La obsesión de un hombre por el atún enlatado le está costando relaciones y nadie puede culpar a sus conquistas de alejarse al detectar un profundo olor a pescado. O_O ¡¡¡Peor que una mofeta!!!
Esta historia inverosímil le pertenece a Tyler, un caballero residente en la ciudad de Lawrence, Kansas (EE UU), que se ha hecho muy notoria por aparecer en el programa Mi extraña adicción.
En el capítulo, Tyler, de 30 años de edad, dio a conocer su dependencia casi enfermiza por las latas de atún. «Me encanta olerlo todos los días, todo el tiempo, toda la noche, a cualquier hora», afirma este ‘entusiasta’ del pescado.
«Siempre le ha gustado el pescado», dice Ursula, su madre. «Cuando era pequeño y la mayoría de los niños en Semana Santa querían huevos del chocolate, él nos pedía atún y latas de sardinas«, añade.
¡Me quedo muerta!
Según relata el programa, Tyler ha consumido unas 3.900 latas (una media de 15 a la semana) desde que aumentó su hábito por comer atún hace unos cinco años, y ciertamente ha afectado a su vida cotidiana y amorosa.
Durante el episodio, se puede ver al hombre sentado en una cafetería antes de meter la mano en un bolsillo y sacar una pequeña lata. Mirando a su alrededor, la abre, aspira una larga bocanada de olor, antes de deleitar su paladar con parte del contenido y dejar patidifuso a su cita, indica New York Post.
@tlctv Maybe more of a fourth or fifth date confession? #MyStrangeAddiction ♬ original sound – tlc
Además, Tyler también disfruta de untarse un poco del aceite del atún en su cuello haciendo que su aroma sea siempre a pescado. «Sé que esto puede alejar a muchas mujeres, pero no puedo evitarlo», relata Mr. Tuna. «Soy muy sincero y cuando comienzo una relación explico mi extraña adicción antes de que cualquier persona se pueda asustar por mi comportamiento», concluye.
Por último, su fascinación por este tipo de pescado podría ser bastante dañina a largo plazo. Según la publicación Healthline, el atún contiene pequeñas dosis de mercurio, que pueden acumularse en el cuerpo humano y provocar la muerte de las células cerebrales, lo que produce un deterioro de las habilidades motoras finas, la memoria y la concentración.
(Fotos: TLC – YOUTUBE)
Nadie está a salvo de las adicciones. Incluso en una playa tranquila, nos zambullimos en sus aguas y, zas! nos cocainomizamos, como los tiburones por los fardos lanzados al cristalino mar plastificado. Y quien dice tiburones dice arenques, atunes, sardinas y bacalao. Ay esa mesa al cortar pescado frito, esas rayas blancas que le salen por un costado, ay, mamasita, dame aire que toy fumao.
09 agosto 2023 | 0:22
El otro día estaba yo pescando cuando me picó uno, lo saqué y a mitad de camino de sacarlo va y se quita el anzuelo de la boca con la aleta y me mira mal y va y me dice que de esa porquería no, que le de más, dame más, dame más de la otra dijo.
09 agosto 2023 | 0:25