Normalmente hago chascarrillos con mis fallos, pero esta vez no tengo el cuerpo para bromas. No es un ataque de dignidad, ni mucho menos, es que me han echado una bronca de pelotas. De hecho creo que se me han quemado las cejas por culpa del fuego que salía de la boca de mis jefes. No era para menos, la verdad.

La gente de Barcelona hizo este martes una noticia sobre la explosión de un artefacto casero en una oficina de la Seguridad Social. No había foto del suceso y me preguntaron si habría por ahí alguna foto de recurso, así que, a toda leche y, aunque suene obvio, sin pensar, cogí la primera cosa que vi. Dramático. Aún no me explico cómo pude ser capaz.

Mis amigos de ‘malatarde’, hábiles e igual de mamoncetes que yo, no tardaron en verlo y publicaron el error inventando una conversación, bastante cachonda, la verdad, entre becarios. La cosa no fue así porque hice como Juan Palomo, pero no sé muy bien que me pasó, incluso no descarto que en mi mente se cruzaran pensamientos parecidos. Bien visto, las cosas como son.

Por si no tuviese bastante, el drama se agrandó hasta límites insospechados cuando entré en ‘Menéame’ en busca de temillas frescos que pudieran servirme para el blog. Maldita la hora. Allí estaba mi cagada y ya llevaba casi 400 meneos. La madre que me parió. No me siento con fuerzas para describir lo que sentí al verlo, así que sólo diré que tuve que ir al baño a un ritmo superior al trote.

PD: En serio, pido disculpas por el error. Actué sin pensar y pagásteis vosotros.

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