Cada vez creo en menos cosas Un foro para pensar en lo divino y en lo humano

Más largo que un día sin pan

El día en que los italianos comenzaban, con éxito, la primera huelga de comedores de pasta, “el día sin pasta” lo bautizaron, el petróleo alcanzaba su precio récord en Wall Street: 80,09 dólares el barril. Algo extraño le está ocurriendo a la humanidad, cuando la subida de unos céntimos en los productos básicos es capaz de desencadenar una huelga de consumidores de todo un país, mientras que la subida estratosférica del petróleo, que en otros tiempos habría hecho saltar todas las alarmas y alguna que otra guerra en el Golfo, apenas merece una esquela en los periódicos. Y eso que, para el italiano medio, un día sin pasta debe de ser como para el español un día entero sin pan. “Más largo que un día sin pan” dice el chascarrillo popular.

Yo, que soy un hipocondríaco de la economía, que cuando anuncian una mala cosecha del Ribeiro pierdo el sueño hasta que sale la primera botella al mercado, aplico el oído a mi ventana y sigo oyendo el runrún del tráfico intenso como si nada relevante hubiera ocurrido en Wall Street, quizá porque esos desaprensivos conductores piensan que aquí el petróleo no afectará jamás a la calidad de su mesa, que nada tiene que ver con la harina de su pan.

25 dólares en septiembre de 2003, 80 dólares cuatro años justos después. Una subida superior al triple, y mis vecinos conductores siguen cogiendo el coche para ir a buscar el pan. No recuerdan que primero fue México, luego Brasil, ahora Italia, y que el precio de la harina ya empieza a amenazar a España. El chiste famoso de “a mí no me importa que suba la gasolina porque yo siempre le echo 30 euros al coche” tiene ya una versión doméstica por parte de mi mujer: “mejor, así comes menos pan y dejas de mojar en las salsas”.

Dejé de fumar por consejo médico y por la subida de la cajetilla. Ahora toca adelgazar por consejo de mi mujer y por el precio de la baguette. Dicen que el culpable es el coche en ambos casos porque los cereales, como el petróleo, buscan mejor precio en los biocombustibles que en las mesas de los pobres.

Ya lo dicen los ecologistas, un día de estos nos comemos el coche con patatas.

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Primera meditación para hoy: El IPC ha subido en agosto el 0,1%, y la tasa interanual de inflación se mantiene en el 2,2%. Según el gobierno, esta tasa de inflación es la más baja en un mes de agosto desde el año 1998. Muy buenas noticias para Esperanza Aguirre (mira que me preocupo por ella), ya pude llegar a fin de mes más holgadamente. No tan buenas para la oposición del Apocalipsis. Otra vez será.

Segunda meditación para hoy: Mariano nos había anunciado una oposición más pegada a ras de suelo, “a los problemas que inquietan a los ciudadanos”. Como, por ejemplo, el acceso a la vivienda. Pues bien, ayer tan sólo tres consejeros del ramo de las autonomías gobernadas por el PP acudieron a la Conferencia Sectorial que la ministra Carme Chacón había convocado para analizar su plan de alquiler de viviendas. El resto de la representación la formaban funcionarios de segundo y tercer nivel. Una cosa es predicar, y otra, dar trigo (con lo caro que está, por cierto).

Tercera meditación para hoy: la CONCAPA (Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos – el nombrecito se las trae, porque debe de existir en algún lugar padres de alumnos que no son padres de familia y viceversa-) ha elaborado un manual para fabricar bombas… políticas. En él se detallan los pasos que hay que dar para hacerse objetores de conciencia para que sus hijos no estudien la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Les asusta que sus hijos aprendan educación y a comportarse como ciudadanos, y no les importa que a sus hijos les enseñen en el colegio la historia de aquel irresponsable de Abraham al que su dios le ordena que le ofrezca en sacrificio a su hijo Isaac ¡y que a punto estuvo de matarlo a cuchilladas! Y luego se quejarán de los videojuegos violentos.

¿Por qué llama al pan pan y a su mujer Sonsoles?

