Archivo de agosto, 2012

El día más caluroso de la Estatua de la Libertad

Cuando fui a Nueva York decidí que no iba a visitar la Estatua de la Libertad. Todo el mundo me dijo que no merecía la pena desplazarse hasta el islote pagando unos cuantos dólares si podías montar gratis en el ferry a Staten Island y verla, desde una distancia amplia, pero lo suficiente como para hacerte una foto. Y así lo hice.

Claro que eso fue antes de que el Doctor Doofenshmirtz hiciese de las suyas y derritiera el monumento. ¿O fue una tremenda ola de calor? ¿Un ataque terrorista quizás? No, amigos, quien ha derretido la estatua es un artista alemán llamado Vincent Ullmann.

Ullmann que ha conseguido un efecto la mar de realista: parece como si estuvieras viajando en un helicóptero y, de repente, la pobre estatua empieza a sufrir un sofoco tan grande que termina quedándose en el esqueleto, aunque sin soltar la antorcha, eso sí.

Al final del vídeo, como habréis podido comprobar, da los detalles de los programas y sistemas utilizados para conseguir este efecto y, aunque dice en Vimeo (donde subió las imágenes) que «muchas cosas pueden hacerse mejor», bien podrían colarte esto en cualquier película… que tragarías.

Es más, no os extrañe que dentro de unos meses lo veamos en cualquier documental post apocalíptico del cambio climático, que podría titularse algo así como: «Primero fueron los dinosaurios… ahora los monumentos». Podríamos ver cómo se derrite la Torre Eiffel, el Taj Mahal y al final solo quedarían en pie las Pirámides, dejando claro una vez más que los egipcios tenían la clave de todo.

En cualquier caso podéis estar tranquilos, porque Vincent es inofensivo, tal y como él mismo reconoce: «No, no estoy planeando una pistola gigante que derrita cosas para atacar Manhattan, volar por las calles y derretir a todos y cada uno me encuentre en mi camino».

PD: Pensaréis que su puntualización es una chorrada, pero viendo cómo se las gastan con algunas cosas en Estados Unidos, más vale pecar por exceso que por defecto.

Un chimpancé pide en lenguaje de signos que le abran la puerta

Cada vez que vemos animales en cautividad hay dos corrientes: quienes apuestan por preservarlos cuidándolos en reservas y quienes quieren que todos los animales vivan en libertad. Por eso el vídeo de hoy a algunos les parecerá simpático y a otros una muestra de que los animales no son felices fuera de su hábitat natural.

Hace unos días un usuario colgó en YouTube un vídeo en el que un chimpancé de un zoo de Gales hacía gestos señalando el cristal. Los gestos, según el lenguaje de signos, pueden interpretarse como un «abre la puerta y libérame» y por eso el vídeo se ha colado en varias portadas de la prensa británica.

Explica el Telegraph, que es el medio donde encontré el vídeo en cuestión, que el visitante entiende el gesto del chimpancé y por eso dice, en inglés: «Quiere que levantemos el cristal». Bueno, os enseño el vídeo y seguimos comentando.

Seguramente muchos de vosotros os estáis preguntando si los gestos fueron mera casualidad o los chimpancés de Gales manejan con soltura el lenguaje de signos. Pues bien, según explica uno de los trabajadores del zoo, Peter Dickinson, parte del programa que están implantando para mejorar la vida de los animales incluye la enseñanza del lenguaje de signos para que los chimpancés puedan comunicarse con los visitantes del centro.

Dice que es bastante habitual que los chimpancés pidan cosas a los visitantes y que generalmente la gente accede alegremente (en este caso era imposible, no vas a coger un martillo y a reventar el cristal, claro) y que cuando los empleados del zoo regañan a quien le ha dado algo que no debía al chimpancé, la gente siempre responde: «¡Él me pidió que lo hiciera!».

Y ahora la gran pregunta: ¿quién ganaría una partida de ajedrez entre un chimpancé y un orangután? Sí, vale que los chimpancés se comunican por signos, pero los orangutanes de un zoo de Miami son capaces de usar un iPad para pedir la comida. Eso es 2.0 total.

PD: Yo soy muy de los chimpancés, por mucho que le duela al pobre Peter, presente en la cabecera del blog.

Después de 48 años divorciados, se ‘recasan’

Las parejas se enfadan, discuten, muchas se separan. Eso pasa en todos lados. Ocasionalmente, uno de los miembros de la pareja hace un intento desesperado de salvar la situación: «Dame tiempo, puedo cambiar»… pero nadie tiene tiempo. Bueno, nadie… salvo Lena Henderson y Roland Davis, de 85 años, que van a casarse 48 años después de su divorcio.

Roland y Lena se casaron con 17 años, sin saber muy bien dónde se metían. Esta pareja de estadounidenses fue medianamente feliz a lo largo de dos décadas, durante las que tuvieron cuatro hijos como cuatro soles y algunas peleas que terminaron en divorcio allá por 1964, según cuenta la prensa local.

Sé que he empezado diciendo que algo deben haber cambiado en la relación para casarse de nuevo, pero (esto que quede entre nosotros) yo tampoco estoy del todo seguro. A ver, os cuento lo que pasó desde que se conocieron hasta ahora y vosotros juzgáis si el motivo de la boda es amor, contentar a los hijos o que «a la vejez, viruelas», que es un dicho muy castizo que usamos poco.

Cronología: cuando Ro encontró a Le

  1. Un juez de paz los casó en 1944. No hubo luna de miel.
  2. Veinte años y cuatro hijos después se divorcian.
  3. Ambos se casan de segundas con otras personas.
  4. Roland se muda de Buffalo a Colorado.
  5. En 1996, Lena y Ronald vuelven a encontrarse en un funeral. No se habían visto desde 1964 cuando se divorciaron.
  6. Roland y Lena enviudan.
  7. Roland llama a su exmujer y le pide que se vuelvan a casar, aunque llevaban 16 años sin verse.
  8. Lena acepta y Roland vuelve a Buffalo.
  9. Este sábado se recasan. Por la iglesia, claro.

Durante todo este tiempo supieron el uno del otro a través de sus cuatro hijos, que son quienes iban informando a sus padres de las novedades. Quizás por eso, son ellos los que más se alegran de este compromiso. «Es el sueño de cada niño, que tus padres divorciados vuelvan a casarse», cuenta Renita Chadwick, la menor de las cuatro criaturas.

Y lo mismo dice la mayor de las hijas, Johnnie Mae Funderbirk, una de las instigadoras de todo este jaleo, que dice sentirse «como una niña de nueve años aunque tengo 65». Pues que coman perdices, que al fin y al cabo… love is lovelier the second time around.

PD: Ya sabéis que en agosto suele traer sequía de frikismo. Lo intentaremos superar de la mejor forma posible.