Insultos en la Red

Paz-Padilla-comisaria-amenazas-sociales_MDSVID20160307_0187_9Paz Padilla ha iniciado una cruzada judicial por el acoso y los insultos que recibe en las redes sociales y ha denunciado ante la justicia y desde el programa que ella presenta que determinados internautas sobrepasen desde el anonimato de Internet “límites y barreras que no podemos consentir”, ha explicado en directo desde Sálvame y muy airada.

Desde luego que la libertad de expresión no da derecho al insulto ni a la vejación, tampoco al escarnio ni al juicio paralelo ni a la pena de televisión. Y menos a amenazas de muerte. Estas conductas delictivas no tienen justificación posible y hay que denunciarlas.

Pero donde toca: en un juzgado. Aunque, claro, Padilla también debería mirarse el ombligo y ver dónde trabaja. Y entender que la mayoría de las prácticas poco deontológicas que ella critica las tiene metidas en su propia casa y con sus propios compañeros de plató.

Ella, por el mero hecho de ser la conductora, no está exenta de participar de ciertos aquelarres destructivos de los colaboradores hacia terceros y entre ellos mismos. Y ella misma los protagoniza: si no, que se lo pregunten a Malú, que ha salido escaldada de su propia boca.

 

De ‘Talent’, se tiene o no se tiene

Telecinco-mayusculas-Llega-Got-Talent_MDSVID20160115_0052_17Vivimos en un país con talento. Tenemos arte por los cuatro costados ¿Pero tanto? Got Talent, en su reciente estreno en Telecinco, no ha separado en sus dos sábados hasta la fecha muchos granos de entre la paja.

Ni los esfuerzos de su jurado, formado por Eva Hache, los dos Vázquez (Jorge Javier y Jesús) y Edurne, por aportar algo de carisma, ni lo visto hasta el momento sobre el escenario, dan demasiadas esperanzas sobre que se obre el bombazo y el programa descubra a una nueva Rosa de España, por poner un ejemplo.

Uno de los fallos radica en que el casting parece que no tuvo mucho donde elegir y, en consecuencia, el programa tiene poco que ofrecer.

En algunos momentos, se asemeja más a un esperpento que a un concurso de talentos propiamente dicho.

Además, los talent shows  están trillados en nuestras pantallas. Y Got Talent llega algo tarde a ellas como para deslumbrarnos con un fenómeno que ya vivimos con Tú sí que vales o La Voz. Si sube el listón de concursantes podrá incrementar su interés.

Ahora, dos cosas que agradecer: que no regrese el jurado al estilo Risto Mejide y que los sábados no sean para el corazón.

A Griso le sobran un día y una noche

GRA002. MADRID, 24/02/2013.- Fotografía facilitada por Antena 3 de la periodista Susanna Griso, presentadora del programa "Espejo Público", que ha manifestado en una entrevista con Efe que piensa que en momentos como los actuales hay una oportunidad "muy buena" para hacer una segunda transición, que solo resistirán las cadenas de TV más fuertes y reconoce que se "desnuda mucho" al frente de "Espejo Público". EFE/Rafael Bravo ***SÓLO USO EDITORIAL***

A Bertín Osborne ya le salió competencia. Susanna Griso estrenó 2 días y una noche, la forma que tienen ella y Antena 3 de hacer entrevistas en profundidad con famosos en su terreno más íntimo: sus hogares.

Griso mostró buenas intenciones y ganas en su encuentro con el cantante Sergio Dalma. Pero, usando un símil teatral y de cine, la periodista ejerció como tal todo el rato y no consiguió romper la cuarta pared con el invitado y hacérselo suyo, o al menos, acercarlo a la audiencia.

Bertín, en cambio, se mete en el bolsillo al famoso desde el minuto uno. Su estilo no es ortodoxo y peca de enjabonar a sus amigos, pero su habilidad para humanizar a los personajes es innegable.

Griso, por el momento, no ha intentado este acercamiento extra a sus compañeros de dos días y una noche. Por lo que, para este viaje no hacen falta alforjas. Diríamos que le sobran un día y una noche.

Aunque, total, ambos formatos son copias del programa sueco Sleeping With The Stars (Durmiendo con las estrellas). El plagio no entiende de canales y tampoco de fronteras.

