Elecciones generales, 20 de noviembre de 2011

Elecciones de continuidad y elecciones de cambio

Calificar previamente unas elecciones como de continuidad o como de cambio es siempre muy arriesgado a pesar de todas las presunciones y a pesar de lo que pueda desprenderse de las encuestas preelectorales.

Es cierto de que hay situaciones como la crisis actual que incitan o urgen objetivamente cambios en la gobernabilidad, cambios que en democracia solo pueden venir a través de las urnas, pero no es menos cierto que la democracia es por esencia pluralista y que el electorado esta compuesto por diferentes corrientes, unas favorables a introducir cambios más o menos radicales y otras contrarias a cambiar y dispuestas a votar por la continuidad aún con algunos ajustes. Y otras finalmente cuya actitud es escéptica y poco tendente a pronunciarse en un sentido u otro, o lo que es lo mismo distantes a la política o indignados con ella y poco proclives a votar.

La relación entre estos tres vértices es en definitiva lo que cuenta y no tanto lo que el elector opina frente a un entrevistador sino lo que elector hace de verdad el día de las elecciones. La participación real y el sentido real de esa participación es fundamental y en ese sentido recordaremos que en los sondeos la intención de ir a votar está siempre hinchada y por lo tanto está normalmente abultada un de las corrientes (sea la favorable al cambio sea la defensora de la continuidad) y por ende infravalorada la abstención real que nunca es políticamente neutra (en el caso de descontentos).

Las elecciones que generan habitualmente una alta participación reflejan a su vez el deseo de los ciudadanos de intervenir en política, son momentos de pugna que hacen que la urna se considere un instrumento útil para ciertas franjas de ciudadanos que se reservan su voto para situaciones de presión electoral.

En España las elecciones de presión de cambio, 5 de la 10 Generales celebradas, han registrado niveles de participación superiores al 75 por ciento de promedio estatal alcanzando un máximo del 80 por ciento (Generales de 1982 en donde el PSOE consiguió un triunfo arrollador).

Las primeras elecciones democráticas de 1977 alcanzaron el 77,8 %, las elecciones de 1996 donde ganó por primera vez el PP llegaron al 77,4 %, las elecciones de 2004 que ganó el PSOE de Zapatero registraron el 75,7 %.

Estos datos muestran a su vez que aún en circunstancias excepcionales, como fueron las Generales de 1982 después del golpe del 23-F, 1 de cada 5 ciudadanos nunca vota y es ajeno a todo reclamo político, y en circunstancias de elecciones de continuidad, con una participación más baja (entre el 68 % y el 74 %) votan menos de 3 de cada 4 electores.

Por otra parte las elecciones de cambio no son en absoluto sinónimo de mayoría absoluta.

Conviene también señalar que en nuestro país las mayorías absolutas que han salido de las urnas han sido muy raras: tan solo en 1982 la logró el PSOE (202 escaños) y en las elecciones de continuidad del 2000 la obtuvo el PP (183 escaños) debido a la enorme abstención del electorado PSOE.

¿No se estará anunciando por ello con demasiada ligereza que el PP obtendría el 20-N la mayoría absoluta?

4 comentarios

  1. Dice ser gato a los mandos

    La gente quiere un cambio, pero no estamos maduros como para saber cual es. Seguimos hablando de empleo, de seguridad, de prestaciones, de corrupción, de crisis, sin ver que el problema de base es que buscamos un cambio de sistema económico a través del sistema político, que es su lacayo fiel.

    El partido que viene, sea cual sea, es igual que el que estaba, y busca lo mismo adornandolo de manera diferente, y no porque sean malvados y opresores, sino porque es lo que hay ahora mismo. Y hasta que no salte una chispa de verdad, nuestro nuevo gobierno será el mismo que el anterior, y hará lo mismo.

    La única diferencia es que al ser diferente persona a la que apuntar, tendremos unos cuantos años de relativa tranquilidad hasta que le volvamos a exigir lo que no nos proporciona. Y dentro de esa tranquilidad igual podremos madurar y ver lo que realmente falla.

    El 20N va a votar mucha gente, pero nuestros votos están vacios, porque seguimos queriendo lo mismo que teníamos y protestamos por lo mismo que teníamos. Por paradójico que suene.

    Suerte!

    07 noviembre 2011 | 16:26

  2. Dice ser xoseanton

    No puedo estar más de acuerdo contigo. En este país se saca la piel al oso antes de matarlo.

    07 noviembre 2011 | 16:30

  3. Dice ser Encripta

    Las encuestas solo preguntan por el PP y PSOE. Ninguna tiene en cuenta a la gran cantidad de personas que vota a UI o UPyD (ojito a esta ultima), sin duda alguna el programa electoral de UPyD es de lo mejorcito y si diesen la campanada y lo llevasen a cabo España saldria de la crisis solo con los recortes de la clase política.

    Pero para ello hay que votar, claro.

    07 noviembre 2011 | 16:38

  4. Dice ser TXO!!!

    Por favor…. ese «es cierto de que hay situaciones» es una patada al diccionario.

    07 noviembre 2011 | 18:35

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