Cada vez creo en menos cosas Un foro para pensar en lo divino y en lo humano

El planeta se calienta menos que la derecha, según el primo de Zumosol

Popeye basaba la fuerza de las espinacas en la creencia errónea de que contenían mucho hierro, cosa que los productores de espinacas agradecieron eternamente, y hasta le levantaron varios monumentos.

Años después, una multinacional «demostró» falsamente que la vitamina C tenía una especial incidencia en la prevención de los catarros, en cuya urdimbre no estuvo totalmente ajeno un premio Nobel como Linus Pauling, del que se supo que había cobrado sumas de dinero generosas por colaborar en los presuntos estudios de campo. La confabulación funcionó con tanto éxito que aún hoy en día permanece en la mente de mucha gente que una dosis alta de vitamina C ayuda a pasar el invierno libre de toses y mucosidades.

El otro día, un juez inglés puso en solfa nueve puntos del famoso video que patrocina Al Gore, ex vicepresidente del gobierno de los Estados Unidos y reciente premio Nobel de la Paz, sobre el cambio climático, tras la denuncia de un camionero, miembro del partido de centro derecha New Party, que se embolsó por ello 1,5 millones de euros de una empresa filial de la petroquímica Exxon Mobil. Ni el juez ni el camionero son expertos en clima, que se sepa, pero el dinero de las empresas que quieren esconder su poder contaminante convierte en sabio al más tonto.

Ahora el sabio es otro que cree militar en un partido de centro derecha español. Mariano Rajoy pretendió ayer ridiculizar la lucha del gobierno (¡de Zapatero, oiga!) contra el cambio climático, apoyándose en los conocimientos de un primo suyo que al parecer es un científico que vale mucho, el chico. Me recordó lo del primo de Zumosol. Hacía una semana, desde su video en el que imitaba al rey, que no sentía tanta vergüenza ajena. Creo que actuaciones como estas van a constituir el núcleo duro de la moda otoño/invierno de Génova 13 Rue del Percebe.

Lo dijo como el que expone una obviedad, sin complejos, sin medir las palabras y las consecuencias tremendas que iban a tener incluso entre su propio electorado. Se preguntaba Mariano, con esa voz de líder de la oposición, con esa mirada de líder de la oposición, con ese porte y esa dicción de líder de la oposición, con ese gesto pausado de líder de la oposición (no sé si os había dicho que Mariano, por increíble que parezca, no es un payaso, sino un líder de la oposición), se preguntaba, digo, cómo era posible que Zapatero se preocupara tanto del calentamiento global cuando los meteorólogos no saben acertar con la predicción del tiempo de pasado mañana:«¿Quién sabe lo que va a ocurrir dentro de 300 años? ¿No tiene el gobierno cosas más importantes en las que pensar?»

Este es mi Mariano, mi líder de la oposición, echando una mano a las empresas contaminantes, para que la economía no se pare, como decía su presidente Aznar cuando echaba pestes sobre el tratado de Kyoto, angustiado ante la posibilidad de que el cumplimiento del convenio contra el CO2 llevara a este país a la ruina. Y eso para un patriota es una ruina.

Y yo pregunto: ¿No es esto una demostración clara de que la derecha es en sí una fuerza contaminante, que es un peligro letal para el planeta?

El régimen de la extrema placidez de los cementerios

Jaime Mayor Oreja no es un cualquiera. Como eurodiputado ostenta el cargo de Vicepresidente del Grupo Popular Europeo. En la Eurocámara se representa a sí mismo, a su partido y a los españoles que le han votado. Con tanta representación sobre sus hombros lo menos que se le puede pedir es que cuide sus palabras, porque hay palabras de efecto bumerán, que una vez lanzadas dan varias vueltas a la Tierra, retornan hacia ti y pueden levantarte la tapa de los sesos.

En unas declaraciones a un diario, dictadas con la ligereza de una conversación de taberna en una tarde de fútbol, aseguró, en referencia al régimen franquista, que “hubo familias que lo vivieron con normalidad y naturalidad”. ¿Las familias de los miles de asesinados, detenidos, torturados, represaliados por el régimen golpista entraban en ese cuadro de los “echpañolech normalech” a los que tanto se refiere su jefe Mariano Rajoy? Lo mejor de su aportación a la memoria histórica de la que él abomina es esta frase con la que se ganaría una entrada triunfal en la loca academia de la historia: el régimen de Franco«era una situación de extrema placidez». Eso sí que es aportación al debate. ¿Qué coño hará el resto del día en la Eurocámara un pensador de este pelaje?

