He visto desafortunados intentos de estacionamiento, salidas ‘triunfales’ de túneles de lavado o aparcamientos, pero lo que le sucede a este conductor/a es digno de un estudio detallado.
Como poseído por una fuerza diabólica o controlado por una deidad con muy mala leche, el vehículo emprende un viaje sin retorno hacia una reparación a fondo en un taller de chapa y pintura. Lee el resto de la entrada »