Al gobierno de Zapatero le ha entrado miedo escénico con la bandera española. Después de poner en práctica la coletilla de “Gobierno de España” para toda comunicación de propaganda institucional (peor sería lo de “Gobierno de este país”, como seguramente diría el Blasillo de Forges), ahora hace profesión de amor por el trapo sagrado para ir achicando espacios que la oposición españolista se había reservado para sí históricamente (histéricamente, a menudo) como herederos directos que se consideran de los Reyes Católicos.

Se acercan las elecciones y todos quieren pastar en la hierba del cercado del otro. Ayer, Rajoy, que es de derechas como todo el mundo sabe, excepto él, se quejaba de que la política económica del gobierno socialista sólo se preocupa por los grandes números, la macroeconomía, y dejaba indefensos a los pobres que no llegaban a fin de mes, como su Esperanza Aguirre. Ahora, Zapatero, en este cambio de papeles, salta el cercado del vecino y le ramonea nada menos que la bandera, la enseña nacional, el pendón que los conservadores usurpaban en exclusiva, después de haberse quedado con el nombre de España para utilizarlo como marca cuantas veces le venga en gana.

Hasta ahí podíamos llegar. Inmediatamente Pío Escudero, del PP, hizo en el Senado posiblemente la pregunta más estúpida que haya sonado en tan sacrosanto lugar: “Señor presidente del Gobierno, ¿qué reflexiones personales le han llevado a concluir que el Gobierno de España debe ser llamado Gobierno de España”? Que es algo parecido a preguntar: ¿por qué llama usted al pan pan, al vino vino y a su mujer Sonsoles?

Y por si fuera poco, ahora un socialista viene a demostrarnos que el amor de la izquierda por la bandera nacional es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que nos separa de unas elecciones. Y ello, a pesar de su secular desconfianza hacia las banderas, instrumentos militares de señales que sólo fueron símbolo aglutinador de una nación hasta bien entrado el siglo XIX.

Luego están los desorejados, los pendones que más amo. Pero ese es tema para otro día.

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Meditación para hoy: Josu Jon Imaz ha comunicado por carta que no se presentará como candidato a la presidencia de su partido y que abandona la política. Creo que es una pésima noticia. Precisamente para los próximos meses es cuando más necesitábamos su mesura, su sentido común, su bálsamo a esa pandemia infantil que padecen las filas ultranacionalistas. Malos tiempos para la lírica.

11 de septiembre, el día del sarcasmo

Ahora que tanto empeño hay en perder la memoria histórica, creo que no existe mayor sarcasmo y ofensa para con los damnificados que la falta de memoria histórica. El día de ayer, 11 de septiembre, fue recordado más por el ataque terrorista a las torres gemelas de Nueva York, frescos en la memoria, que por el golpe de Estado de Pinochet en Chile contra el gobierno democrático de Salvador Allende, con la complicidad del doctor muerte, el doctor Kissinger que ya acumulaba por entonces suficientes muertes (méritos, le llamaban entonces) para que se le concediera al cabo de los años el premio Nobel de la Paz. (¿Decíamos algo sobre los sarcasmos?).

El sarcasmo, la ofensa, se escenificó ayer, una vez más, en el Palacio de la Moneda, la sede de la presidencia chilena que hace 34 años fue bombardeada por la aviación golpista. Una presidenta democrática, cuyo padre fue torturado hasta la muerte en las dependencias policiales, torturas que se repetirían con ella y su madre más tarde, recibía a José María Aznar, el mismo que cuando era presidente del gobierno español presionó al gobierno británico para que dejara escapar al general asesino Augusto Pinochet, detenido en Londres por orden del juez Garzón bajo la acusación de genocidio. Aquel hombrecillo insufrible que había impedido que la justicia internacional entrase a juzgar al asesino del padre de Michelle Bachelet entraba ayer, con su trotecillo gracioso, con la pompa y el boato de los hombres ilustres, en un lugar cuyo acceso debería tener rigurosamente prohibido, al menos por dignidad democrática.

