Ha vuelto a ocurrir lo que sucedía con mucha frecuencia cuando eran jóvenes.
No lo hacían con intención. Muchas veces, muchas, los novios fueron pasando de una a otra de las tres amigas cuando la relación se había terminado con la anterior.
Los novios y también los ligues de unos días que no iban a más. Lo más curioso es que se pedían permiso unas a otras cuando esto ocurría, porque no estaba bien enrollarse con un tío de la que alguna se hubiera quedado colgada.
Tampoco tenía que pasar esto, se pedían permiso siempre: «Me hace gracia fulanito. ¿Qué te parece si me enrollo con él? Y la otra o a las otras no lo veían mal.
Todo era muy normal, y los novios, encantados. Nunca hubo problemas.
El otro día, una de ellas contó cómo había acabado enrollándose con el ex marido de otra. Se habían encontrado por casualidad y él la había invitado a tomar una copa. Como los encuentros se habían repetido y el asunto podía ir a más, se lo contó a la ex mujer, a su amiga.
Al principio se sorprendió mucho y la amiga no pudo captar si le parecía bien o no. Pero a los dos minutos, le respondió que había sido un flash para ella, así de repente, pero que no tenía por qué poner ningún pero, y menos, a la amiga.
Y así lo han resuelto. Como antes.
«Y yo, que tantos hombres he sido, nunca fuí aquel en cuyos brazos desfallecía Matilde Urbach»J. L. Borges
14 junio 2009 | 2:30
Hay que ver que suerte tienen ahora. Antes, siento contradecirte Chapi, cuando uno conocía a un grupo de amigas, ya podía andar fino a la hora de elegir, porque de esa decisión dependía si te comias algo o no. La que dijeses que te gustaba, era o esa o nada. No se donde estabas tu y tus amigas hace 20 años, pues me hubiese puesto las botas, saltando de oca a oca. Yo eso no lo he tenido la suerte de conocerlo. O la desgracia, quien sabe.http://lasartencaliente.blogspot.com/
14 junio 2009 | 14:05