Cuando yo era pequeño, dicho esto sin ánimo de que algunos os sintáis mayores, había una colección de grandes tebeos donde se agrupaban los mortadelos, sir tim o’theo, etc. Eran los Ases del Humor. Con el tiempo uno va olvidando esas lecturas, pero tu fijate tu (sic) que luego llega internet y los literatos aficionados se lanzan en tropel a escribir y va uno y se topa de bruces con auténticos ases del humor a la sombra.
Todo esto viene por que el otro día leí la entrada más desternillante de blog alguno jamás escrito. Ya por aquel lejano año 2000 sus escrituras eran lo mejor del foro de ‘elatleta’. Luego se difuminó, por lo del trato con las gentes y propios aliños. Y, en esto, aparecieron los blogs, las bitácoras. Esa colección de queridodiarios vieron parir una versión mejorada y ampliada (a lo ancho, de banda) de un amigo: Garbanzito. El diario de la Vil Canalla. Sólo de sus dedos emporrichados, entumecidos por el uso demasiado prieto de un reloj casio que le atenaza la circulación de la muñeca, pordía haber salido una entrada que contiene:
El colmo de la globería fue lo de las zapatillas. ¡Qué nadie mueva un músculo, qué nadie se ría!, ni siquiera una pequeña mueca con los labios. Tenía, digo tenía pues se quedaron en la meta de la media de San Javier, digo, tenía unas Mizuno revolver muy bonicas que me habían acompañado en mis últimas giras plagadas de éxitos.
Cuando leáis sus bestiales relatos, comprenderéis que a uno se le hincha el ego al contar entre los amigotes con el amigo Garban.
Creo que he visto alguno, en reediciones, en la sección de ofertas de la Casa del Libro (c/ de La Salud, cerca de la tienda de Gran Vía). De viejo, en la Cuesta de Moyano.
Yo llegué a ver el final de TBO y hace algún tiempo que compré una selcción de «Los Grandes Inventos de TBO». Muy recomendable.
Apunto a Garbancito en el lector RSS.
19 noviembre 2008 | 11:15