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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

De mayor quiero ser Pepo

Una fuente anónima se lo comentaba el Sábado a este quien os escribe estas tonterías. Andaba yo mirando si dejaba de llover o no, que finalmente dejó y me puse de salpicaduras hasta las orejas en unos bonitos 50 minutos postcatarrales, y mientras enredaba por la cocina, eso:

Es lo más parecido al Padrino que conozco. De mayor quiero ser como él.

Y es que el tío Pepo tiene tres y la bailaera, como dice mi suegra. Su historia se resume en un pasado glorioso, un presente fructífero y un manojo de habilidades entre las que andan: vivir la vida, preocuparse lo justo por las minucias, que peor las hemos pasado, y -por encima de todo- dejar de pensar en imposibles. «Che, no me seas flojo y piénsatelo», remata mientras sonríe hacia un lado y te mira a los ojos y llega el momento de reconocer que has caido en la red.

Digna de ser llevada al cine en tanto no se le ocurra a él mismo hacerlo, su historia engancha. Del golferío al sobrepeso, de una cenorra a unos 101km por montañas, de la relatividad del esfuerzo al sobrepeso relativo, ahora ya desmontado el mito de quién se arrastra y quién simplemente se desplaza más despacio, pasando siempre todo por el rebozado de las ganas de merendarse el planeta, en escasos cinco años se ha bufado un par de docenas de maratones en calle, carretera o montaña, incluyendo ultramaratones, maratones en ironman (donde también ha debutado), maratones haciendo magia y, no sé yo, si maratones enológicos y triperos. Le falta patentar tres cosas -su vida no va a ser perfecta- tales como maratones delante de un novillo, maratones marineros y maratones de farra o farratones. Pero si no le sale chufa, lo hará.

Y es que ahí radica su gasoil. ¿De dónde sacará, no tiempo o ganas, sino energías para apuntarse a tantas cosas? Es cruzar una brisa su mente y ya tiene tres lazos tirados. Si fuera pulpo sería el Nautilus. Si torero, dos cuadrillas. Si gaucho, habría anudado mil acres. Así que, a la que esperas contarle alguna proposición, mientras llegas, el ha dado tres giros a la plaza y te contraataca con que «si tú haces eso pero así y asao…«. Ya puedes darte por muerto. Solo así se entiende que este fin de semana haya pasado de asimilar una aventura como una placentera burrada a temer por mis meninges. Es más larga, es más atrevida, es más cafre. Es que me ha propuesto algo que, como viene siendo habitual, no se puede rechazar. Haga usted amigos para toda la vida para esto. Un abrazo, golfo.

5 comentarios

  1. Dice ser runner48

    Huassss todo un tipo!!!

    04 febrero 2008 | 12:30

  2. Dice ser sylvie

    Un tío grande, valiente, atrevido y alegre donde los haya…de esos a los que miras, lees o escuchas y piensas que no hay absolutamente nada imposible…
    Yo también quiero ser de mayor como Pepo…pero hasta haciendo magia!!!
    (que en el maratón de sevilla me adivinó el código secreto de mi tarjeta de crédito y sigo sin entender cómo).

    ¿en qué se habrá metido ahora?…¿no nos lo vas a contar?

    besitos.

    04 febrero 2008 | 17:52

  3. Dice ser cabesc

    Miedo me da lo de Pepo, huele a Gin-tonic y más que no se podrá olvidar jamás 😉

    04 febrero 2008 | 21:36

  4. Dice ser wild runner

    Si hasta tú estás medio asustado la cosa tiene que tener muuucha tela. Ya nos contarás 😉

    04 febrero 2008 | 21:50

  5. Dice ser magopepo

    Coño, se despista uno un día y resulta que le están sacando los colores en público. Gracias, Luisillo y amigos, por los amables comentarios. No por inmerecidos se agradecen menos.

    Cabesc, no te preocupes, se trata sólo de añadir cuarenta o cincuenta kilómetros el último día. Tú tranquilo, un perdido no va a menos.

    Ilusionados saludos.

    05 febrero 2008 | 22:41

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