Lo mejor y lo peor de la alfombra de los Globos de Oro

Si algo nos ha quedado claro de la alfombra de esta edición de los Globos de Oro es que el rojo es el color de la temporada. O al menos eso pensaron las actrices y modelos que por allí han pasado: Helen Mirren, Heidi Klum, Melia Warner, Allison Williams, Catherine Zeta-Jones, Taylor Schilling, Lena Dunhan… Parece que se habían puesto todas de acuerdo para la ocasión, aunque con los dinerales que se gastan en estilistas dudo mucho que quisieran ir todas del mismo color.

A pesar de repetirse en el color, entre el Zac Posen de Lena Dunham y el Versace de Heidi Klum no existía comparación alguna. Mientras la modelo arrasó con un clásico de la casa Versace con medio cuerpo en palabra de honor y el otro medio en tirante ancho, la productora y actriz de Girl no había por dónde cogerla con ese traje asimétrico que no la favorecía en absoluto.

Pasó lo mismo entre Zeta-Jones y Allison Williams. Esta última fue para mí de las mejores vestidas con ese palabra de honor de tablas de Armani. Catherine parecía antigua, como si se hubiera vestido para la gala de 1992 con ese otro palabra de honor y corte princesa con lazo a la altura del pecho.

Pero, para mí, las triunfadoras de la noche fueron Naomi Watts, con un sencillismo Gucci amarillo con el que la vimos espectacular, y Amanda Peet, con un diseño vaporoso en color lavanda de J. Mendel.

Tienen delito en esta edición el ordinario escote de Jennifer Lopez, el sin sentido de Tina Fey firmado por Antonio Berardi o los pechos en suspensión de Rosamund Pike.

Merecidos aplausos daría a Diane Kruger con ese corte sirena plateado de Chanel, al florido y escotado Miu Miu de Sienna Miller o al impresionante Versace blanco de Kate Hudson.

Y no puedo despedirme sin mencionar el Chanel de lentejuelas de Dakota Johnson: esta chica empezó vistiendo de mercadillo de segunda mano y parece que se está dejando asesorar muy bien…

Almacenado en: Amores, Cine, Crisis, Moda, Premios, Proyectos, Tele, Viajes