A 1.13 el gasoil y a 1.13 el Indice Carneburro

Y es que las matemáticas y la astronomía se ponen de acuerdo para lanzar las azagayas de entretenimiento absurdo. Desde el comienzo del conocimiento humano, los números, la cabalística, la determinación de que a un número le corresponde un destino (o un nombre o un color) traen de cabeza a desocupados, supersticiosos, crédulos, infieles y -ahora- tachán, a los seguidores de la ciencia maratoniana. El número coincide, nos embelesa, nos agrada aceptar fenómenos matemáticos más misteriosos, como la serie del crecimiento natural de Fibonacci, o la ley de distancias entre planetas de Bode, y una multitud de otras series y constantes. Y ahora coincide con el precio del gasoil. ¡Ah!. ¡Ley!.

Que decía yo hace un rato para mis adentros de recalcular aquello del número de maratones respecto de la edad. Hace unas semanas soltaba aquí un vaso de aceite de engrasar el coche, lleno de resbaladizas trampas que os mantuvieron muy activos hasta la entrada de la noche. Bien. Pues en esta media hora larga en la que me he declarado en parón intelectual pero no laboral (¿o es al revés?), he dividido. He calculado. He esquivado un par de veces a una mosca que revolotea por delante de la pantalla de mi ordenador y me he liado a indizazos con las teclas de una calculadora, muy maja ella, que me dejó mi jefe -muy majo él- para la facturación. Sosténganse vuecencias que ya me callo:

42/37=1.13

¿No es fabuloso?, ¿no se os cae la baba al contemplar, patidifusos, cómo en tiempo real os estoy contando mi media tarde, ahora que caen ya las 16:43 en este esquinazo derecho inferior donde se acumulan iconos preciosos pero carentes de alma, el sobrecito del outlook, la antenita de la wireless, la conexión al servidor de VPN?, en fin, este marasmo de símbolos que me miran con ojos pitañosos y entrecerrados (es que está entrando el sol de medio lado a la pantalla) y que me dicen, «spanjaaard, que te quedas cuajarón!». Lo que no sé es qué os ha impelido a seguir leyendo hasta aquí. Supongo que un cambio de argumento, por fin alguna noticia útil en este mundo de carreras, globos guía, de mi colega veraniego intentando la cábala de 100 días seguidos saliendo a correr… (16:46, hay que ver lo deprisa que corre esto, más que mis dedos sobre este pastel negro con coco rallado llamado teclado, el keyboard que dice Marieta, mi compañera venezolana).

Pero quiá, sólo divisiones, números, un cuarto de hora echado a la Red para ser pasto de ese implacable contador, el olvido. Y, entre medias, me ha dado tiempo a hablar con mi delegado de Barcelona. Red de Redes.

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