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El triste final de Mitch Buchannon

Todo el mundo recuerda al gran vigilante de la playa Mitch Buchannon, la estrella de las playas estadounideneses. Sin embargo, sólo unos afortunados se acuerdan de que el bueno de Mitch dejó de vigilar las playas para vigilar las noches haciendo las labores de detective.

Ahí se le perdió la pista, sí, pero tengo la exclusiva: Mitch Buchannon no acabó ahí. Una vez que Hobbie (su hijo) se casó en Hawai y después de fracasar en el caso más importante de cuantos se había ocupado, Mitch se echó a la bebida.

Le echaron de 283 bares por culpa de sus deudas, le desahuciaron, y enloqueció: empezó a hablarle a su reloj llamando a un tal Kitt, decía que la culpa de la muerte de Stephanie había sido culpa suya… en fin, cosas que acabaron con el pobre ingresado en un centro de desintoxicación.

Afortunadamente, dos años, un mes, dieciocho días, cuatro horas, dieciséis minutos y catorce segundos después, se recuperó. Entonces pidió dinero a Hobbie (que se lo prestó con tal de perderle de vista) y se mudó a Benidorm, donde fundó una agencia de detectives y donde cambió su apellido, de Buchannon a Buchanan, porque decía que sonaba más español.

PD: El actor que lo encarnaba, David Hasselhoff, supo reponerse al papel de Mitch y al de Michael en El Coche Fantástico. Aunque no ha vuelto a protagonizar ninguna serie importante, ha aparecido en multitud de películas de humor, como Cuestión de pelotas o Click.

¿Cómo acabó Waldo Geraldo Faldo?

Estamos acostumbrados a olvidar las series cuando acaban. A pensar que sus personajes, al contrario de lo que ocurre en ‘Toy Story’, desaparecen con el final feliz de sus series. Pero no es así.

Oliver Atton, Daniel el Travieso, Tico y Rigodón… todos tuvieron un después. Al igual que Waldo Geraldo Faldo (ojo, no hablo del actor, sino del personaje).

Waldo se marchó a Nueva York a una escuela de cocina, pero todo fue mal. Duró poco más de una semana aunque quiso perseguir su sueño (porque ya había pagado un mes de alquiler) y decidió quedarse en la Gran Manzana, donde vivía uno de sus múltiples primos.

Su vida, lejos de mejorar, empeoró. El pobre acabó trabajando en un McDonald’s, donde un verano se enamoró de una adolescente que quería estudiar Periodismo.

La chica jamás llegó a empezar la carrera, pero consiguió un puesto fijo en McDonald’s, mientras que Waldo Geraldo Faldo, que se negó a volver con Urkel y compañía, consiguió un ascenso.

Juntos tuvieron tres hijos y Waldo (Faldo) acabó pidiendo la baja por depresión cuando se enteró de que su mujer le había sido infiel con un proveedor.

PD: Esto no tiene nada, absolutamente nada, de real. Si queréis leer un buen blog sobre viejas glorias, os recomiendo el de mi compañero Eduardo Casado.

PD2: (30-12-08) Shawn Harrison, el actor que le daba vida, ha pasado casi desapercibido desde su aparición en Cosas de casa. Apariciones testimoniales en un par de series y seis capítulos en Girlfriends. Nada del otro mundo, vamos.