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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Perderse en la montaña es muy relativo

Ayer andábamos tras casi cuatro horas perdidos por la montaña. Relativamente, por supuesto. Pero el hilo de los hechos indicaba que era más bien así. Tras arrancar de Segovia por un camino equivocado, la neblina y el agua nos empujaría a un carril bici que nos diera más comodidad para avanzar. La idea era remontar la sierra segoviana y convertir los 50km que hay entre Segovia y Villalba en una excursión. La nieve y la niebla, ya a partir de Valsaín y con bastante tiempo perdido, pusieron en su sitio a 4 aprendices de aventureros y nos sacaron de huella a partir de los 1500m de altitud.

La nevada era tan reciente que únicamente había unas pisadas de montañeros. Luego vimos que eran cuatro. Nos salimos con la inseguridad que da no reconocer el paisaje cuando todo está blanco y con niebla, y tiramos recto en una plataforma que, evidentemente y cada vez más, no era la pista que nos debía subir a la Fuenfría. Esta excursión de domingueros, sin nieve y con sol, es un paseo evidente. Cuando ni los chacales asoman, es un tramo complicado. Subiendo claramente fuera de pista, pero subiendo al fin y al cabo, estábamos empezando a perdernos. Contra la lógica, cuatro corredores sin baston ni botas ni guetres ni grandes mochilas. Calzado de correr, mallas largas y mochilitas de ataque o riñoneras ultra con una capacidad de transporte limitada.

La confianza en saber manejar un mapa, la brújula, la capacidad de estar durante horas caminando y corriendo, nos llevaron ladera nevada abajo hasta la Fuente de la Reina. De nuevo en ruta, con un metro de nieve pero, al fin y al cabo, en terreno conocido. Cuestión de paciencia, pues, dado que habíamos mantenido calma, energías y conocimiento del medio (tirar siempre hacia arriba haría que coronáramos en algún punto de nuestro conocido sector entre Navacerrada y Fuenfría). Cuando analizaba en caliente el tema, hoy ya vestido, reposado y desayunado, y ojeaba un tremendo artículo del dominical de El Pais sobre las miserias de Sierra Leona y los lugares olvidados del planeta y otro sobre bombardeos de poblaciones con gas mostaza y …. comprendía que nadie se pierde realmente en la montaña en España ni en Europa. Merodeamos los alrededores de areas urbanas repletas de medios de rescate, referencias, gente que circula por carreteras y tranquilos refugios de un mundo civilizado y con posibles. Si ayer hubiéramos tenido que atravesar entre niebla y nevada montañas del Pamir o de Afganistan, te aseguro que sí habría sido para contarlo. Hoy apenas quedan las huellas de 5 horas y media de machaque. En el otro caso habrían quedado huellas más hondas.

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