De tranquilidad nada. Todo lo contrario. «Tierra, trágame, que luego la bronca encima me la van a echar a mí», pensaría. Y eso que aguantó el chaparrón estoicamente. Es más, me atrevería a decir que en un momento del vídeo se atisba una sonrisilla picarona de estas de «me estoy aguantando».
PD: Son las cosas del directo, aunque yo, en diferido, también me como marrones.