La carrera hacia las elecciones catalanas del 25N

Archivo de diciembre, 2012

El ‘independentista’ Wert

Los resultados del 25N habían puesto en el congelador la idea de convocar un referéndum, ya que algunos partidos catalanes que habían apostado por el derecho a decidir, en los últimos días, ya habían expresado que no eran su prioridad. Ese divorcio entre las formaciones a favor de una consulta se puede volver a convertir en matrimonio gracias a Wert, el ministro de Educación, y su borrador de la ley para relegar el catalán en la enseñanza en Catalunya a una asignatura meramente optativa. O sea: lo que las urnas separararon, Wert ha vuelto a unir.

Tanto es así que, en estos momentos, Artur Mas y cía deben de estar pensando: «Gracias, Wert, por dar aire otra vez al soberanismo». Y, a las pruebas me remito. Primero, tanto el PSC como ICV, dos de los partidos que apostaban por el derecho a decidir antes del 25N, pero que en los últimos días lo habían dejado en un segundo plano, ya han pedido un frente común catalán contra lo que la consellera de Educació tildó del «mayor ataque contra el catalán desde 1978».

Segundo, las bajas en Unió Democràtica de Catalunya -el ala menos soberanista de CiU- continúan. Y no sólo eso, sino que, si bien la mayoría han solicitado ingresar en Convergència Democràtica de Catalunya -el ala más soberanista de CiU-, ya los hay que están cortejando a ERC.

Tercero, Mas y Duran i Lleida, los dos líderes de CiU que parecían un poco distanciados después del 25N por la cuestión del soberanismo, han hablado antes de la reunión del Govern y han querido transmitir a la opinión pública que ERC es su único aliado y que apuestan «firmemente» por una consulta de autodeterminación «legal» en esta próxima legislatura. Por lo tanto, han querido cerrar filas en torno a la idea soberanista que llevó a CiU a las elecciones.

Cuarto, por primera vez, Oriol Junqueras -líder de Esquerra Republicana de Catalunya- ha hablado de formar un gobierno de coalición con CiU para garantizar de esta manera que el Govern tendrá más fuerza para tirar adelante la convocatoria de un referéndum de autodeterminación.

Quinto. Desde la noche electoral se habían hecho dos propuestas desde el PSC e ICV para celebrar dos cumbres políticas: una sobre la crisis, con agentes sociales; y otra sobre los desahucios, con la presencia de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Pues bien, la primera cumbre que se va a celebrar ahora es para «hacer frente común» para defender la lengua catalana del «ataque» de la ley Wert.

En resumen, si sumamos estas cinco consecuencias directas que ha acarreado en un solo día el borrador de la ley Wert, podemos decir que el ministro de Educación, el mismo que quería (y parece que quiere) «españolizar a los alumnos catalanes», se ha convertido en el mayor de los independentistas.

Gracias a él, ahora ya no sólo se habla desde el soberanismo catalán de «expolio fiscal», sino también de «expolio cultural». Si Rajoy quería acercarse a CiU a través de UDC y poner sobre la mesa la negociación de una nueva financiación para Catalunya -que nunca sería el pacto fiscal de Mas- lo primero que debería ir pensando, quizás, es si le conviene o no tener en su Gobierno a un ministro que da alas al independentismo.

 

Del ‘Torpedo Müller’ al ‘Torpedo Wert’

Mientras los culés están pendientes de si Messi supera el récord goleador del Torpedo Müller, en Catalunya acaba de impactar otro Torpedo Wert, que puede acabar de sacudir aún más la agitada vida política. El nuevo borrador de la nueva ley para mejorar la calidad de la educación prevé que el catalán pase de ser una materia troncal en las escuelas a quedar relegada a la cuarta lengua, por detrás del castellano y de dos lenguas extranjeras.

El Govern ya ha calificado esta normativa del «mayor ataque contra la lengua catalana desde 1978», es decir, hasta que estaba prohibida. Lo políticamente significativo es que, además, este texto ha sido presentado a la Generalitat un día antes de la reunión de consejeros de educación en Madrid para discutir esta ley con el ministro. Según la consellera de Educació de la Generalitat, Irene Rigau, el Ministerio «escondió» deliberadamente estos cambios para que no salieran a la luz durante la campaña electoral catalana.

No hay duda de que una ley de este tipo «rompe» el actual sistema educativo catalán y toca la fibra de los más soberanistas, ya que cualquier ataque a la cultura catalana supone incrementar los votos independentistas. Un ejemplo, si la manifestación de la Diada fue tan multitidinaria fue, entre otras cosas, por los últimos «ataques», según las expresiones que hace servir Rigau, contra el catalán después del pasado verano.

