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Un millonario se ‘cuece’ en una olla hirviente e invita a seguir su ejemplo

En una grabación subida en YouTube, el millonario ruso Guerman Stérligov, conocido por sus excentricidades, nos muestra lo que considera el remedio perfecto y definitivo para «todas las enfermedades»: remojarse en una olla gigante sobre unas brasas. ¿Lo qué? ¡¡¡Como la marmita de Obélix!!!

La receta de esta peculiar sopa en la que el protagonista del vídeo se dio un ‘abrasivo chapuzón’ incluye sal de varios tipos y unas cuantas hierbas secretas, revela Stérligov en el medio RT. Lee el resto de la entrada »

«Cayó una olla y casi me mata»

Sabéis que de me encanta recibir vuestras historias, de todo tipo. Bueno, no me vale que me contéis «he desayunado un yogur y me he dado un paseo por el barrio, luego he venido y te estoy escribiendo esto…» pero a poco que le echéis guasa o que la historia tenga algo de miga, la publico. Al fin y al cabo, este blog es, en gran parte, algo vuestro.

Por eso os dejo aquí la historia que me envió Six (es un seudónimo), que es una mujer con mucha suerte:

«Hace un año volvía a casa con un viento increíble. Llevaba el pelo suelto, así que casi no podía ver, porque se me iba a la cara, y a la vez tenía que ‘vigilar’ mi falda. Total, que a duras penas avanzaba cuando por fin vi que sólo quedaban unos metros para llegar al portal.

Corrí lo más rápido posible, como si yo fuera el Correcaminos y el viento fuera el Coyote.

Paré, había llegado a lugar seguro… o eso creía.

De repente, justo enfrente de mí cayó una maceta (del segundo piso, aunque tiene la altura de un tercero), que por poco me mata. Por suerte, no me hizo nada (bueno, creo que me rozó un trozo, pero nada grave).

Me prometí a mí misma que nunca más pasaría un día de viento por mi casa sin mirar antes de arriba. Y aún cumplo mi promesa.

Hasta ahí puede pasar, bueno, casi me cae una maceta en la cabeza, pero he salido ilesa. Sin embargo, la cosa no acaba aquí…

Hace muy poco tiempo, estaba paseando por una calle de mi ciudad. Crucé de acera y no había dado dos pasos cuando una olla a presión cayó en mis narices.

No preguntes de dónde salió, porque no tengo ni idea, me salvé de milagro.»

(FOTO: Umar Uran)