La última víctima indirecta de los humanos están siendo los koalas. El animal australiano por excelencia (que me perdonen canguros y wallabys) está muriendo por culpa del estrés que le provocamos los seres humanos, según publica USA Today.
Como bien sabéis todos los que en vuestra infancia/adolescencia/madurez visteis Moffly, el último koala, estos animales se alimentan a base de hojas de eucalipto y como no son especialmente activos (su alter ego humano serían los de «me estáis estresando» del mítico anuncio) viven en esos eucaliptos.
El problema es que los seres humanos están empezando a ocupar esas zonas. Se están instalando en ellas y, consecuentemente, reduciendo el número de árboles que tienen los koalas para vivir.
Los pobres que, repito, no son los más echaos p’alante del reino animal se están estresando (mucho, muchísimo). Del 50 al 90% de la población de koalas sufren estrés, algo que puede resultar mortal en algunos casos.
Frank Carrick, director del Koala Study Program en la Universidad de Queensland lo tiene claro: «Los koalas tienen un problema gravísimo […] Las cifras muestran que el número de koalas está descendiendo de manera alarmante».
La población australiana tomó conciencia de la situación tras la muerte de su koala más emblemático: Sam, el animal que fue rescatado por un bombero durante los incendios que afectaron al país oceánico en febrero.
Sam padecía clamidia urogenética, una enfermedad que derivada del estrés y que provoca infecciones en los ojos y vías respiratorias, además de infecciones en las vías urinarias, reproductivas y respiratorias.
En sus casos más extremos puede provocar ceguera, infertilidad y, por último, como ocurrió con Sam, la muerte.
PD: Primero los murciélagos y ahora esto. Al final va a ser verdad eso de que nos estamos cargando el planeta.
(FOTOS: Wikipedia)
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