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Segundo día, cruzando (con susto incluido) el Canal, de Jersey a Exeter

Iniciamos la mañana en la oficina de meteorología de Jersey, la vista es de una sala llena de pantallas y mapas con gente muy profesional y amable, pero al intentar acercarnos a Inglaterra nos encontramos con dificultades… por allí no solo se conduce por la izquierda, sino que su meteorología es dura y sobre todo cambiante.

Pasamos gran parte del día esperando lo que en aviación se dice «un hueco en el cielo para unos pilotos honrados»…

Pues bien, encontramos por fin el hueco, aunque duró poco tiempo, y el cruce del canal se hizo trabajoso. 

Pablo llevaba la navegación de manera impecable, yo me ocupaba de que el avión fuera derecho, a nivel y en el rumbo adecuado; Pablo me iba corrigiendo los rumbos según progresábamos en el cruce, con vientos fuertes que fueron variando constantemente de dirección, mientras la lluvia y las nubes nos obligaban a ir cambiando de nivel constantemente…

Finalmente, llegamos a Exeter, pequeño aeropuerto cerca de la costa con excelente cooperación por parte de estos magníficos controladores de aquí.

En Exeter comentábamos el viaje con otro piloto inglés, que decía con razón que «los meteorólogos miran demasiado las pantallas y poco por la ventana». Con ello se hace significar que esta ciencia es en si difícil y más en unas islas donde el Gulf Stream viene a chocar constantemente.

Ya relajados y camino del hotel, pensando en el par de buenas pintas de cerveza que nos íbamos a tomar, nos sobrevino el mayor de los problemas del día, en el taxi olvidamos la pequeña mochila de Pablo que contiene toda la pasta del viaje y toda su documentación, mas la supercámara. El «canguis» que pasamos durante la siguiente hora fue de caballo, yo me dediqué a llamar una a una a todas las compañías de taxi del lugar, con el creciente desaliento, por la negativa respuesta de cada una de ellas. A Pablo le dio la corazonada de tomar otro taxi y regresar al aeropuerto, por si el taxista que nos trajo hubiese regresado en busca de nuevos clientes, y… una vez más, la fortuna estuvo de su parte y allí estaba el enorme conductor inglés con la mochila, para entregársela. Pablo le abrazó tan efusivamente que el hombre se sorprendió al no estar tan al uso de las expresiones calurosas del sur.

Hoy iniciamos el día temprano, y por lo menos la ventana nos da buena imagen del tiempo, una primera impresión de Pablo, en su mapa de Internet, nos dice que quizás podamos llegar hasta New Castle. Nos iremos a la oficina de Meteo después de desayunar  y allí decidiremos.