 

Goyas, luces y sombras

259685-944-641Los Premios Goya fueron en su 30 edición más de lo mismo,  para lo bueno y para lo malo. El cine español es como es, así como sus profesionales, con sus luces y sus sombras, como el oficio. Como la vida.

Así que, como en otras ediciones, y a pesar de los esfuerzos de guionistas, presentador y equipo técnico y de realización, la gala se hizo a ratos lenta y rellenada con chistes forzados.

Eso sí, fue novedad que se cortaran los discursos de los premiados de forma aleatoria, cuando la dirección consideraba que eran demasiado largos, perjudicando al galardonado y a los espectadores, que nos quedábamos a medias. Gracias, Ricardo Darín, por dejarlo patente al recoger tu Goya.

No te arrepientas Dani Rovira de haber sido el presentador del tinglado. Estuviste correcto, sin la frescura de tu primera vez como presentador de la gala el año pasado. Que algunos de tus chistes no fueran correspondidos por el público son gajes del oficio que hay que encajar igual que el éxito.

Algún patinazo fue de traca, como decirle a la candidata Inma Cuesta que, del 1 al 10, cuanto de buena está. Pero con los políticos presentes acertaste, ofreciéndoles un pacto de los Goya. No desesperes.

Hormigas…

Parece que esta vez no se la ha salido tan bien la  jugada a Pablo Motos30, cicerone de los más importantes actores internacionales de promoción por España.  Motos y Will Smith son inseparables y el intérprete norteamericano no solo ha conectado con el humor de El Hormiguero (A3) sino que es un habitual.

Pero Motos también ha descolocado a otras estrellas del celuloide como la oscarizada Charlize Theron o al protagonista de La red social, Jesse  Eisenberg. Esta semana han visitado a Trancas y Barrancas los actores de Zoolander 2, un tridente de primer orden del humor: Will Ferrell, Owen Wilson y Ben Stiller.

Penélope Cruz causó baja (quizás se temía el descalabro).

Los ilustres invitados parecieron no entender demasiado bien el desfile de inventos, experimentos, bromas y hormigas parlantes que circulaban ante sus ojos y que les restaron atención como centro del programa.

Motos no aprovechó el increíble potencial de tres ases del humor para hacerles brillar más. O no les explicó suficientemente bien cuál podía ser su papel en el mismo.

Darle un beso a Ferrell o preguntarle a Stiller por la delantera de Pe tampoco ayudó.

Las hormigas podrían adaptarse más a sus invitados, y no al revés.

 

Protocolos ‘Vip’

No me puedo resistir a volver a hablar de Gran Hermano VIP. El motivo: el Pequeño Nicolás, esa joya televisiva para inventarse conspiraciones, traiciones y protocolos de Estado, ya sea fuera o dentro de la casa.

Bien mirado, Fran no ha cobrado tanto por los días de asueto que ha pasado entre cámaras. Porque, viendo lo que fabula (si no te lo crees) o lo que ha vivido este muchacho de 21 años (si le damos credibilidad a sus relatos junto al poder) es una mina.

¿Pues no va y dice, al ser el primer expulsado, que ya se lo temía? Que tras haber hablado demasiado sobre secretos de Estado, el susodicho habría activado de urgencia sus mecanismos para neutralizar su presencia  en Guadalix por la seguridad del sistema.

Pero a parte de decirnos que Rajoy es tonto, que Aznar es listo, que la infanta Cristina es «una Borbón» y que la Reina Letizia es «sucia» (apreciaciones que podría hacer un ciudadano de a pie mínimamente avispado).

Una vez en plató, tanto la noche de su expulsión como el domingo pasado en El Debate VIP, se ha olvidado de las tramas y ha desplegado su verdadero arte: el de la manipulación y el morbo. Eso sí, con inteligencia. Que le sobra, al igual que morro. A ver si se le pega algo a Sema.

Los fogones están de moda (demasiado)

img.rtve.esCuando a la televisión le da por poner de moda algo, no para hasta que lo consigue a base de copia y de contraprogramación vil, hasta convertir al programa que ha iniciado esta tendencia en cansino y a sus clones en más cansinos todavía, por producto falsificado.

En este proceder en busca de apuntarse al carro de los beneficios que ha conseguido el competidor, el tema más manido últimamente es la cocina.

El oficio de los fogones está viviendo su edad dorada catódica, y a los concursos de talentos y los realities se añade ahora el seguimiento de cocineros con estrella Michelin (el útimo caso conocido es el del chef Dabiz Muñoz).