Pero como la desmemoria ataca a la derecha por igual, la jerarquía de la Iglesia católica tampoco quiere recordar su entrega y entusiasmo en la colaboración con el régimen asesino de extrema placidez. El cardenal primado de España, o sea un cualquiera, Monseñor Cañizares, también quiere ajustar las cuentas con la historia, lo que es un contrasentido en alguien que fue elegido numerario de la Real Academia de la Historia por razones misteriosas, pues en realidad es un experto en libros de fábulas como la Biblia.

Él, que representa a la Iglesia cavernícola cuyos insultos a nuestra inteligencia financiamos con nuestros impuestos, insiste, como la oveja de su rebaño Mayor Oreja, en que no es bueno que echemos la vista atrás. Ahora, este historiador purpurado, anuncia una carta pastoral «para cuando ejerzamos nuestro voto». Como no puede justificar el pasado quiere manipular el futuro ¿Qué os apostáis a que, más o menos, vendrá a decir que el que no vote al PP comete pecado mortal? Yo, entre nosotros, monseñor, puestos a pecar prefiero follar. Qué quiere que le diga.

Para completar el panorama, Aznar toreaba ayer en Salamanca, junto al alcalde de la ciudad, en una nueva corrida de FAES (Fascismo Español, -¿o era Falange Española?-). Como sabéis, el hombrecillo insufrible también es historiador cuando los negocios se lo permiten. Suya es la aportación de que el problema de Al Qaeda con España no comenzó con la crisis de Irak a la que él había contribuido, sino “desde que España rechazó ser un trozo más del mundo islámico cuando fue conquistada por los moros, y rehusó perder su identidad, en el año 1300”. Toma ya. Impagable, aunque en Yorytáun le paguen. El caso, os decía, es que ayer Aznar acusó al PSOE de traidor, de negociar con ETA y con los gobiernos del PP a un tiempo, a dos bandas como en las buenas películas de espías. Y él puede acusar sin una sola prueba, porque a un historiador como él le basta con seguir el mismo método científico empleado para llegar a la conclusión de que en Irak había armas de destrucción masiva: la fe (“Créanme, en Irak hay armas de destrucción masiva”).

Con fe en el líder la felicidad está asegurada. La felicidad del idiota, bien es verdad, pero felicidad al fin.

Hay que hacer algo por Mariano

Acabo de oír a Mariano Rajoy un mensaje televisivo digno de estudio psicológico, en el que imita patéticamente el mensaje de fin de año del Rey. Mirando rígidamente a la cámara, como si se hubiera tragado el palo de la escoba, leyendo en el telepronter por donde le pasan el rodillo del texto, como si estuviese escenificando un ensayo general con todo, por si acaso llega a presidente dentro de seis meses y le pilla sin el suficiente entrenamiento.

Las imágenes me atacaron con un latigazo de vergüenza ajena del que todavía no me he repuesto. Lo digo de todo corazón: en Génova 13 necesitan urgentemente un psiquiatra que no sea Aquilino Polaino, el del Opus Dei. Porque la perspectiva de que alguien con ese trauma infantil pueda un día gobernar nuestras vidas y haciendas es terrible. Porque sólo alguien que ha perdido el contacto con la realidad puede ponerse a jugar con nosotros al bonito juego del mensaje navideño ante las cámaras, con esa ausencia total de complejos, sin que le caigan las lágrimas de la risa por la travesura que está protagonizando.

Como si se hubiese apoderado de su alma el hombrecillo insufrible que le habita, se permitió convocarnos a todos los españoles (supongo que a los españoles de bien, a la gente sencilla, normal, o sea…) a que celebremos con su partido el día de la Fiesta Nacional, quizá con banderitas de plástico compradas en los chinos del todo a cien.

