Llegó Septiembre y hablamos de medidas, pero no de las del gobierno

Hace un par de días llegó el 1 de Septiembre de 2012. Como 1 de Septiembre, sin más, era el día temido por aquellos que tenemos hasta el 31 de Agosto de vacaciones. Con el apellido de 2012 se nos han unido a nuestras cuitas todos y cada uno de los consumidores que hemos visto reducir nuestro poder adquisitivo y de paso nuestra calidad de vida. También por los empresarios que nos proveen de servicios no de primera necesidad: peluquerías, lavado de coches, balnearios, cultura, ocio… Nada, desde luego, comparable a lo de esas 910342 personas que viven entre nosotros, junto a nosotros, y que ya no disponen de tarjeta sanitaria. Vinieron en busca de una vida digna… Pero no podemos permitírselo porque tenemos que seguir inyectando dinero a entidades bancarias que son muy, muy españolas.

Será eso lo  que llaman la Marca España, ¿no? Y esta marca, ¿está avalada por algún certificado ISO? ¿O somos tan guays que no lo necesitamos para presumir de ella allende nuestras fronteras?

Habría que plantearse regular de alguna forma o establecer alguna medida de normalización y estandarización del estado del bienestar…Claro, que al paso que vamos, la Organización Internacional de Normalización (ISO) nos va a otorgar un rábano. Sí, he dicho rábano, estamos en horario infantil.

Vamos a hablar de eso, digo. No de los que nos gobiernan que no atienden a ningún reglamento internacional, ni siquiera a su propio programa electoral, sino de las medidas de normalización y estandarización y su importancia en nuestras vidas. De paso, les contaré una historia sobre una medida un tanto especial que me descubrió mi amado esposo paseando por el Puente de Harvard sobre el río Charles.

En cuanto a lo primero, es evidente que necesitamos tener medidas estándares, por ejemplo, cuando pensamos en tornillos, tuercas u otro tipo de piezas. En otro caso, sería un desmadre ir a la ferretería con el trasto en cuestión hasta que el dependiente encontrara el tornillo que nos falta, en el trasto quiero decir. Pero no sólo para tornillos…

También la ISO, por ejemplo,  tiene una norma, la ISO 16 que establece que una vibración de 440 hercios como estándar de referencia para afinar los instrumentos. Hay quien dice que fue Goebbels (sí, ese Goebbels) el que propuso como estándar la 440 Hz, en lugar de la 432 Hz como se hacía hasta entonces. Pero de esto de Goebbels no he podido encontrar ninguna referencia que me inspire total confianza… En cualquier caso, en Estados Unidos se usaba la 440 desde 1926, antes de que Goebbels fuese ministro, con lo cual, si fue él el que la propuso, parece ser que no hizo más que seguir una corriente que venía desde el otro lado del charco.

Y para el papel. La ISO 216 establece el tamaño de papel y  nos permite saber en cualquier lugar que si nos piden un DIN A4, lo que nos están pidiendo es un papel de 21 cm de ancho y 29’7 cm de alto. Ea, aquí no hay error posible. Y no como en otras circunstancias que crees que has pedido un rescate y ni mucho menos, lo que has pedido es un apoyo financiero.

Más cositas… Que si digo 1, eres chico; que si digo 2, eres chica; y si digo 0, no sé cuál es tu sexo. O algo así establece la ISO 5218 para el uso de caracteres que marquen el sexo en estadísticas, por ejemplo.

Hay muchas normas ISO que nos hacen la vida más fácil, las podéis consultar aquí o en la página web oficial de la organización y abarcan aspectos como estándares en gestión medioambiental, tecnología de la información, gestión de calidad, de riesgos en productos sanitarios, inocuidad en alimentos, calidad del software, roscas de tornillos, magnitudes, unidades de medida…

Nos vamos a quedar con esto último, con las unidades estándares de medidas y con Oliver Reed Smoot Jr ¿Por qué? Porque me ha dado por ahí… No, no exactamente. El señor Smoot fue el presidente de la ISO desde enero de 2003 hasta diciembre de 2004, y anteriormente estuvo al frente de la ANSI que es el instituto estadounidense para fijar estándares en Estados Unidos. O sea, que este señor sabe algo de estandarizar y normalizar. Y su primo además fue premio Nobel de Física en 2006. Ya, no tiene nada que ver, pero seguro que en la familia están muy orgullosos.

Volviendo a Oliver Smoot y a su afición por las magnitudes y medidas, lo que les quería contar es que este señor que acabo presidiendo la ISO, en sus tiempos mozos, en 1958, cuando era alumno del MIT y miembro de una fraternidad, Lambda Chi Alpha, fue usado como unidad de medida para medir ¡el puente de Harvard sobre el río Charles! Al fin y al cabo, el hombre es una medida en sí mismo, o eso se dice por los pasillos del MIT.

Según cuentan, unos alumnos de segundo año en la citada fraternidad, cansados de cruzar el puente de Harvard en los días de frío, decidieron usar al novato Smoot, que además era el más bajito, como unidad de medida para medir la longitud del puente. Supongo que previamente, estos notables estudiantes del prestigioso MIT habían tratado de combatir el frío de Bostón con alguna bebida cuanto menos espirituosa. Dicho y hecho. Oliver Smoot se tumbaba en el suelo y sus compañeros pintaban una marca señalando hasta dónde había llegado con su aproximadamente 1’70 de estatura. Así fueron marcando, 10 smoots, 20 smoots, 30 smoots… 60 smoots, 69 smoots (sí, 69 y no 70, ya digo que eran jovencitos y estudiantes del MIT) y así hasta 364,4 smoots y una oreja, la de Smoot, claro.

Cuando Oliver Smoot ya estaba agotado, eran sus propios compañeros de fraternidad los que lo iban colocando. Y así sigue el puente de Harvard, con las marcas de los Smoots. Aquella travesura se quedó formando parte de la ciudad, quizás como dicen, porque tenía los ingredientes básicos de una broma del MIT (léase como broma nerd): era en cierto sentido, científica y no demasiado vándala. Lo que no sospechaban aquella noche seguramente era que aquel muchacho que se tiraba al suelo como unidad de medida acabaría siendo, como ya hemos dicho, presidente de la Organización Internacional de Normalización.

Pero no sólo el puente, los estudiantes del MIT se entrenan para la Marathon de Boston, de 24777 smoots, utilizando es unidad de medida. Como diría Guille, el hermano de Mafalda, «a mí a nerd no me ganáz».

Eso sí, les alabo el hecho de que sus travesuras consistan en mediciones científicas y no en descabezar estatuas como otros…

Seguro que se les ocurre algún personaje de la actualidad como unidad de medida de algo…no sé… ¿de la incompetencia? ¿A quién usamos como unidad de medida para la incompetencia?

 

 

 

3 comentarios

  1. Dice ser manuel

    Da igual la medida que se emplee. El estado del bienestar es relativo, por necesidad. El problema no es esa relatividad sino el conocimiento de la realidad y la «justicia» que la maneje y que permita una adecuada retroalimentación sin la cual ningún modelo puede funcionar.

    03 septiembre 2012 | 11:05

  2. Dice ser ANTONIO LARROSA

    En electricidad y electrónica se utilizan muchos nombres de eminentes científicos para definir unidades electrícas, como Wat de Wat ,Votio de Volta Amperio de Amper omio de Om etc.

    Clica sobre mi nombre

    03 septiembre 2012 | 13:19

  3. Dice ser Putalia

    Lo de dejar de dar la tarjeta sanitaria no tiene nombre

    03 septiembre 2012 | 15:52

Los comentarios están cerrados.