Este Torpedo Wert llega en un momento en que el Gobierno español se siente fuerte por los resultados electorales del 25N, donde el PP creció ligeramente en Catalunya y CiU no consiguió la mayoría absoluta. Pero, esta estrategia de torpedear el catalán les puede salir otra vez rana si no miden muy bien sus movimientos. Por un lado, los populares se han intentado acercar a CiU por su lado más de derechas, es decir, llamando a la puerta de UDC y de Josep Antoni Duran i Lleida.

Esto ya se ha traducido en la decisión de varios militantes democristianos de abandonar el partido y pasar, mayoritariamente, a engrosar las filas de CDC, el otro socio de la coalición nacionalista. La razón es que consideran que Duran i Lleida ya ha renegado del objetivo soberanista del referéndum. Que el alcalde de Vic, Josep Maria Vila d’Abadal, líder de los municipios independentistas, haya dejado UDC no es más que la constatación de una crónica de una separación (o mejor dicho, desUnión) anunciada ya hace meses. De todos es sabido que chocaba (muy) mucho con los planteamientos de Duran i Lleida.

Lo cierto es que, si uno mira hacia atrás, se puede preguntar: ¿Qué hubiera pasado si se hubiera filtrado el borrador de la nueva ley Wert que relega el catalán en plena campaña electoral? ¿Y qué hubiera sucedido si hubiera estallado el caso Mercurio de presunta corrupción en ayuntamientos del PSC en plena contienda electoral? La campaña fue movida, de eso no hay duda, pero esta postcampaña está, sin duda, a la altura, porque cada vez que alguien grita «arriba el periscopio» explota un nuevo torpedo. El de Wert, sin duda, lo único que va a hacer es facilitar un acuerdo más rápido y cómodo entre Artur Mas y Oriol Junqueras o, lo que es lo mismo, entre CiU y ERC.

 

 

 

 

CiU, ERC y PSC, hermanos… hasta que se demuestre lo contrario

Eso que se dice de  «o estás conmigo o contra mí» es muy típico de la política, pero, no solo dentro de la disputa del poder entre partidos diferentes, sino por las guerras internas que se viven en las formaciones políticas. Hemos tenido varios ejemplos recientes en Francia, pero no hace falta ir muy lejos para darnos cuenta que aquí también se han dado, se dan y se darán estas situaciones.

Fijémonos, por ejemplo, en los partidos catalanes. Se puede decir que el PSC vivió un semiproceso de renovación después de la debacle electoral de 2010, pero, ahora, le toca acabar de matizar algunos asuntos pendientes. No tenemos que olvidar las voces disidentes, como la del exconseller de la Generalitat, Ernest Maragall, y otros.

El PSC aún es un partido en vías de estabilización, sobre todo, con respecto a casar a su ala más catalanista con su ala más regionalista, por decirlo de alguna manera. Lo inesperado de la pérdida de diputados de las elecciones pasadas del 25N es que, curiosamente, el PSC ha quedado en una posición fuerte en el Parlament. Lo digo porque está en el centro del debate político para la gobernabilidad de Catalunya, ya que CiU solo se ha referido al PSC y a ERC como sus dos posibles aliados. Si los socialistas no aprovechan esta ocasión para resolver sus debates internos, ya no lo podrán hacer nunca.

Por su parte, tenemos a ERC, que, por suerte y a diferencia del PSC, disfrutará de una posición fuerte en el nuevo Parlament con los deberes internos ya hechos, ya que, después de las etapas de Josep Lluis Carod Rovira y de Joan Puigcercós, ahora, los cuadros del partido están renovados y Oriol Junqueras puede liderarlo sin resquicios ni dudas.

Otro caso diferente es CiU. La coalición nacionalista parece que ha quedado más tocada a nivel interno de lo que quieren hacer ver públicamente sus dos líderes, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida.

Mientras el primero envía una carta a sus militantes de Convergència Democràtica de Catalunya animándoles y asegurándoles que se celebrará el referéndum de autodeterminación; el segundo, como jefe de filas de Unió Democràtica de Catalunya, no para de flirtear con el PP y de lanzar mensajes que contradicen el discurso de Mas. Un poco lo que ya pasó en la campaña y que acabó pasándole factura a CiU.

Por lo tanto, dentro de los partidos todos son hermanos… hasta que se demuestre lo contrario. Aunque, más bien, pensándolo mejor, la frase sería más correcta si dijéramos que todos son hermanos… siempre que les vaya bien. En general en política, la sombra de Caín y Abel es omnipresente y, a veces, algunos parece que se entienden, simplemente, porque están condenados a entenderse.