Y además, habló, a pesar del evidente deterioro de su salud mental. Alguien de la muy noble especialidad de psiquiatría estará estudiando detenidamente, a buen seguro, el comportamiento errático y extravagante del personaje, porque todo él es una joya en bruto, puro objeto de estudio que no se debe dejar escapar. Por ejemplo, su complejo de inferioridad, ampliamente explicado ya (boda principesca de su hija, ninguneo al rey, llamar a Bush como mi amigo George, los pies sobre la mesa del emperador, su mimetismo con el habla de sus contertulios –estamos en ellou, hablo el catalán en la intimidad…-etc.) tuvo un nuevo rebrote psicótico ayer tras la entrevista con la desmemoriada Michelle Bachelet. Este pobre hombre, resto del naufragio de lo que fue, decía a los periodistas al término de la visita, como si padeciese una amnesia sin fin: “Conversamos de manera muy cordial distintos aspectos de la situación internacional y de la actividad internacional de unos y otros”. La actividad internacional de unos y otros. ¿Vais pillando?

Y luego se adentró en el territorio de los enigmas con uno que le hizo mucha gracia, porque no pudo contener esa su risa caballuna tan característica, pero que los demás no hemos comprendido en toda su magnitud. Le preguntaban los periodistas sobre la designación de Mariano Rajoy (bueno, la auto postulación de Mariano Rajoy) a la presidencia del gobierno por el PP, y él contestaba algo así, muerto de risa: “Me parece excelente…eh, eh, eh, eh… por favor… es el mejor… clarísimo.

No sé qué quiso decir. ¿Practica ahora la esgrima de la ironía o había descubierto minutos antes las excelencias del vino chileno con el mismo entusiasmo con que acogió en su día el del la Ribera del Duero? Dejando aparte que no puede triturar bien las palabras con el labio superior, por lo que algún matiz importante se nos puede escapar a los no iniciados, el empleo de la carcajada para explicar algo tan fundamental para la marcha de su partido me desconcierta. ¿Se estaba quedando con nosotros o con Rajoy? ¿Era un mensaje en clave para Mariano, como diciendo que a él también le da risa lo de su capacidad para formar 50 gobiernos mejores que los de Zapatero?

A la espera de que escampe el nublado en el pobre cerebro del que fue nuestro líder universal, me vienen a la memoria los versos de Mario Benedetti, al que supongo abrumado por el mismo estupor ante personajes tan simples en la cara y tan siniestros en su envés:

En una exacta

foto del diario,

señor ministro

del imposible,

vi en pleno gozo

y en plena euforia

y en plena risa

su rostro simple.

Seré curioso,

señor ministro,

¿de qué se ríe?

¿de qué se ríe?

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El Hombre de la Vega

Señor Saco: le escribo en nombre de los toros bravos españoles para denunciar su terca oposición a una tradición como la del Hombre de la Vega. Hoy martes, en Tordesillas, y pese a la incomprensión de representantes de la especie humana como usted, nos disponemos a cumplir con una tradición de cientos de años, que dio paso, en su día, a la gran fiesta nacional, en la que un toro matador juega con un hombre bravo hasta que lo mata de una cornada.

El Hombre de la Vega consiste en que cien toros mozos perseguimos con nuestros cuernos a un hombre bravo (el de este año se llama Jaquerito) por las calles de Tordesillas hasta que el animal muere desangrado. Luego, el toro vencedor le corta los testículos al Hombre de la Vega y los pasea orgulloso por el pueblo, ensartados en la punta de uno de sus cuernos.

A usted esto no le parece gracioso porque es un animal. Pero esto, querido amigo, es tradición y cultura. Así que ándese con cuidado, no vaya a ser usted el próximo en perder los testículos.

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Meditación para hoy: Hablando de testículos, ¡manda huevos! Como bien sabéis, la derecha se distingue de la izquierda en que la derecha es “patriota” y la izquierda no. En el día de su autoproclamación como candidato a la presidencia del gobierno, Mariano, el jefe de los patriotas, la madre de todos los patriotismos, como no sabía muy bien cómo explicar a su camada cuan patriota es capaz de ser, dejó que su inconsciente hablara por él y le retratara: “Yo siento a España desde Melilla hasta Ferrol” (¿del Caudillo?). A ver, a ver. “Yo siento a España…” Humm. ¿Os acordáis de aquel teniente coronel (Tejero mucho, se llamaba) que también quiso sentar a España en la figura de sus representantes en las Cortes, con la orden de “se sienten, coño”?

