Ya sabéis que Penélope Cruz me cae bien. Supongo que los adolescentes con acné que crecieron con Jamón, jamón le guardan cariño, como me ocurre a mí.

Defiendo que Pe no es borde, no me apasiona como actriz pero reconozco sus méritos y me parece de lo más eficiente. Lo de la simpatía o antipatía… en fin, teniendo todos los días, a todas horas, una cámara y un micro pegados en el culete, normal que de vez en cuando la pillen malhumorada.

Lo que me queda clarísimo es que nuestra actriz estrella ha ganado mucho (muchísimo) con los años. Apenas la recuerdo de su época en La Quinta Marcha, pero basta ver una imagen de Pe por aquel entonces para admitir que sí, que la edad adulta ha sido una bendición para la guapa actriz.

Tampoco hay que mentir más de lo necesario. Además de la notable mejoría fruto de los años, también hay un factor que influye determinantemente: las modas.

Penélope vive en sus propias carnes el efecto fotos de los padres. Ya sabéis, cuando ves una foto de tus progenitores con diez o veinte años menos: no es que sean jóvenes y guapos (que también puede ser, oye…) sino que la moda les mata. Un jersey horrible, un peinado hortera, unos pantalones que no venden ni en el rastro…

Lo que está de moda en un determinado momento, a los diez años es horrible (aunque tal y como funciona esto de la moda, a los veinte años vuelve a ser un hit).

Dicho todo esto, y aunque reconozco que la de Penélope no es una belleza tradicional, sino que es más atractiva que bella, el verdadero mérito de Pe es mantenerse así de guapa sin haber pasado por quirófano (porque no ha pasado, ¿verdad?) y sin someterse a dietas innecesarias.

Ya quisiera para mí una mujer como ella. Aunque claro, teniendo a Eva González…

PD: A todo esto… feliz 35 cumpleaños, ‘Pe’.

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