Y en medio del disparate, una frase enigmática. Se ha atrevido a pedir a los españoles que “el 12 de octubre lo celebren con franqueza”. Por dios, con franqueza. ¿Tenía que ser con franqueza?

Fuego cruzado contra la agenda de Zapatero

Así no hay quien lleve una agenda coherente. Al pendón del gobierno de Zapatero (me gustan más los pendones que las banderas, cosas mías) le disparan desde las dos trincheras, en fuego cruzado: uno se supone que es fuego amigo -es un decir-, y el otro proviene desde un lugar impreciso de la caverna, mientras el gobierno intenta, en los raros momentos de alto el fuego, explicar su proyecto político.

Juan Luis Cebrián, el Consejero Delegado del Grupo Prisa, valedor de los gobiernos socialistas de Felipe González, padece un ataque de cuernos tan preocupante que ha hecho realidad lo que muchos nos temíamos desde hace años: que el diario El País es un “diario independiente de la mañana”, como reza en la mancheta, pero sólo de la mañana. Por las tardes y noches le perdemos la pista, se va de copas con malas compañías y se hace “dependiente” de intereses espurios. Y no son balas de pequeño calibre la munición utilizada por el heredero moral de Polanco. Son bombas lapa para demostrar que Zapatero es un inútil, que no sabe vender los logros de su gabinete, porque su política informativa (“informativa”, ¿váis pillando?) está marcada por “el oportunismo y la falta de estrategia”.

El fuego del grupo Prisa tuvo su origen, no en disensiones ideológicas, que son las razones nobles que alimentan y disculpan la pasión de los guerreros, sino en motivos empresariales, guerras del fútbol, pero como las de verdad, con las mismas razones vergonzantes que encienden otras guerras, como la de Irak. Y mientras, todos sus lectores pensando que el pedrojotismo era una enfermedad que atacaba en exclusiva a la gente que va por el mundo con las defensas intelectuales mermadas.

Aquí no había petróleo en juego, sino derechos audiovisuales de los partidos de la liga de fútbol. Y como Zapatero no se alistó en ese ejército y se negó a darle el apoyo de artillería que le pedía Cebrián por los servicios prestados, la Moncloa ha devenido en el blanco de un fuego amigo que tiene a toda la tropa desconcertada. Tan es así que hay días en que las críticas al gobierno crecen y crecen de tal manera que el país acaba alcanzando el tamaño del mundo. El país, por decirlo de otra manera, se le ha quedado pequeño a la república independiente de la mañana.

El otro fuego destinado a apoderarse de la agenda de Zapatero es el de ETA. Sabíamos que algún alumno torpón, sacado de la kale borroka, estaba terminando el cursillo del buen terrorista, y que venía en camino con su máster bomba bajo el brazo a salvar a la basca de la patria vasca. Bueno, pues ya ha llegado.

Arriesgando el pellejo a distancia, como los valientes gudaris, intentó matar a un guardaespaldas del concejal del PSE Juan Carlos Domingo, con su bomba máster adosada a los bajos del coche oficial. Por fortuna, el terrorista recién licenciado era más tonto de lo que nos temíamos, y el escolta ha quedado vivo para contarlo.

Así que ya tenemos la agenda de Zapatero centrada de nuevo en el terrorismo, aparcada la memoria histórica hasta que escampe, mientras el pobre Rubalcaba se ve obligado a insistir cansinamente en la obviedad de que la policía y la Guardia Civil siguen en estado de máxima alerta, con el aliento vigilante del superpatriota Rajoy en el cogote, las balas del fuego amigo de Cebrián silbándole cerca de la oreja, y la mesa de Batasuna rebosando champán. Menos mal que a Zapatero le queda Sonsoles, que canta como dios.

¿Es malo tener buena memoria?

Creo que vamos a tener Ley de la Memoria Histórica muy pronto, tras el acuerdo alcanzado entre el PSOE y las fuerzas políticas parlamentarias, excepto PP y ERC. Para ERC la ley se queda corta en la devolución tanto de los bienes como de la honra de los represaliados por el franquismo. Para el Partido Popular, esta ley no es más que una obsesión de Zapatero, una venganza, y no una restitución. La realidad es que los muertos están mal enterrados. En el Valle de los Caídos yace el cuerpo de un desalmado (si no tenía alma, ¿para qué enterrarlo en sagrado?) mientras que en las cunetas de caminos y carreteras de España reposan todavía los restos de miles de españoles asesinados por el «homo antecessor» del PP. Y este partido sabe que cada hueso exhumado es una acusación contra aquel régimen del que su presidente de honor formó parte como ministro y cómplice. No es que les duela esta Ley. Les duele la memoria misma.