Diálogo para besugos

Hace tiempo que llegué a la conclusión de que muchas veces los desencuentros, sean a nivel político o social, no se deben tanto a diferencias de opiniones radicales sobre los asuntos a debatir como a que cada uno de los contendientes tiene en su lupa objetos de estudio distintos, por lo que es imposible llegar jamás a una solución. En el TBO de mi infancia había una sección llamada Diálogo de Besugos que lo explicaba a las mil maravillas:

-Buenos días.

-Buenas tardes.

-Le veo a usted muy contento.

-Es que se me ha muerto la vaca.

-Pues aproveche para comprar un tractor.

-Es que el tractor en vez de leche da humo negro.

-Pues buenos días.

-Pues buenas tardes.

Ayer, según repasaba el día (o la tarde, vaya usted a saber), parecía que la humanidad se había enzarzado en un gigantesco diálogo para besugos. ETA, por ejemplo, lanzaba un comunicado cargado de razón, exigiendo paz, libertad y diálogo, como debe ser, pero dedicado a los habitantes de un país que no existe, en nombre de un pueblo imaginario. Era un mensaje perfecto y un análisis certero, pero de una situación de opresión en un mundo irreal. El otro besugo, el PP, contestaba, no a los terroristas sino al gobierno, al mismo que persigue y detiene a los terroristas, y replicaba que “no bastan medidas policiales” para luchar contra ETA. “Requerimos del gobierno que desempolve la política íntegra que estaba destrozando a ETA en toda su dimensión hace tres años”. Es decir, requieren del gobierno que haga la política que quiere la oposición al gobierno. (Seguidme, no os perdáis)

Trascendiendo ya a una dimensión planetaria, el diálogo para besugos se trasladaba al Vaticano. Allí, el Papa Benedicto XVI, que vive en un país de juguete, sigue pensando en que al otro lado de sus murallas -donde existe un mundo para adultos, con sus mentes adultas y sus problemas adultos- los niños ya no queremos jugar con él, y preferimos holgar y dedicar el domingo al esparcimiento en el campo y la playa en vez de permanecer hincados de rodillas durante todo el domingo rezando a su amigo invisible. Vive con tanta pasión el juego que todavía se refiere al domingo como “la fiesta semanal de la creación” (¿os acordáis de aquel dios que, en el colmo del disparate, creó en seis días el universo, antes incluso de que existiesen los días?) y nos acusa a los adultos de rendirnos “al desenfreno del mundo moderno”. Estos curas están tan enfrascados en su juego infantil que no acaban de entender jamás el mundo real que les rodea y las preocupaciones de sus mayores.

Pero el diálogo para besugos, el desarraigo total de la realidad, alcanzaba aires marciales con la salida de pata de banco de una asociación militar de extrema derecha, conocida como Asociación de Militares Españoles (AME), que pedía la vuelta al servicio militar obligatorio. Algo así como unos meses de instrucción forzosa para nuestros muchachos, cuando lo que caracteriza a los ejércitos del siglo XXI es precisamente lo contrario, la especialización profesional, la preparación para una guerra que cada vez tiene menos de convencional. Por si no lo recordáis, el pensador que está detrás de esta asociación es un coronel que atiende por el nombre de José Conde Monge, el mismo que en su día salió en defensa de aquel general, José Mena, que en un discurso cercano al golpismo nos recordaba que el Ejército estaba en la obligación de intervenir si el nuevo estatuto de Cataluña sobrepasaba los “límites infranqueables” de la Constitución.

Sentar en la misma mesa al coronel Conde, al Papa y a los mafiosos de ETA podría dar unos frutos literarios que serían la caraba. Por lo menos alcanzarían para un libro apasionante de “Diálogos en la tercera dimensión”. Y mientras ellos continúan enfrascados en su universo imaginario, nosotros aquí, arreglando el mundo, a la espera de que crezcan y maduren sus cabecitas. Paciencia.

Nessun dorma

Cuando esta mañana oí la noticia temprana de la muerte de Pavarotti me abalancé sobre la radio para sintonizar Radio Clásica. Estarán con un especial Pavarotti a tope, me dije. Pero la Radio Clásica, Nacional para más señas, no había movido una sola nota de su programación clásica. El programa es el programa, habrá dicho el jefe funcionario de programas, y las cosas no se pueden improvisar: al fin y al cabo el tenor italiano sólo llevaba muriéndose una semana, y no daba tiempo para otra cosa.

