Libertad, igualdad y fraternidad

Una imagen que ha dado la vuelta al mundo del ataque de Niza: una muñeca en el suelo al lado de una víctima / 20Minutos

Una imagen dantesca. Esto es lo que se encontró Laura Fontanili cuando llegó ayer al sitio del ataque en Niza, donde un hombre arroyó a una multitud en el paseo de los Ingleses o Marítimo de Niza. Una multitud de personas había acudido a la playa a ver los fuegos artificiales para conmemorar el 14 de julio, el día Nacional de Francia. Al final del espectáculo, cuando la gente se marchaba un hombre se abalanzó con un camión hacia la muchedumbre. El resultado 84 muertos y más de 120 heridos.

Laura Fontanili estaba en su casa con su pareja, un piso al lado de la playa, cuando de repente oyeron como chocaba un vehículo, que la gente gritaba, corría por su callejón y el ruido de las sirenas. Cuando bajó a la calle, Fontanili se encontró personas corriendo, llorando y gritando.

Entonces decidió ir a la zona peatonal. “Había personas muertas, la cabeza de un señor estaba totalmente aplastada, había algunos heridos que sangraban mucho y un niño en los brazos de su padre muerto”, relata Fontanili, oriunda de Niza. “Nunca había visto algo así”, reconoce la francesa.

Justo ayer,  el presidente de Francia, François Holland, anunció que el 26 de julio terminaba el estado de emergencia decretado por posibles ataques en el país, pero hoy lo ha vuelto alargar tres meses más. Fontanili explica que la seguridad se ha incrementado, pero que en la ciudad ya había militares patrullando por sus calles. El verano de 2015 yo misma lo pude comprobar cuando visité esta ciudad.

“Ayer me tomaba una cerveza y me quejaba justo de los militares que caminan por las calles”, destaca Fontanili, quien agrega: “y aún así, pasó. No se puede hacer nada realmente, cuando a un loco se le va la cabeza”.

El ambiente en Niza ahora es triste destaca Fontanili. Además, hay miedo, especialmente, entre las personas mayores. “Cuando sucedió había muchos rumores de secuestros, pero ahora parece que fue un caso aislado y ni siquiera está confirmado que sea terrorismo”, asegura Fontanili.

El atacante es Mohamed Lahouaiej Bouhlel, un joven de 31 años residente en Niza y originario de Túnez, pero no está claro si tenia doble nacionalidad o solo la tunecina. Trabajaba como repartidor, estaba en el punto de mira de la policía, pero no por una posible vinculación con el yihadismo, sino por robos con violencia y delitos de delincuencia común. Lahouaiej Bouhlel, que atropelló gente a lo largo de dos kilómetros hasta que fue abatido por la policía, se estaba divorciando y era el padre de tres hijos.

En Niza la comunidad tunecina es grande y está bien integrada. La misma Fontanili dice que entre su grupo hay bastantes personas de este país. “No sé si es terrorismo, parece ser un loco”, apuntó la francesa, quien lamentó que esto sirva «para prolongar» las operaciones en Siria e Irak.  De hecho, hoy mismo Hollande ha confirmado que va intensificar los ataques en estos dos países.

A mi modo de ver, la violencia genera más violencia. En un mes, desde el pasado 12 de junio, se han vivido por lo menos cinco atentados con decenas de muertos. Estos han sido los escenarios:  una discoteca en Orlando, un hotel de Somalia, en un barrio de Irak, un restaurante de Bangladesh y ahora Niza. Ojo por ojo y el mundo quedará ciego.

Ayer Francia conmemoraba el día de la toma de la bastilla, cuando se instauró la primera República. Entonces tres palabras imperaron y siguen guiando hoy la bandera francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Tal vez ahora estas palabras cogen otra vez más fuerza que nunca: libertad para que los ciudadanos del planeta puedan vivir en paz; solidaridad con todas las víctimas de conflictos y ataques terroristas y fraternidad para que todas las personas puedan vivir sin el horror de la guerra o el terrorismo.

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