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Meditación para hoy: estoy intentando unificar el blog que hoy se aloja en el diario PÚBLICO con este de 20MINUTOS. Estamos intentándolo hace días, pero esto de la informática, al parecer, es más difícil de solucionar que el proceso de paz en Euskadi. Esa es la razón de mi largo silencio en este blog, con el que tanto me identifico y en el que he lidiado con vosotros los mejores debates en estos últimos años. Mientras estamos perdidos, os dejo el post que hoy se publica en el 20MINUTOS de papel. ¡No huyáis, cobardes!

El próximo partido se jugará por el lateral izquierdo

Dicen los que entienden de esto que vivimos una segunda guerra del fútbol, como vivimos una segunda guerra del Golfo, del golfo de Bush.

Desde hace semanas, dos empresas están tirándose los trastos a la cabeza por los beneficios de las retransmisiones de los partidos: el grupo Prisa, a través de Audiovisual Sport (AVS), de la que posee el 80% de las acciones, y Mediapro, el grupo liderado por Jaume Roures, que a punto está también de entrar como elefante en cacharrería en el negocio de la prensa diaria con el periódico Público, que se supone a la izquierda de El País.

Lo de la guerra del Golfo no es mío, sino de Felipe González, ayer, en un acto de homenaje a Jesús de Polanco recientemente fallecido. El ex presidente, como buen pagador, se sumó al acto con un discurso de alabanza al finado por los favores (mutuos) recibidos, pero dejó caer una perla que sólo los gonzalósofos habrán podido descifrar. Lo que dijo fue que estamos en otra guerra del fútbol, “y me preocupa el fuego amigo”.

¿Cuál es el fuego amigo? ¿El de Prisa, allí presente? ¿Ha sido una forma de desautorizar a Sogecable en esa lucha sin cuartel por el pastel multimillonario de las retransmisiones de fútbol? ¿O está contemplando, quizá, Felipe González con preocupación la derechización acelerada que está sufriendo últimamente el que fue diario de referencia de la izquierda en la transición y la posterior etapa democrática? ¿Estará molesto porque El País ha cambiado descaradamente el cromo de Zapatero por el de Ruiz Gallardón, por haberse negado el gobierno a mediar en la segunda guerra del fútbol a favor de los herederos de Jesús del Gran Poder?

Prisa y Mediapro luchan por el mismo mercado, uno de dinero, de mucho dinero, el del fútbol. Tanto que ahí puede estar la clave de la supervivencia de Canal Plus.

El otro campo de batalla es ideológico. El diario Público viene pidiendo paso por la izquierda. En un país en el que el centro se corre (con perdón) a la derecha y el diario El País hacia el centro, queda mucha hierba fresca por el lateral izquierdo. Así que, amigos, allí nos veremos un día de estos.

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Meditación para hoy: Al Qaeda, o una de sus franquicias islamistas, que uno nunca sabe a quién pertenece el negocio del terror, vuelve a amenazar a España. Parecería una amenaza más de las muchas que prodigan sus voceros iluminados desde hace tiempo. Pero creo que esta vez hay algo más que una bravuconada. La sentencia del 11-M está a punto (en unos días) de hacerse pública. ¿Es una jugada de hostigamiento al tribunal o la disculpa para la puesta en práctica de futuros atentados?

Ni el fantasma de Terra Mítica le hará perder la sonrisa

Entre las sonrisas enigmáticas de la Historia yo me quedaría con dos, la de la Monna Lisa y la de Eduardo Zaplana. De la sonrisa, o lo que sea, de la Gioconda se han escrito millones de páginas, y hasta existen teorías peregrinas de que, más que de una sonrisa, se trataba de un regüeldo apenas disimulado, como el de los bebés, una mueca a medio camino entre la sonrisa y el alivio de un gas bien liberado.

