Entradas etiquetadas como ‘alan’

Descubre gracias a Facebook que su marido está casado con otra

Únete a la comunidad becaria en Facebook

¿Cuántas veces os he avisado de los peligros de las redes sociales? ¿CUÁNTAS? De hecho, raro es el mes que no cae un post en el que os hablo de las fotos que nunca debéis subir, del cuidado que tenéis que tener agregando a la gente (no sea que elimines a una amiga de Facebook y te queme la casa), u os recuerdo lo peligroso que resulta confesar crímenes y agresiones en un sitio donde te leen más personas de la que tú crees.

Sin embargo, hoy me voy a remontar a una entrada en concreto, del 31 de mayo del año pasado (cuando éramos 1.600 en la comunidad becaria, ahora somos 2.200), en la que os explicaba que Facebook no entiende de sentimientos. Todo aquello venía a propósito de mi amigo Ramiro, a quien el robot de Facebook le recomendaba que añadiera a su ex, con quien tenía varios amigos en común amén de una ruptura tormentosa. Una chorrada si lo comparamos con el caso de Alan L. O’Neill, o Alan Fulk, según la esposa con la que hablamos, que se enfrenta a cargos de bigamia (que estaba casado con dos mujeres a la vez, vamos).

Os cuento la historia desde el principio, que doy más vueltas que Spartacus. Resulta que Alan, estadounidense de 41 años, se casó con su primera mujer en 2001. Ocho años después se dieron cuenta de que la cosa no iba a funcionar y él se fue de casa, sin pedir el divorcio, eso sí,no sabemos si porque confiaban en una reconciliación o porque la vida está muy cara como para divorciarse.

En diciembre de este año cambió su apellido, Fulk, por O’Neill (quizás para parecer irlandés) y se casó con su segunda esposa, porque el amor te hace cometer locuras, ya sabéis. «¿Qué pasó entonces?» Preguntaréis. Pues bueno, lo que pasó es que Alan agregó a su nueva mujer a Facebook sin borrar a la anterior y entonces la red social, que no entiende de sentimientos, creyó oportuno que ambas mujeres se conectaran y sugirió a la segunda como «persona que quizás conozcas» a la primera.

Imaginad la cara que puso la primera mujer de Alan cuando vio a su marido trajeado y con un pastel de boda en la imagen de perfil de su nueva esposa. Es como cuando ves en una película a un tipo paseando por un callejón silencioso y oscuro… sabes que la cosa va a terminar mal.

En este caso, la primera esposa llamó a su todavía suegra y una hora más tarde nuestro amigo Alan fue a verla (a su mujer, se entiende, a su madre suponemos que iría a verla por lo menos los domingos). Entonces ella le preguntó si aún estaban casados y él respondió varias veces que no, o al menos eso rezan los informes judiciales a los que ha tenido acceso la prensa estadounidense.

En una jugada tan estúpida como desesperada Alan le pidió a su mujer que no dijera nada a su otra esposa, pero no surtió efecto. Llamó a las autoridades y el 22 de marzo será juzgado por bigamia porque, como dice el fiscal Mark Lindquist, «no es el delito del siglo, pero es un delito». Alan, funcionario de prisiones, se enfrenta a una pena de hasta un año de cárcel.

¿Es que nadie ve Futurama? ¿Nadie recuerda lo mal que le salió la jugada a Alcázar cuando intentó casarse con Leela… y unas cuantas mujeres más? (Os pongo la imagen para que os sirva de recordatorio).

PD: Lo peor de todo es que rebuscando en el archivo becario he localizado un caso casi clavado a éste. Lo protagonizó Richard Barton Jr. en marzo de 2011. Lo mismo es que estamos en la época de los bígamos facebookeros. Si salís al campo y encontráis alguno, me lo pasáis por Twitter, por favor.