La revista Hola publica en portada la relación de Ana Boyer y Fernando Verdasco, pero os digo una cosa: No están empezando… Llevan todo el verano juntos. Ya os lo adelanté en julio cuando empezaron a tener lo que mis amigas llaman un “rollito de verano”. Pero una vez que se van ‘las calores’ y vuelven de las vacaciones parece que el ‘rollito de verano’ se ha convertido en un ‘rollo de otoño’. Y esto es muy sencillo: si sumas ‘rollito de verano’ más ‘rollo de otoño’, tenemos un noviazgo en toda regla.
Mientras Tamara Falcó hace su reality y se va a vestir santos, Anita, la más lista de esa casa, no pierde el tiempo. ¡No es lista la niña! Primero fue Diego Osorio y ahora Verdasco. Si os fijáis bien, tienen un parecido más que razonable. Y no me refiero a que utilizan el “oh sea” como muletilla en todas sus declaraciones. Son fuertes, duritos y muy morenos. Y a pesar de ser pijos desde el biberón, tienen algo ‘choni’, algo de chico peligroso en sus facciones. ¡Valeeee! Lo reconozco: me gustan muchísimo ambos.
La pareja queda para montar a caballo, jugar el tenis y tomar Gin tonics en Fortuny, como hacen todos los ‘pochuelos’ de buena familia. ¡Qué ideales!
A pesar de que me parezcan unos ‘cañonazos’, yo siempre fui más del novio de Michelle Jenner. De técnico de sonido con melena y botas de montaña. La actriz y su chico cumplen su primer aniversario y lo han celebrado comprando maderas para decorar su casa de Madrid. ¡Eso es un hombre! A mí lo del tenis y la hípica me da repelús. A mí me gustan los hombres que te pintan la casa, te cambian las bombillas mientras se fuman un piti sin manos. ¡Dios mío, me lo merezco!
Y hablando de relaciones y del clan Preysler, el que parece que está sufriendo una crisis es Enrique Iglesias con Anna Kournikova. Según el New York Post, la muchacha está hasta el moño de que el cantante no quiera casarse. Llevan doce años juntos y nada, no hay boda. El tiene ya 38 y ella 32 y parece que el cantante no tiene intención de ponerse el anillo de casado. Según fuentes cercanas, Anna estaría dispuesta a mandarlo a freir espárragos si no accede a casarse. ¡Qué lástima de hija! Con lo que me gusta a mí la rubia tierna.