La de la Gioconda ha quedado inmortalizada por Leonardo. Falta hoy el Leonardo que descifre esa sonrisa perenne, o lo que sea, del portavoz parlamentario del PP, siempre desplegada, como temiendo que en cualquier esquina pueda salirle al paso Antonio López , pincel en mano.

Ayer, tras años esperándole, al fin Eduardo Zaplana acudió a una reunión con el resto de los grupos parlamentarios para intentar alcanzar un acuerdo que desbloquee la renovación del Poder Judicial, en funciones desde hace diez meses por su culpa. Lo vi llegar por televisión, con media hora de retraso, con ese porte suyo de galán de cine, con una mano profundamente hendida en el bolsillo, como si tuviese un asunto entre manos, y esa su sonrisa acartonada que se le ha enquistado de tanto imitar a Monna Lisa.

Yo me decía al verlo: humor no le falta, hay que reconocerlo. Por ejemplo, mantener esa sonrisa el día en que la Abogacía del Estado decía haber calculado en 4,5 millones de euros el dinero defraudado por un amigo suyo a Hacienda en el “caso Terra Mítica”, ese caso que le está acosando como un fantasma, es toda una lección de serenidad de espíritu.

El despliegue de los labios se acrecentó cuando su presidente, Mariano Rajoy, continuaba desde su escaño con el mensaje apocalíptico de los males ficticios que aquejan a la economía española, y se reía de paso de los desesperados intentos del gobierno de Zapatero por facilitar el acceso a la vivienda de los jóvenes. No importa que el IBEX 35 desmintiera sus malos augurios con una subida del 3%, la mayor en cuatro años.

No importa. Una sonrisa de museo, cuando tiene vocación de eternidad no se tuerce ni ante las buenas malas noticias.

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Meditación para hoy: ayer los príncipes de Asturias presentaron a su segunda hija, la Infanta Sofía, a la Virgen de Atocha. Me llamó la atención leer que doña Letizia y monseñor Rouco, que presidió la ceremonia, repitieron el mismo vestido que en la anterior ocasión, cuando la presentación a la misma virgen de su primogénita, la infanta Leonor. La noticia eran los vestidos, blanco el de la princesa, púrpura el del cardenal. Nadie parecía estar dándose cuenta del disparate de escena medieval que allí se estaba representando. Una princesa divorciada y casada en segunda nupcias con un príncipe, ofreciendo a su hija a una de las cien mil vírgenes del santoral, o como se llame (¿el virginal?… bueno, eso creo que es un instrumento precursor del clavecín, aunque el diccionario de la RAE lo haya olvidado), en un estado aconfesional es casi una provocación, además de un ejercicio de cinismo real. De la realeza, vamos. Para que luego se pregunten por qué este país es cada día más republicano.

Muertos de una compañía de bajo coste

En los medios de comunicación alejados del amarillismo existe un código ético no escrito para el tratamiento de determinadas noticias, con el fin de impedir que se haga un daño gratuito e innecesario a determinados colectivos. Así, en las crónicas de sucesos se intenta evitar (no siempre se consigue) dar la nacionalidad del delincuente, o su raza, para no favorecer la malsana tendencia a las generalizaciones por parte de los lectores.

Noticias como “una banda de rumanos especializada en asaltos a domicilios”, como alguna vez he leído, es todo un manjar con el que alimentar la xenofobia de la extrema derecha y extender entre los ciudadanos el miedo al extranjero, al diferente por el color de su piel, su religión o su lengua.

A veces el mensaje no es tan burdo. El otro día, la televisión, el medio más poderoso para fijar pasivamente en las conciencias los estereotipos, se refería al accidente de aviación en Tailandia, en el que habían muerto 88 personas, como “el accidente mortal de una compañía de bajo coste”. Parecía financiada la información por Iberia o British Airways o Lufthansa, como dando a entender que los aviones de las compañías de bajo coste no llevan suficiente gasolina para todo el vuelo o suelen aterrizar con las ruedas pinchadas, y que nos está bien por rácanos, por querer comprar duros a cuatro pesetas (¡qué antiguo queda esto con el euro, por cierto!).

