Archivo de febrero, 2019

Abril y Buenafuente: pareja de humor, amor y Goyas

La verdad es que la última gala de los Premios Goya fue un gusto televisivo, además de cultural y cinematográfico, gracias a tres momentos muy destacados que la desligaron del habitual sopor de los discursos de los premiados y de los chistes sin encaje de sus presentadores.

El primero de estos aciertos tuvo presencia durante toda la retransmisión gracias a una pareja muy bien avenida, la formada por la humorista Sílvia Abril y el presentador Andreu Buenafuente, los conductores de la gala.

Dúo sentimental y profesional, ambos fueron un ejemplo de cómo maridar ambas facetas con profesionalidad y elegancia.

Además, demostraron que las galas de este tipo se pueden copresentar perfectamente y así repartirse mejor el peso de las críticas y, en esta ocasión, de los merecidos halagos.

Se agradeció que el hecho de ser catalanes no fuera explotado políticamente en sus intervenciones. No era el foro ni ellos tampoco los mensajeros. Los pocos destellos al ‘procés’ tuvieron un pase.

De aplauso por su genialidad y, de nuevo, elegancia, fue el momento en el que Abril perdía su vestido y Buenafuente, en un gesto de solidaridad, se quitaba el traje.

Ambos, en ropa interior, presentaron uno de los galardones.

El segundo instante para la posteridad de los Goya duró cinco maravillosos minutos. Los que dedicó el actor Jesús Vidal, de la cinta Campeones de Javier Fesser, a agradecer su premio como mejor actor revelación.

Demostró una capacidad de serenidad, emoción y retórica al alcance de muy pocos mortales.

Con su emotivo discurso, Vidal ha roto más barreras en favor de la «inclusión» que muchas campañas de concienciación sobre la discapacidad. Al igual que ha hecho la película.

Y en tercer lugar, la actuación musical del fenómeno de los últimos tiempos, Rosalía.

Arropada por un conjunto vocal y por los arreglos electrónicos del canario El Guincho, la catalana regaló una versión en directo del tema Me quedo contigo que popularizaron Los Chunguitos.

Junto a los premiados, y a los presentadores, esta joven artista dejó claro que el «duende» ni se compra ni se vende. Se tiene o no se tiene.