Empiezan a surgir aquí y allá los paranoides que desean saber si realmente existe un recorrido ya diseñado o si se improvisará, como tantas otras facetas de esta basura de maratón. Ah, incrédulas miasmas pluricelulares. Existe, claro. Marchando una de breve explicación y de amplio despliegue fotográfico.
Salida. Foto tomada por los amigos del coche con la cámara en ristre. ¿Robadas de la Unidad de Movilidad de la Policía Local? No, de google street view. De ahí se girará hacia la Terminal T-4 donde podéis embarcar hacia algún destino lejano.
Caso de que alguno tenga familiares enterrados en el cementerio viejo de Barajas, podrá satisfacer sus necesidades espirituales. No como los taxistas que satisfacen las mingitorias allende la calleja.
Ir, venir, qué mas da. El asunto es la recuperación de la esencia de calles sin arcén, polígonos sin terminar, promociones de vivienda sobrediseñadas, terrenos huecos, jardines como escombreras y sendas que dan a los falos inmensos de Madrid. Digamos que esto sería el km 12 o 13, donde asaltaremos una vivienda y procuraremos no encontrar nadie que dé cuenta del allanamiento de la nevera.
Brincaremos como maleantes por un par de pasarelas y pondremos pies en polvorosa hacia esa bella y apelotonada sección de la ciudad llamado Caniyejas. Quizá visitemos el monumento a Jose Cano, quizá -snif- veamos las lágrimas y las gotas de sudor de aquellos corredores que se amotinaban en 1984 contra la prueba y montaban la de dios.
Industria, polígono, crecimiento y las ínfulas de los empresarios matritenses nos acompañarán hasta el avituallamiento del km 26, aproximadamente. El año pasado triunfó el Bar Castilla, enfrente del campo del Rayo. Este año atacaremos en el Bar de los Bocatas. En Alcalá con García Noblejas. Foto.
Una ronda de cementerio (2ª parte, tema central de la ciudad que muere, como el maratón) y paso por los pinares de la Elipa para llenarnos de pinchos, zarzas, raspones y torcernos algún tobillo. Será nuestra puerta de entrada a la almendra central de la ciudad de Esperanza Aguirre, de Butragueño, de los Ultrasur y del Tigre de Chamberí.
Bello, ¿eh?. Pues para no ser menos que otros, y adelantarnos a ese sicalíptico comité organizador de eventos olímpicos para Madrid, nosotros pasaremos antes de terminar por el Retiro. Sí, por su tapia llena de las viejas meadas de cuantos partíamos en la calle Menéndez Pelayo en aquellos Mapomas de los años 80 y 90. Retiro abajo, a oscuras, claro, esquivando mierdas de perro o bordillos mal colocados, saldremos triunfantes a Atocha para subir por lo mejor del Madrid’Art a nuestra clásica meta. La Plaza Mayor. La peor Plaza Mayor de Madrid. L(p)PMM.
No se, no se. La parte que yo conozco tiene vallas y arroyos, pero vosotros sois grandes y podréis con todo. Se trata de una maratón o de una carrera de obstáculos.
Y como se entere el faraón de tu propuesta, lo mismo hasta se hace realidad.
Saludos, Luis
05 noviembre 2009 | 21:57
Eso es un recorrido fotográfico, sí señor. Si volvéis a pasar por la Cuesta de los Ciegos avisad que salgo a animaros. 🙂
06 noviembre 2009 | 00:08
Nay, this year we cruise from NE to downtown.
06 noviembre 2009 | 07:11
Para que vamos a hacer promesas e incumplirlas. Siempre resulta fácil decir «iré», pero luego hay que cumplir, o eso intento yo. Al final quizá vayas solo este año o quizá tan solo como el año pasado en el metro de La Granja.
No me atrevo a darte las gracias por mantener el lugar de la meta, porque quizá lo acabes considerando un gesto con los corredores (o el corredor), pero me parece un acierto, lo demás no tiene importancia. Esta carrera acabará siendo algo grande.
08 noviembre 2009 | 14:09