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De Fiestas: los Indianos en La Palma

Bueno, aquí andamos de nuevo. Poco a poco voy a ir retomando el ritmo que ese blog merece. Al final, cuando uno se pasa la vida viajando no es fácil luego sacar tiempo para hablar de sus viajes. Pero lo voy a hacer y, mientras, os seguiré presentando a mis amigos viajeros que os irán contando también sus historias.

Hace sólo un par de semanas tuve la suerte de poder disfrutar de unos días mágicos en La Palma. Sí, ya sé que hace poco hablé de las Islas Afortunadas, pero es que esta experiencia merece ser contada.

No soy yo habitual de fiestas masivas o tradicionales. Imagino que porque siempre me han echado para atrás las multitudes. Pero, oye, que hay que reconocer que la experiencia de vivir el Carnaval en La Palma, con su día grande de Los Indianos, superó mis expectativas.

Ya me habían avisado de que era una fiesta muy especial. Yo la definiría como una explosión de luz y alegría.

Además, todo comienza desde primera hora de la mañana. Aunque estés alejado de la capital, Santa Cruz, rápidamente te das cuenta de que el día es especial. Los empleados de los hoteles, la gente por la calle, los conductores de autobús… Todo el mundo va dispuesto a vivir este día de una forma totalmente diferente.

Lo primero que nos dijeron fue un: «hay que ir de blanco. Totalmente de blanco». Y eso hicimos. Y menos mal, que no había nadie (pero nadie, nadie) que no estuviera acorde a la tradición.
Lo segundo: «id dispuestos a embadurnaros totalmente de polvos de talco». Y eso hicimos. Y no fue voluntario. Hordas de gente cargadas con botecitos de todo tamaño repletos de polvos blancos van atacando, a diestro y siniestro, a todo aquel que se cruce con ellos, provocando un ambiente alucinante en el que todo lo que te rodea es, lógicamente, blanco.

Las calles de Santa Cruz de la Palma están abarrotadas durante toda la jornada. Primero, con gente paseando y luciendo sus trajes. Más tarde, con gente comenzando a tomar las primeras copas de la jornada. Después, con cientos de personas disfrutando de la buena música caribeña en directo en la Plaza de España (durante el día, la Plaza de La Habana) tras la llegada de la Negra Tomasa. Y luego, continuando con las copas, el desfile, la juerga, el cachondeo…

La fiesta dura durante todo el día y concluye a altas horas de la madrugada. Y, como digo, el ambiente es muy especial. Yo me quedo con la parte diurna. Ese ambiente, esa luz, esas sonrisas, esas ganas de pasárselo bien, esas guerras de talco sin que nadie te mire raro…

Una fiesta que hay que vivir. Vete reservando para el próximo año, que como estas hay pocas.

7 días, 7 islas

El pasado año hice una de esas aventuras que hay que contar. 7 días, 7 islas. Hablo de las Islas Canarias, claro. Y fue un viaje a contrarreloj, en plan reto. Las islas, todas, son maravillosas, la verdad. Cada una con sus peculiaridades y cada una de ellas con sus características únicas. Pero, no nos engañemos, cada una de ellas requeriría, al menos, siete días individualmente para poder bucear entre sus encantos. Pero era un viaje con un objetivo: grabar un vídeo de esa aventura. Para ello nos juntamos con amigos blogueros y usuarios de minube. Agarramos nuestro equipo técnico, hicimos la maleta y nos lanzamos a conseguir cumplir con la hazaña. Nos esperaba una intensa semana de madrugones, vuelos internos, ferrys, risas, carreras y rincones inolvidables.

