro amigo Zachary Ramirez se habría ahorrado un problema. El pobre fue detenido en un pueblo de Estados Unidos cuando circulaba a 178 km/h en una zona donde el máximo era 72 km/h y la única explicación que dio a la Policía fue: «Iba a tener sexo con una chica que me gusta…». Imagino que tenía la esperanza de enternecer a los agentes, pero no funcionó. La vida en Naperville, Illinois (EE UU), es dura.

Probablemente no funcionó porque eran las 2 de la mañana del sábado y los agentes, en lo último en que pensaban, era en tener marcha esa noche. O porque solo contemplan rebasar los límites de velocidad cuando vas a por unos donuts. A saber. Ya sabéis que eso de que la gente se lo quiera pasar bien mientras tú estás trabajando molesta a veces.

El caso es que Zachary, de 21 años, iba excitado por dentro y por fuera, y le costó caro. Según el sargento Gregg Bell, de la Policía de Naperville, «cuando fue detenido, un agente le preguntó a dónde iba tan deprisa» (una pregunta muy de película americana) y él respondió que iba a «acostarse con una chica que le gustaba». Me da que la última vez que pilló Zachary aún echaban El equipo A por la tele.

Al final la jugada le salió realmente mal al pobre Ramirez, porque no solo llegó tarde a su cita, sino que además empezó a acumular los cargos: conducción temeraria, exceso de velocidad, saltarse un stop, posesión de marihuana (llevaba un poco en el coche, supongo que por si encontraba tráfico y le tocaba volar)… en total, un mal rato y libertad bajo fianza tras apoquinar 1.500 euros.

¿Sabéis qué? Cada vez que alguien hace una de éstas yo les pediría a los agentes que le detienen que le hicieran escenas de Súper Maderos, como la de… miau, por ejemplo. ¡Qué peliculón!

PD: ¿Qué excusa habríais puesto vosotros? ¿Habríais dicho la verdad o habríais forzado con una explicación conmovedora?

Dos multas en cinco días… por idiota

Estoy indignado conmigo mismo. Con la miseria que gano y en cinco días le han clavado al ‘Juaco’ (mi Ford Sierra) dos multas de 90 euros por exceso de velocidad. Vuestro becario es el único imbécil capaz de perder 30.000 ‘pelas’ por ir a 74 y 76 km/h, respectivamente, en una zona de la carretera de Extremadura (al salir del túnel de la M-30) en la que el tope es de 70.

Pero es que me siento aún más tonto cuando un colega me dice que si me hubiese puesto en el carril de al lado no me hubiesen multado. Es que manda huevos. Sólo a mí pueden multarme por sobrepasar el límite en 4 km/h e ir por el carril equivocado… dos veces, la misma semana y en el mismo sitio.

Y yo soy muy de leyes, así que me fastidio y pago. Por poco, pero me he pasado. Las normas están para cumplirse, y más cuando son por el bien común. Eso sí, igual que yo cumplo, también me gustaría ver sanciones más amplias para los que se creen los dueños de la calzada, esos que hacen lo que quieren, nunca se llevan multa (o al menos eso dicen) y se descojonan de ti cuando te la ponen.

Desde aquí, denuncio a:

Los que te vienen dando las luces largas desde lejos (como un toro: si no te quitas, te zumban. Ni les tosas).

Los que ‘te huelen los pedos’. Se pegan a tu culo molestándote hasta que te apartas (aunque tengas un coche a la derecha). No ven el peligro.

Aquellos que te pitan cuando el semáforo se pone en verde (por si no lo has visto, ellos te avisan; no les importa insistir).

Esos que no pueden esperar a que aparques y pasan en cuanto hay un hueco.

Los que te hacen aspavientos intimidatorios (se les salen los ojos de las cuencas y… mejor no leerles los labios).

Los imbéciles que se ponen delante de ti y frenan, provocandote, porque antes tú ibas más lento que ellos.

Los que, cuando estás cruzando por un paso de peatones, siguen adelante hasta casi rozarte para que te des prisa.

Esos pocos conductores de autobús que te apabullan metiendo chapa hasta que, o frenas, o te metes debajo.

Algunos taxistas que te llevan con los huevecillos de corbata, acelerando y apurando al máximo (no lo entiendo).

Nunca deberían conducir…

Los que me adelantan al doble de velocidad de la que llevo yo (a veces tiembla hasta el coche).

Los que van bebidos (aunque sea sólo «una copita»).

La gente que va fumando ‘petardos’ en el coche.

También me molestan…

Los que queman las ‘ruedas’ al arrancar…

Los que llevan las ventanillas bajadas y la música a tope.

Las miradas desafiantes combinadas con morritos-malotes.

PD: A ver si alguien puede ayudarme: ¿Se pueden recurrir? Es que me pueden venir más, porque como te las mandan un mes más tarde…

PD2: Ahora sí, podéis llamarme gilipollas.