Era lo que me faltaba, a mí, que cuando viajo en avión me quedo siempre sin mear porque, en el lavabo, esos cambios de sonido tan extraños me parecen siempre que estamos apunto de tomar tierra… a puñados. Deberían tener un poco más de cuidado con los hipocondríacos como yo.

Además de injusta, esa manera de dar la noticia es discriminatoria con respecto a otros sectores económicos. Por ejemplo, todos los días muere gente en la carretera, y todos sabemos que cuanto mejor es el coche más posibilidades hay de salir vivos de un accidente, gracias a sus elementos de seguridad pasiva. ¿A alguien se le ha ocurrido dar la noticia de que la mayoría de los muertos en accidente de tráfico iban en “un automóvil de bajo coste”?

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Meditación para hoy: Los ediles de ANV en el Ayuntamiento de Pamplona trasladaron a los pasillos del Ayuntamiento la celebración de una rueda de prensa, al no haber conseguido retirar de la sala donde estaba prevista su comparecencia las banderas oficiales de España y de la Unión Europea. (Esperad, no riáis, que aún no terminó el chiste). Todo este revuelo vino a cuento porque el otro día habían tapado con una cortina las banderas que presiden la Sala de Prensa, entre las que se encuentran las de las naciones enemigas, en guerra con Euskadi, como ya sabéis, desde tiempo inmemorial. Así que la alcaldesa decidió atornillarlas al suelo para que los de ANV no pudieran moverlas de sitio. ¿Solución?: rueda de prensa en los pasillos.

Son estos casos los que me eximen de explicar a mis amigos por qué no soy nacionalista.

¿Qué hacemos con el cadáver insufrible?

Ocurrió en Austria. La policía detuvo a una mujer que llevaba cobrando la pensión de su tía, muerta desde hacía un año, por el procedimiento de falsificar su firma, además de utilizar su tarjeta de crédito con prodigalidad.

Aunque en España también se han dado historias de fraudes similares, lo novedoso del caso austriaco es que la muerta descansaba en paz, convenientemente momificada, pero en la cama de su casa, que es donde mejor se descansa. Nadie sabía de su fallecimiento, por lo que legalmente la muerta estaba viva. Viva para Hacienda, para la Seguridad Social y para los bancos. Estar vivo para la Seguridad Social cuando en realidad estás muerto tampoco es mucha novedad, al menos por estos pagos, pero algo me hizo desconfiar de que este era un caso especial, tan pronto leí la noticia.

Si yo escribiera novela negra, lo primero que me preguntaría es cómo se las arregló la buena sobrina para momificar los restos de su anciana tía de 92 años, sin que se le quebrara entre los dedos, consiguiendo así detener la putrefacción del cadáver. Yo en el Metro o en el autobús distingo desde la distancia por el olor quiénes están muertos esa mañana camino del trabajo. Así que la sobrina debió de hacer un trabajo fino, quizá con técnicas aprendidas en Internet, que lo mismo sirve para aprender a fabricar bombas que a momificar ancianas tías. La piel debe quedar satinada, como llegada de vacaciones, el pelo arreglado, un toque de maquillaje luminoso, y unas gotas de lavanda para disimular el hedor.

En estas cavilaciones andaba cuando me acordé, no sin cierto desasosiego, que el otro día Mariano Rajoy se había empeñado en hacernos creer que la economía española actual está viviendo de las rentas de los gobiernos de Aznar y de sus sabias medidas económicas (?).

¡Ostras! ¿A los muertos no les cambia la color de la piel, y dicen que les crece el pelo? ¿De dónde saca su anciano predecesor ese pelo largo y lacio de play boy?¿No estarán utilizando ladinamente el cadáver de Aznar para seguir cobrando votos? Ese pelo al viento, esa tez oscura y bien entonada, esa delgadez del insufrible… ¿Será verdad, dios mío?

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Meditación para hoy: La judicatura española sigue con su campaña de espectáculos. Ayer, en una apertura del año judicial completamente anómala, con el órgano superior de los jueces en funciones desde hace ocho meses por culpa de la política de obstruccionismo del PP (que pretende mantener uno de los poderes del estado ilícitamente, como contrapeso a haber perdido las elecciones) los miembros de una de las asociaciones de jueces progresistas y el representante de IU no acudieron a la cita. Sí estuvo el PSOE por no hacer el feo al Jefe del Estado, el rey Juan Carlos. Una vez más se escenificó la soledad del Partido Popular en los asuntos más trascendentales de la política española.

