Entradas etiquetadas como ‘tenedor’

Broma macabra: hace creer a su hijo que se ha atravesado la lengua con un tenedor y el pobre casi se desmaya

Margie Rogers recurrió a TikTok para compartir la reacción de su hijo con una broma muy macabra que grabó en un impactante vídeo. La pieza ha sido visionada más de 1.400.000 veces y los usuarios de esta red social no dejan de compartirla.

Margie publica regularmente vídeos caseros haciendo bromas a sus hijos, donde es conocida como @bornonthird, y su clip más reciente ha dejado a miles de personas atónitas, anonadadas, ojipláticas… Lee el resto de la entrada »

Si te faltan los cubiertos para comer, tu móvil puede ser un perfecto sustituto

La reducción de los residuos plásticos que generamos parece, por fin, haber entrado en la agenda urgente de los países más poderosos del planeta o casi. Y seguro que os preguntáis, ¿qué tiene que ver esto con unos cubiertos olvidados? Mucho, mis queridos lectores.

Los platos, cucharas, cuchillos y tenedores desechables están en la lista negra de productos derivados del petróleo, por ser un peligro medioambiental. Por esta razón, una ‘mente preclara’ ha realizado la simbiosis perfecta entre el móvil, un dispositivo que llevamos casi todos encima, y la cubertería fina. O-O Lee el resto de la entrada »

Cómo obtener queso mozzarella de una fotocopiadora

Muchos de vosotros me habláis de cuando fuisteis becarios, de vuestros actuales súbditos y de anécdotas de amigos vuestros que fueron o son becarios. Por ello creo una sección en homenaje a todos esos becarios que, como yo, han metido la pata alguna vez.

La primera historia es de una compañera de Fergie, fiel seguidora del blog que convenció a la protagonista para que me la enviara por correo.

Malditas fotocopias…

«Yo era una de esas becarias que sustituían a un trabajador, es decir, que de beca nada, porque yo era una trabajadora más, con mísero sueldo eso sí. Además, por ser becaria, se me encomendaban las tareas más coñazo.

Una tarde llovía a cántaros y me dice el director de la empresa que a ver si puedo ir a la reprografía (a dos calles de la oficina) a sacarle unas transparencias para una reunión que tiene al día siguiente con otra empresa.

Yo le digo que sí, claro. Pero mientras me estoy poniendo el abrigo miro hacia la fotocopiadora-fax-escaner-impresora de la oficina y pienso… a lo mejor me puedo ahorrar un viaje… si meto papel transparente donde los folios, seguro que me saldrán transparencias.

¡A imprimir!

Me puse a buscar papel transparente por los armarios de material y lo encontré. Bueno yo creía que eso era lo mismo que papel para transparencias, pero en realidad era la carátula transparente con la que se encuaderna (mucho más gordo). Total, que puse cuatro hojas de ésas donde van los folios y… ¡A IMPRIMIR!

Todo iba fenomenal hasta que la máquina empezó a pitar. Oh, oh… ¡Un atasco!!! Bueno, será lo de siempre, pensé. Menuda sorpresa me llevé cuando me puse a abrir todas las compuertas de la fotocopiadora-fax-escaner-impresora: ¡DIOOOOSSSS! ¡¡¡Era como queso mozzarella fundido!!!

¡Necesitamos una solución!

Al ver mi cara, uno a uno, empezaron a venir todos los compañeros, entre sollozos y risitas nerviosas intenté explicarles lo que había pasado y ellos daban ideas para que la pobre becaria no se la cargase.

Esperamos a que se enfriase el plástico fundido y lo fuimos sacando poco a poco. A un lumbreras se le ocurrió que podíamos usar un tenedor para limpiar los restos de plástico entre la maquinaria. Así que entre cuatro cogimos un tenedor cada uno y nos pusimos a raspar. En un momento dado se oyó un chasquido y un trozo de plástico duro (una pieza de la impresora) salió por los aires.

Luego hicimos pruebas y aquella fotocopiadora-fax-escaner-impresora nunca jamás volvió a funcionar. Cuando vino el técnico nos dijo que había que sustituir dos piezas (valían una pasta) y no entendía como podía haberse dañado una de ellas. Yo creo que si se hubiese fijado habría visto las marcas del tenedor.

En fin, que no me ahorré el viaje a la reprografía y encima me llevé un buen susto. Lo único bueno es que el director nunca se enteró de qué había pasado.