Empezamos la aventura en Lanzarote. Una isla a la que tengo un aprecio especial. Me impactó sobremanera la primera vez que la visité, con sus paisajes marcianos de Timanfaya o con la gigantesca huella que dejó César Manrique. De Lanzarote me quedo con su dramática orografía, con sus vinos blancos, con sus paisajes inéditos…

La siguiente escala fue en Fuerteventura. Una isla desconocida para mí y con la que, la verdad, se me quedaron unas ganas enormes de descubrirla más profundamente. Dedicamos gran parte del día a realizar alguna actividad acuática. Y la verdad es que fue una sensación muy chula. Hay que reconocer que las playas de arena blanca son una auténtica maravilla. Eso sí, tengo pendiente volver para perderme, aunque sea sólo un rato, entre sus dunas.

En Gran Canaria pasamos la tercera jornada. Un día de reencuentros también con la expedición minubera canaria. Estuvimos de visita cultural por Las Palmas y terminamos con un poco de relax en el sur de la isla. Qué lástima que tuviéramos tan poco tiempo y que no pudiéramos perder el tiempo necesario para poder disfrutar de verdad de cada una de las experiencias que la isla ofrece. Aún así, la visita fue intensa.

Nos esperaba La Palma. Si había una isla a la que tenía especialmente ganas esa era, sin duda, la Isla Bonita. Tanto había oído hablar sobre su belleza y su capacidad magnética que ardía en deseos de descubrirla. Y no solo no me defraudó sino que me dejó verdaderamente con ganas de poder volver, con más calma, más adelante. Sus preciosas playas de arena negra, su exhuberante naturaleza o ese cielo estrellado tan especial son solo algunos de los detalles que nos ofrece este pequeño paraíso. Lástima que para esa observación de estrellas que teníamos pendiente la luna, caprichosa, quiso aparecer llena, ocultándonos gran parte del firmamento.

De allí, a Tenerife. La isla que más conozco del archipiélago. Siempre llena de sorpresas. No descubro nada si reconozco que el Teide me sigue fascinando. Como la gastronomía local. No me puedo ir de la isla sin probar las papas con mojo (sí, sé que son comunes en todas las Islas pero por aquello de que fue aquí donde las probé primero en mi adolescencia, como que me pide el cuerpo seguir con la tradición cada vez que aterrizo por allí). Me encanta también la histórica ciudad de La Laguna. Pasear por sus calles es como revivir un pasado que no vivimos en persona pero que parece presente en nuestro adn.

La próxima parada fue La Gomera. Pequeñita pero arrolladora. Una auténtica joya natural que te deja con ganas de seguir pateándola a través de sus bosques interiores. También tuvimos la suerte de poder disfrutar de la gastronomía local y de la clásica demostración del silbo. Si he de quedarme con un recuerdo es con ese trekking por su interior en el que, tras un buen ratito de caminata, descubrimos un paraje natural fascinante. Y con el maravilloso mirador que nos permitía ver, en el horizonte, la isla de La Palma.

Y para el final del viaje, nos tocó visitar El Hierro. Otra de las islas que no conocía. Y he de reconocer que también me impactó bastante. También una isla pequeña pero cargada de lugares con encanto y de sorpresas de todo tipo. Salvaje. La verdad es que, por alguna razón, me reforzó esa teoría que venía teniendo esos días: las islas más pequeñas de Canarias tienen algo especial. Siempre se dice que la belleza va en frascos pequeños. Quizá sea verdad.

Una semana muy intensa. Un sinfín de rincones por descubrir. Una forma de darse cuenta de lo atractivas que son las Afortunadas pero, ojo, un viaje que hay que plantear de otra forma para poder aprovechar al máximo todo lo que este destino ofrece. Para mí fue una aventura fascinante, un reto que, finalmente, superamos. Y una forma de despertarme las ganas de volver, con más tiempo, a cada una de las islas para poder así disfrutarlas como merecen.

Os dejo con el vídeo que grabamos. Espero que os guste.

Islas Canarias: 7 días, 7 islas en minube.

Si queréis conocer los próximos eventos en las Islas Canarias también podéis seguirlos en este calendario. El próximo, los Carnavales de Santa Cruz.