Para agrandar si cabe más el desatino, supimos ayer, también, que uno de los jueces de cabecera del partido conservador, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska, volvía a sorprendernos con una nueva decisión judicial desconcertante: archivó la causa y rechazó los recursos de apelación contra Air Madrid, aquella compañía aérea que había seguido vendiendo billetes aún después de tener conocimiento de que la empresa estaba a punto de cerrar su actividad. ¿Qué creéis que ocurriría si se hubiese dado paso a la celebración de un juicio con jurado popular y no a un juicio con el exclusivo juicio de este juez de tan extraño juicio?

Abracadabra pata de cabra, pero en latín

Desde el viernes pasado ya se pueden dar misas en latín. Era la fecha de inicio fijada por el Papa Ratzinger en su “motu proprio” (que significa “por propio impulso”, es decir “porque me da la gana” o “porque me sale de mis mismísimas ínfulas”), como una medida más del desmontaje lento del espíritu y la letra del concilio Vaticano II impulsado por aquel rojo perdido de Papa Juan XXIII.

Si el invento de la confesión se había revelado como el mecanismo perfecto de control social, además de un exitoso instrumento para extender el sentimiento de culpa y pecado, la misa en latín era la representación de la magia de las religiones, el poder de las palabras cabalísticas, privativas de los brujos de la tribu. Excepto los profesores de latín y los curas, ninguno de los fieles tenía la menor idea de lo que significaba la jerga sacerdotal, que sonaba a misteriosos encantamientos.

Yo comprendo que hay cosas que mejor no deben saber los fieles. Por ejemplo, considerando que las iglesias están pobladas en su mayoría por ancianos, parece un sarcasmo que les hagan recitar -tras el “entraré al altar de Dios”- un “hasta Dios, que alegra mi juventud”. En estos casos es mejor que el anciano no lo entienda. “Ad Deum qui laetificat juventutem meam” suena lo mismo que abracadabra pata de cabra, y en cambio se conjura el peligro de que sus queridos ancianitos lo consideren una tomadura de pelo.

En el resto de los casos, creo que las misas deberían decirse en lengua vernácula, para que los creyentes tomen conciencia de las cosas en las que están creyendo. Muchos fieles darían el salto a este otro lado de la razón si pusieran un poco más de atención, ahora que todavía pueden entender lo que allí se dice.

Los médicos también abusaron históricamente del lenguaje críptico mediante el empleo de una letra endiablada en sus recetas, para conservar el aura mágica de su profesión. Y por culpa de esto, ¡cuántos accidentes han ocurrido por una mala interpretación de las recetas!

Ese es el peligro. Con la misa en latín nunca sabes si estás tomando la dosis correcta de dios o te estás intoxicando.

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Meditación para hoy: En Irak ya se cuentan más de 650.000 los muertos provocados por la guerra. La retirada de la facción liderada por el cura radical chií Múqtada al Sáder del gobierno sólo presagia un recrudecimiento de la guerra civil larvada que está viviendo el país. Bush ya no sabe cómo salir de allí con dignidad. Sus generales le sugieren que se meta la dignidad por el mismo sitio por el que suele meterse el honor, y que salgan pitando de allí lo antes posible mirando hacia otro lado. Y ahora, Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal de los EE.UU., algo así como el banco central, anuncia la publicación de unas memorias demoledoras en las que admite el “inconveniente político que supone reconocer lo que todo el mundo sabe: que el principal motivo por el que se inició la guerra en Irak es el petróleo.” Todo el mundo sabe, incluido Bush, Blair y Aznar, que ni Sadam Hussein tenía nada que ver con Bin Laden ni la lucha en Irak consistía en la gran batalla contra el terrorismo internacional que nos querían vender. Era, como siempre, puro y simple negocio. ¿Cuándo pedirá perdón el siniestro trío de las Azores? ¿Continuará como si nada el profesor de Yorytáun dando clases magistrales por el mundo sobre el arte de inventarse armas de destrucción masiva y lucha antiterrorista?