Según transcurrían las horas, de vez en cuando sintonizaba la clásica por si el jefe de programas había despertado de la siesta. En un momento dado anunciaron un especial para la noche, quizá porque hay tan pocas cosas grabadas del tenor más mediático de la historia que había que buscarlas debajo de las piedras. Pasó la tarde sin rastro del italiano, y llegó, al fin la noche. Un especial. Y como siempre ocurre en la radio de música en la que más se habla de cuantas radios de música existen, recurrieron a un grupo de expertos para ir comentando la vida del tenor.

Los que seáis asiduos a esta emisora sabréis de la dosis de pedantería que debemos soportar a diario, entre músicas celestiales, por parte de alguno de sus comentaristas, abstrusos, lentos, de voz engolada, que hablan para su ombligo, escuchando cómo cada una de sus palabras geniales rebota en el cielo y vuelve a sus oídos, como dando a entender que lo único importante del arte son ellos, sus críticos, sus administradores. Creo que ellos son en buena medida culpables de que la música clásica permanezca en las catacumbas culturales, como esos profesores de literatura conjurados en una cruzada secreta para que los alumnos terminen odiando la lectura.

Se alabó al artista (quizá no nazca una voz igual en todo un siglo) y se hizo con él y su vida un poco de salsa rosa en la que se rieron de sus escarceos comerciales con los otros dos grandes tenores de su generación, Domingo y Carreras, y sobre todo, se mofaron de su afición a compartir su insuperable timbre de tenor con los cantantes pop más famosos del mundo. Mientras ellos ridiculizaban de esa afición de Pavarotti por compartir escenario con los representantes de la música ligera, en el 20Minutos pudimos recordar ayer su faceta pop, con trozos de sus actuaciones con James Brown, Barry White, Brian May, Bono, The Edge, Brian Eno, Lou Reed y Mariah Carey. Y en medio de la emoción pensaba en cuánta gente, gracias a actuaciones como éstas, pudo alcanzar el placer de escucharle, sin el estorbo y la chicharra pseudo culta de los críticos “abstrusos, lentos, de voz engolada, que hablan para su ombligo, escuchando cómo cada una de sus palabras geniales rebota en el cielo y vuelve a sus oídos”.

Luciano Pavarotti había nacido en la ciudad italiana de Módena, como el vinagre balsámico más famoso del mundo, balsámico como su voz que, por fortuna, queda atrapada para siempre en los discos y fonotecas de todas las emisoras, incluida, espero, la de nuestra gloriosa Radio Clásica. Nessun dorma, ni el jefe de programas, que ha muerto alguien irrepetible.

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Meditación para hoy: después de esto, el que Mariano Rajoy se auto postule como candidato de su partido a la presidencia del gobierno en las próximas elecciones ya no me parece una desgracia.

España va mal, estúpido

Volvía George Bush, padre, de su gran victoria en la primera guerra del Golfo contra Irak en el verano de 1991 con el pecho henchido, dispuesto a encarar las elecciones para alzarse con un segundo mandato, cuando un atractivo y bien asesorado candidato demócrata le cortó el paso con una campaña a ras de suelo. Bush volaba en su globo de patriotismo guerrero mientras Clinton descendía a las cloacas de los asuntos económicos, los gastos desmesurados de la guerra y el desempleo galopante. Acuñó entonces la famosa frase “es la economía, estúpido” para indicar que lo que de verdad mueve a la gente es la pela, y que la guerra lejana se la pela (siento el juego de palabras, pero me lo había puesto a huevo; disculpen las molestias).

Ahora, con el nuevo curso, que no es un curso cualquiera sino una campaña electoral continua, al fin el PP tendrá asuntos que nos preocupan de verdad con los que hacer oposición. Ahora que ya no hay rendición ante ETA (algo que sabe todo el mundo, menos la San Gil, pero hay que disculpárselo porque estuvo fuera con problemas de salud), el Partido Popular podrá hacer presa en la “economía, estúpido”, que al parecer ya no va tan bien como antes del verano, según el ministro Solbes.

Y por una vez, y sin que sirva de precedente, me alegro de que la economía no vaya tan bien, aunque sólo sea para escuchar de ahora en adelante otra letra aunque sea con la misma música apocalíptica. El empleo, la carestía de la vida, la vivienda, serán, entre otras, las cuestiones sobre las que los grandes partidos deberían debatir y arrimar imaginación. Según el ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, “no es que tengamos problemas de solvencia en las entidades financieras”, sino de liquidez, y “no porque no haya dinero, sino por desconfianza e incertidumbre (…) a la gente que tiene dinero lo que menos le gusta es la incertidumbre”.

El dinero es conservador, “no le gusta la incertidumbre”. Ese, y no otro, es el espíritu que anima a las Bolsas de todo el mundo. Suben y bajan movidas por los estados de ánimo de los inversores, más que por datos reales la mayoría de las veces. Como decía ayer la imponente torre de un banco en la viñeta de El Roto en el diario El País, “a veces hacemos como que nos tambaleamos para provocar vuestra compasión”.

Hay pues algo que me preocupa en el estilo de oposición del Partido Popular: si los gays y lesbianas se casan, la familia está en peligro; si el PSOE pacta con Nafarroa Bai es que ha vendido Navarra a ETA; si Zapatero no cumple con los acuerdos pactados con los terroristas le pondrán bombas, y si no hay bombas es porque ha cedido; la asignatura de Educación para la Ciudadanía es una idea fascista, similar a la asignatura franquista de Formación del Espíritu Nacional; y si te ha salido un grano, cuidado chaval que puede ser un cáncer.

Como todo en este partido es apocalíptico, como el PSOE todo lo que toca lo deja al borde del abismo, me inquieta saber cómo va a ser la oposición del PP con los asuntos económicos, porque no hay nada más contagioso que el pesimismo, y esta oposición sólo tendrá éxito en la medida en que se cumplan sus malos presagios.

Ayer las bolsas europeas se dieron un “batacazo”, con un IBEX 35 que cerró el día con una caída preocupante del 2,4%, acusando así las malas perspectivas para la construcción. Una construcción que en Andalucía pretenden activar con la promoción de pisos baratos y ayudas económicas a los titulares de las rentas más bajas, lo que ha provocado por cierto, un pequeño rifi rafe entre Solbes, la reciente ministra de la vivienda Carme Chacón que necesita dar sentido a su ministerio, y la Junta de Andalucía. Chaves propone un anteproyecto de Ley del Derecho a la Vivienda que garantizaría a los andaluces una casa, en alquiler o en propiedad, sin que el coste supere un tercio de los ingresos familiares. Suena muy bonito, suena muy utópico, pero suena a algo.

Solbes, al que le tienen que cuadrar las cuentas del Estado, no está muy convencido de que el proyecto andaluz se pueda llevar adelante. Todavía no he oído a nadie del PP mediar en esta reyerta, y me pregunto a estas horas en qué lado se pondrán, a qué enemigo elegirán, a Solbes o a Chaves, para estrenar el eslogan, el lema atronador de la próxima temporada otoño-invierno: España va mal, estúpido.

Ya que acepta sugerencias…

Mariano, que dice estar mejor que nunca, “nunca he estado mejor”, ha dicho que acepta “sugerencias” para la contienda electoral que se avecina.

Como me siento aludido, he decidido poner mi experiencia al servicio de España (¡Paña!) y aportar mis sugerencias. Para que luego no ande diciendo por ahí que sólo hago crítica destructiva. A saber.

– Proponer al Vaticano la destitución inmediata del presidente de la Conferencia Episcopal, por rojo, por darle la razón a la Federación Española de Religiosos de Enseñanza (FERE) que se niega a sumarse al boicot contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía, y nombrar en su lugar al vicepresidente de los obispos colegiados, el ultra cristiano Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo, modelo de pasarelas de moda eclesiástica, dueño de una capa de siete metros de longitud que han de llevar dos curitas con cara arrobada de damas de honor.

– Instaurar los primeros viernes de mes, tras la misa, una manifestación que partiría de la madrileña plaza de Colón contra cada ley aprobada en el Parlamento, al tiempo que se remite al Tribunal Constitucional una copia para su trámite de inconstitucionalidad.

– Establecer una campaña feroz en sus medios de cabecera contra los componentes de los cuerpos y fuerzas (siempre que lo digo me suena a eso de los vascos y vascas) de seguridad del Estado involucrados en las detenciones de etarras, y que tanto están entorpeciendo que ETA cometa sus atentados y el consiguiente advenimiento de los salvapatrias.

– Deberán acompañarle en su lista (por favor se lo pido) para las próximas elecciones Esperanza Aguirre, Pujalte, Zaplana y Acebes, sin los cuales el centro parecería la izquierda, y España recordaría a Suecia.

– Sugiero que Aznar forme parte del comité electoral del PP, ahora que le han contratado hasta en México para dar lecciones de liderazgo (os lo juro, no lo leí en un cómic: exactamente es una Cátedra de Ciudadanía, Liderazgo y Desarrollo en el Instituto Tecnológico de Monterrey), en el mismo país cuya izquierda le llamó “delincuente electoral” y acabó pidiendo que se le declarase persona non grata por injerencia en la política interna mexicana.

– Celebrar con fuegos artificiales y cóctel de gambas con salsa rosa y champán (jamás el cava) cuando las cosas nos vayan mal a los españoles, como, por ejemplo, si el paro sube en agosto más que en el agosto anterior, si hay más muertos en la carretera, si el tsunami de las hipotecas basura norteamericanas inunda nuestro sistema de ahorro, si el euribor sube un poquito más.

Todas estas sugerencias, así, a bote pronto, hechas con urgencia, porque seguro que ni se les había pasado por la imaginación, y con mi despiste luego se me olvida. Veré qué más puedo hacer por Mariano en los próximos días.

¿A quién quiere más Manuel Fraga?

Si no estás acostumbrado a Fraga, hasta las puntillas te hacen llaga. Eso es lo que ha debido de pensar Mariano Rajoy cuando ha comprobado este fin de semana que el patriarca del partido no le tiene en cuenta en su testamento político. Porque lo de Fraga Iribarne ha sonado a maldita herencia, a certificado de últimas voluntades antes de partir a mejor vida, es decir, al Senado de Madrid, que es donde mejor se duerme la legislatura.

Oyendo a Manuel Fraga uno piensa que el presidente honorario del PP está para poco más que para sopitas (aunque por la manera de hablar parece que «siempre» está con las sopitas en la boca, el muy glotón). Como Fraga habla raro, Rajoy lleva unos días pensando qué habrá querido decir cuando en el acto del PP que abría el curso político en Pontevedra el patriarca justificaba su ausencia con la disculpa tonta de que tenía trabajo. No sé Rajoy, pero yo a Fraga le he entendido hasta con las sopitas en la boca.

Para rematar la faena viene la SER del grupo PRISA con su conocido (y temido) pulsómetro a echar una mano a su favorito en las filas del PP: Alberto Ruiz Gallardón. La encuesta de ayer, aparte de tomar nota de la diferencia, casi una constante en los últimos tres años, entre el PP y el PSOE, a favor de este último partido, constata una sospecha que no es más que un secreto a voces en las filas de la derecha: que Mariano Rajoy es el líder peor valorado en toda la historia de la democracia, y, lo que es peor, que su rival y sin embargo amigo Ruiz Gallardón, el auto postulante para acompañarle en su lista en las próximas elecciones generales, goza del triple de favor entre los votantes naturales y declarados del Partido Popular: un 15% de Rajoy contra el 44% del alcalde de Madrid.

Detengámonos a pensar en el panorama que se le abre a Mariano Rajoy. Una Esperanza Aguirre, la jefe de filas de la extrema derecha ultraliberal del partido, que difícilmente estaría capacitada para pescar en ese hipotético caladero (2-4 millones) de votantes de centro, sin los que es imposible alcanzar los suficientes votos para obtener la mayoría. Un Fraga Iribarne que insiste, aviso para navegantes, desde el diario La Razón, en que “a lo mejor Gallardón tiene que ofrecerse porque no le ofrecen nada”. Un Rodrigo Rato que por ahora piensa dedicar sus ratos libres a llevar a sus hijos al kárate. Unos votantes naturales que prefieren con mucho a Gallardón. Un grupo mediático de prestigio, “independiente de la mañana” (por las tardes, no tanto) que estaría dispuesto a no estorbar la llegada del faraón de Madrid a Génova 13, o a la Moncloa si es menester.

Y por si fuera poco, un Mariano Rajoy abocado a acudir a las urnas con los mismos perdedores que le acompañaron en el último naufragio electoral del 14-M, con la misma oferta caduca, falta de imaginación, con el rencor, la venganza y el odio rancio enquistado en sus almas. Vaya panorama.

¿Alianza de Murdoch y Aznar contra el rey?

¡Qué extraño! El flemático diario inglés The Times, paradigma del periodismo concienzudo (nada que no sea trascendental para la vida del ser humano es digno de ser llevado a portada, ni siquiera el fútbol), dice que “hay señales de que la popularidad del Rey Juan Carlos está en peligro”, por su “estilo de vida”, y después de que la Casa Real haya creado la figura del interventor, un profesor de Derecho Administrativo que se encargará de gestionar las finanzas del Rey, para que ponga orden en los más de 8 millones de euros con que financiamos la casa real desde los presupuestos generales del Estado.

Una noticia que aquí en casa apenas debió de levantar un murmullo de aprobación entre los ciudadanos que se molestaron en leer más allá de la segunda línea, ocupa un lugar destacado en la edición digital del sesudo The Times. Añade la publicación, además, como síntomas del supuesto rechazo popular, el reciente lío de las caricaturas de los príncipes, y el incidente del oso, presuntamente borracho, que le pusieron al rey delante del punto de mira de su fusil, en una cacería en Rusia el año pasado. A nadie podría extrañar que fuese cierto, como rey directamente designado por el Franquito, al que, según cuentan las leyendas urbanas, los buzos guiaban milagrosamente el anzuelo de sus artes de pesca para que el dictador se sintiera un hombrecito mientras cobraba presas descomunales en las procelosas aguas de los océanos.

Todos sabemos que el nombramiento de un interventor para fiscalizar las reales finanzas no es signo alguno de transparencia, esa transparencia que muchos pedimos a gritos al jefe del Estado, y que la Hacienda Pública exige sin piedad a cada uno de los ciudadanos. Pero al menos, que un catedrático de Derecho Administrativo haga cuadrar sus cuentas, aunque el resto de los mortales desconozcamos los detalles -esas cuentas tantas veces bajo sospecha de utilización manirrota-, debería ser saludado como un alivio. ¿Por qué al Times le parece este paso adelante una pérdida de popularidad? ¿Por qué abre el Times un debate inexistente en España, o al menos en las catacumbas de las preocupaciones de los españoles? ¿En qué encuestas se basa el diario de Murdoch para conocer con tanta precisión nuestro estado de opinión popular (¿popular? Humm…)

¡Cielo santo!, ¿he dicho Murdoch? En estas cavilaciones me andaba yo cuando me asaltó la teoría de la conspiración: Murdoch, su consejero José María Aznar, el rey de las Españas… Y me acordé del odio soterrado del hombrecillo insufrible, que durante sus mandatos relegó groseramente a Juan Carlos a la figura de peón (“el Rey irá a Cuba cuando toque”), que no soportaba que el jefe del Estado fuera rey en su ADN mientras él era el interino de la presidencia en su DNI, pero que reinaba en sus sueños de gloria inconfesables, apenas realizados cuando montó aquella zarzuela vergonzosa de la boda de su hija (¡vaya princesa!) en El Escorial, con jefes de Estado, de Gobierno y restos de la realeza casposa como invitados.

Sólo me jodería que fuese cierta esta historia de venganza, y que por culpa del hombrecillo insufrible y sus complejos de inferioridad tuviese que ponerme a defender la existencia de la monarquía española a estas alturas del siglo. Creo que no se lo perdonaría nunca.

Bastante tengo ya con mi contradictorio amor por el foie gras de oca.

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Meditación para hoy: quisiera darle a ETA el protagonismo justo de lo periodísticamente correcto. Los terroristas han vuelto a atentar, afortunadamente con escasos resultados, después de que el día anterior se hubiese vuelto a producir otro milagro de los que hablaba Rajoy: las policías española y francesa, que sólo aciertan de milagro, según la teoría puesta en circulación por el presidente del PP, habían dado un golpe colosal a la cúpula de ETA. Todo hace pensar que el de ayer parece un atentado precipitadamente preparado, sólo para demostrar que ETA mantiene operativa su capacidad de provocar terror. Además de la constatación de su debilidad y de que la policía puede hacer milagros.