¡Qué fuerte! ¡Qué fuerte! ¡Qué fuerte! La artista más internacional de nuestro país, la cantante que más está en boca de todos, su disco más esperado, su polémica transformación y yo he estado con ella.
Fue el día D a la hora H. Muchos creerán que por esto de ser periodista y colaborar en un medio tan guay como 20minutos, me tienen que mandar un montón de discos, me invitan a muchos eventos, etc… Pues no. Vamos a empezar por ahí: mi encuentro con Rosalía ha sido casual, una cuestión de suerte y la demostración de que las cosas se pueden hacer bien, sin tonterías ni divismos.
Días antes de que Rosalía publicase Motomami, vi a través de Twitter que la cantante iba a hacer una firma de discos exclusiva en unos grandes almacenes del centro de Madrid. Solo 100 personas serían las afortunadas en conocerla y se escogerían a través de un sorteo. Compré mi disco en preventa, fui al comercio a rellenar una papeleta, la metí en una urna repleta a rebosar y días después recibí un email: ¡era uno de los elegidos!
¡Qué bien organizado estuvo todo! ¡Qué amable fue todo el mundo! ¡Se agradece que esto sea así! Soy consciente de que estoy generalizando pero normalmente las firmas de discos suelen ser caóticas y a los fans no se les trata siempre bien. En ocasiones nos pueden las prisas, se nos contagian los nervios y el caos se apodera de todo pero esto no fue lo que ocurrió. Gracias a toda la organización porque fueron fantásticos.
¿Sobre Rosalía? Qué poco me equivoco cuando afirmo que los que realmente tienen talento y los que son verdaderas estrellas son siempre los mejores.
Rosalía ha jugado con fuego al presentarnos primero las canciones más comerciales del disco (con el permiso de La Combi Versace), haciéndonos pensar que podría haber perdido su esencia y que se había vendido al mundo mainstream. Estábamos equivocados: Rosalía ha reinventado el mainstream con Motomami llevando nuestros sonidos más puros a a la actualidad internacional de más alto nivel.