Pero en este elevamiento a los altares de un oficio, programas que han disfrutado del favor de los telespectadores comienzan a perder fuelle (véase la última edición de Masterchef Junior, y eso que se emitió en Navidad y los protagonistas son niños).

El arte culinario es elevado. Y reporta pingües beneficios a nuestro país. Quién lo duda. Pero ¿No se está estirando demasiado el chicle?¿No se romperá este amor de tanto usarlo?

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‘Gran Hermano’ Visa

Fran-Little-Nico_MDSIMA20160111_0131_1Los grandes hermanos acostumbran a entrar mayoritariamente a vivir la experiencia y a hacer amigos, muy lejos de la intención de lograr el maletín de euros del premio final. Y esta generosidad en ofrecer tu vida televisada es compartida tanto por los concursantes anónimos como por los famosos.

Pero en esta nueva edición de GH VIP se rompen los esquemas.Y, aunque los escogidos para la convivencia no lo digan a las claras, y sigan exhibiendo sus nobles intenciones de convivencia, mucho me temo que esta vez sí, la pasta es el camino.

El año pasado, Belén Esteban donó parte del botín a causas benéficas. La honra. Esta vez, quien se lleve el gato al agua hará beneficencia  con su propia persona.

Porque, a saber, tenemos en Guadalix a Julián Contreras Junior, que ha declarado públicamente estar más tieso que la mojama.

Le acompaña el pequeño Nicolás, que sin oficio ni beneficio tras verse descubierto en sus tejemanejes de influencias, ha entrado directo por la puerta.

La cuota folclórica la pone Rosa Benito, que ha vuelto a la televisión tras cantar por los pueblos de España y vender la famosa nave, vamos, que va sobrada de parné.

Y, poniendo la guinda al pastel, el presentador Carlos Lozano, directamente surgido del baúl de los recuerdos catódico. Vaya cuadro.

Terror en La Moncloa

ada colauJosé Mota no falló en su cita anual con la previa de las Campanadas en TVE. Esta, no por muy esperada y previsible, fue decepcionante. Más bien al contrario.

El cómico manchego hizo un retrato fino y certero de las muchas sombras que han sobrevolado durante el último año la sociedad y la política españolas. Cataluña fue protagonista de dos gags con mucho regusto televisivo: Artur Mas convertido en Mad Max y motorizado hacia la independencia, tropezándose con algún que otro peaje en el camino.

Y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, montando el Belén, literalmente, con pastores manifestándose y energías renovables en el establo del niño Jesús en lugar de bueyes. Su homónima madrileña, Manuela Carmena, tampoco escapó a la sátira: hilarante, musicalizada, acertada pero en su punto, ni demasiado blanca ni excesivamente ácida.

La única pega para Mota es la elección de la película El resplandor de Kubrick como hilo conductor del especial, pues complicaba la comprensión de las sátiras a los no versados en el filme.

En este valle de lágrimas de la actualidad patria, convertido en risa con trasfondo de reflexión, La Moncloa apareció como un hotel de cadáveres políticos. Eso sí que daba miedo.

Berlanga somos todos

calabuch-peliculaEntre el empacho de estos días de programas especiales que ensalzan la Navidad y sus bondades, con mensajes bienintencionados y vacíos, asomaba el martes 29 de diciembre una joya de nuestro cine que nos retrata a todos los españoles, los de antes y los de ahora.

Calabuch de Luis García Berlanga (1956) nos la ofrecía La 2 en Historia de nuestro cine.

Qué placer descubrir de nuevo nuestra idiosincrasia disfrazada de una comedia amable que eludía con maestría la censura franquista.

Qué lección de buen cine y qué desfile de personajes que nos hacen un traje a medida desde un aislado pueblo mediterráneo: el alcalde al que solo le preocupa su casa, el militar que compadrea con sus reos y machaca a sus inferiores, los contrabandistas simpáticos, la maestra que no respeta a los ancianos y que no valora la gimnasia como lección vital o el farero que avista más jugadas de ajedrez, compartidas por teléfono con el párroco, que barcos en el mar.

Dicen los entendidos que, para comprender nuestro presente, hay que conocer el pasado. Lo mismo ocurre con el cine.

Y qué bueno es que se le dé un sitio en televisión para que luzca con toda la luz propia que tiene y merece.