Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Ni corro ni no corro, sino todo lo contrario

Ayer hube de contentarme con contemplar a una manada gigantesca de corredores. Lo de participar de sus entrenamientos, pues es relativo. Salir con ellos, salí en una estupenda sesión y horrendas sensaciones de una edición más de las Tapias de Lloz. ¿El calor?, no. La falta de forma. Ya digo que ver a 50 o 60 personas corriendo en manada le quita los males a uno.

El amigo Lloz, tenia programada una pirámide tru(n)cada consistente en subir rodando al mítico bosque de la Casa de Campo -un rectángulo de 2000m de perímetro donde han entrenado los mejores atletas españoles de los últimos 50 años- y hacerle unas cuantas pasadas por ambos lados: 3000+2000+1000. Personalmente hacía tanto tiempo que no me sentaban tan bien las cervezas del ‘post-tapia’ y que no me sentía tan mal haciendo ritmos rápidos. Y es que estoy hecho un madero. El 3k en 12.48, el 2k en 8.44 y bajonazo de ritmo a los 500m del 1k, por querer salir con los que habían terminado el 2k un minuto antes y sin recuperar, con el consiguiente amago de sofoco, retortijón y bocasangre. Y poco más de contar de esto del entrenar. No sé como alguno sois capaz de mantener un blog con tan poco substanciosa información. Eso sí, las risas y el conocer a los corredores, ya de parado, comiendo y bebiendo, es parte del aprendizaje de la vida.

Ay, que estamos viejunos (y cebones).

Ah, la post-tapia, pues ideal. Las trufas, mundiales, pero la tortilla de Guille fue interplanetaria.

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