¿Qué os viene a la mente cuando pensáis en Siberia? Tal vez grandes extensiones de tierra cubierta de nieve, frío como para congelar a cualquier cosa que se mueva, el lago Baikal o el misterio del meteorito de Tunguska. Y, ¿sabéis algo de los osos pardos armados? O-O
Uno de estos grandes plantígrados parece que hizo poner los pies en polvorosa a un cazador en un bosque. En la huida, el hombre olvidó una mochila con dos escopetas en la cabaña en la que se había detenido para descansar. Al ir a buscar agua, el caballero observó que un gran oso merodeaba por los alrededores, entró en pánico y salió corriendo del lugar. Una historia que firmaría cualquier guionista de películas de humor negro.
Una de las escopetas olvidadas.
El cazador, de 57 años, avisó a la Policía de Irkutsk del peligro que esto podía acarrear. Inmediatamente, un equipo de agentes buscó durante varios días y no encontraron rastro de las armas. Así que todo parece indicar que el ‘ladrón peludo’ se llevó el peligroso botín, ya que por la zona es muy rara la presencia de seres humanos.
Según un comunicado emitido por el Ministerio del Interior local, «el 16 de noviembre, un hombre estaba cazando a varios kilómetros de la aldea más cercana, y decidió quedarse en un refugio forestal. Dejó sus pertenencias en la cabaña y fue a buscar agua. A su regreso, escuchó algunos sonidos sospechosos y vio un oso. Para evitar un encuentro con el animal, se escabulló hacia el bosque donde se ocultó durante varias horas«.
Las marcas del oso en la cabaña.
Antes de irse, el animal rascó con sus garras algunos troncos y mordió un cubo de plástico, donde quedaron manchas de sangre, como se puede observar en las fotos de la ‘escena del crimen’.
«Es muy probable que el ‘ladrón’ ya haya hibernado y se llevara consigo las armas, creyendo que la bolsa contenía comida«, declaró un portavoz de la Policía. Por su bien, espero que no ‘manipule’ los juguetitos. 😉
(Fotos: The Siberian Times – Policía de Irkutsk)
La pena es que no use las escopetas con personajes como el de la mochila
29 noviembre 2017 | 17:23
Lamentablemente, algunos humanos rebuznan y cocean sin previo aviso.
29 noviembre 2017 | 19:01