Yo el primero, como becario, me considero un llorón. Pero creo que todos deberíamos reflexionar cada vez que nos sentimos la persona más desgraciada del planeta. Después de ver esta foto en el Telegraph he estado buceando un buen rato por Internet en busca de trabajos horribles y hay de todo. Muchos coinciden en que los empleos en los que hay que trabajar con cadáveres son los más duros, mientras que otros se decantan por la limpieza. Es verdad que hay curros más duros que otros, pero no debemos perder la perspectiva.

–> FOTO: EPA/Telegraph | Ver fotogalería completa

Mientras estuve trabajando durante los tres primeros años de carrera en una tienda de frutos secos todos los fines de semana sentía que nunca iba a prosperar, y ahora miradme… Tenía razón. Pero da igual. No valoré en su justa medida la agilidad mental que cogí durante ese tiempo y la cantidad de chismes de los vecinos del barrio de los que me enteraba a diario. Podría decir que en algún momento llegué a sentir el poder entre mis manos. De mí dependía que una familia pudiera tener una buena chapata para el cocido del domingo. Además, tenía un jefe ‘enrollao’ con el que me echaba unas cuantas risas y que se compró una tele para que pudiésemos ver los partidos en la tienda. No podía quejarme.

Ahora soy becario y, aunque parezca mentira, mi sueldo es más o menos el mismo, con una única diferencia: mientras antes recibía un gesto de cariño por parte de un desconocido por unas simples gominolas, ahora me llevo más de un palo por un post desafortunado. Pero es lo que he elegido y me hace feliz. Y tengo algunos fieles que me dan mucho ánimo.

PD: Tengamos el trabajo que tengamos, tenemos que aprender a ser felices con lo que hacemos. Si no, lo nuestro siempre será lo peor.

PD2: Toda mi admiración para el hombre de la foto. Un ejemplo de supervivencia. De mierda hasta las cejas, quizá es mucho más feliz que algunos de nosotros.

Envía el post: