LOS APUNTES DE ECONOMÍA PRÁCTICA Y FAMILIAR de Joan F. Domene

Archivo de septiembre, 2009

La deuda pública se come los ahorros

Las valoraciones de derecha a izquierda sobre la subida de impuestos anunciada ayer por el Gobierno y las líneas básicas del Presupuesto del Estado para 2010 coinciden en señalar la insuficiencia y la arbitrariedad de las medidas presentadas por la vicepresidenta económica, Elena Salgado. Y otra lectura coincidente: las clases medias vuelven a pagar el pato.

Se entiende que Zapatero prefiriera no asumir el coste de comunicar un ajuste fiscal tan discutido como de dudosa eficacia y cediera tal ‘honor’ a la titular de Economía.

El misterio, por fin, fue desvelado y supimos lo que durante estos días se nos ocultaba. Nada de impuestos ecológicos y la tributación de las Sicav de las grandes fortunas permanece intacta. Bajo el pomposo epígrafe de «Un esfuerzo fiscal colectivo para garantizar la protección social y la sostenibilidad de las cuentas públicas», el Ejecutivo concretó sus medidas:

– Eliminación de la deducción de 400 euros en el IRPF

– Subida del tipo general del IVA en dos puntos (del 16% al 18%) y del tipo reducido en un punto (del 7% al 8%), a partir del 1 de julio de 2010. El tipo superreducido se mantiene al 4%.

– Subida del tipo de gravamen de las rentas del ahorro del 18% al 19% para los primeros 6.000 euros y el resto al 21%

– Bajada de 5 puntos en el Impuesto de Sociedades para las pymes con menos de 25 trabajadores y ingresos menores a 5 millones de euros, que mantengan o creen empleo (tipo del 25% al 20%). Medida equivalente para los autónomos.

A parte de la escasa oportunidad de un aumento de la presión fiscal cuando aún buscamos la salida de la recesión más profunda que han vivido el mundo y este país en décadas, parece claro que tanto ruido va a traer escasos ingresos adicionales: 10.950 millones de euros, de los cuáles 6.500 en 2010 y el resto en 2011.

De esos 6.500 millones, 4.100 provendrán en 2010 de la retirada de la subvención de los 400 euros, que aportará 1.600 euros adicionales en 2011. Lo que pone en evidencia los efectos muy limitados del ajuste fiscal.

Gastaremos más en deuda que en infraestructuras o servicios públicos

Hay muchos más datos y múltiples interpretaciones sobre los mismos, pero uno de los más sorprendentes es la ambiciosa intención de reducir el déficit público del Estado (la diferencia entre lo que se gasta y lo que se ingresa) del actual casi 10% a un 5,4%.

Si los gastos reales se van a reducir un 3,9% gracias a ese «esfuerzo de austeridad» pregonado por Salgado, ¿de dónde saldrá el resto de los ingresos? Porque ya hemos visto que de la subida de impuestos, pocos.

Pues del crecimiento económico, nos dicen. Vamos a empezar a remontar en el segundo trimestre de 2010 y en el tercero se confirmará la recuperación, anuncia la ‘vice económica’. Derroche de optimismo gubernamental que no sabemos si responde a una previsión real o a la necesidad de cuadrar unos números que, según muchos expertos, no hay por donde cogerlos.

Algo que nos debería procupar, sin embargo, es que a pesar de esa presunta reducción del déficit público, el peso de la deuda pública sobre el total de la economía española va a pasar del 53,4% del PIB en 2009 al 62,5% en 2010. Quizá «es un dato inferior a países de nuestro entorno» e inferior a la media de la zona euro, como dijo Salgado, pero no por ello deja de ser procupante.

Y aún más si nos fijamos en la distribución de los gastos para el año que viene. Si bien el gasto social acapara el 51,6% del total, observamos con preocupación que destinaremos al pago de esa deuda pública más recursos que a las infraestructuras y a inversión en I+D+i juntas. Y también más que al conjunto de los servicios públicos (jueces, policías, Defensa, etc…).

Por tanto, austeridad quizá sí, pero menos de la necesaria. Y para aquellos que preconizan menos impuestos y más inversión pública una advertencia: parece claro que con tanta protección social y tanto plan de rescate para salvar bancos y cajas ya no hay margen para más endeudamiento.

Solchaga apoya la subida de impuestos

Si hay que recortar el déficit fiscal (la diferencia entre lo que ingresa y lo que gasta el estado), no más alternativa que la subida de impuestos. Es la opinión que ha manifestado esta mañana el ex ministro socialista Carlos Solchaga durante un encuentro con la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en Madrid.

A pesar que se ha mostrado más bien optimista sobre la evolución de la economía española -«vamos a salir de la crisis igual que el resto de países, como mucho tres o cuatro meses más tarde», ha dicho convencido- Solchaga ha advertido que, viendo la evolución del gasto público y la extrema rigidez de los Presupuestos del Estado, sólo queda aumentar los impuestos.

Otras medidas como la austeridad que piden los empresarios desde la CEOE o el incremento de la lucha contra el fraude que reclaman los sindicatos son en su opinión «voluntaristas» porque no significarían en ningún caso un aumento importante de los ingresos.

Tampoco está muy convencido que con ese aumento de la presión fiscal el Gobierno sea capaz de ingresar los 15.000 millones de euros que se propone. Pero si a ello se le une la anunciada retirada de la subvención de 400 euros, se acercará más a ese objetivo.

El ex ministro sólo ha lamentado «la falta de decisión» del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero a la hora de plantear la reforma fiscal y la falta de concreción de las medidas. Si no lo tiene claro, que no hablen de ello, ha venido a decir, y que nos lo concreten en su momento en el proyecto de ley de Presupuestos.

Entre los impuestos que se verán afectados por la subida prevista, ve claramente que el IVA -excluyendo el tipo superreducido del 4%- deber ser uno de ellos aunque ni el Gobierno, ni los empresarios ni los sindicatos lo acaban de ver claro. Pero es el único en el que hay un cierto margen, dice Solchaga, porque está por debajo de los niveles de otros países de nuestro entorno.

El ex político, que trabaja ahora en el sector privado desde su despacho Solchaga Recio & asociados, ha basado su optimismo en las pequeñas noticias que van apareciendo diariamente y que dejan entrever «algún brote verde» en el horizonte.

A su vez, ha criticado que la prensa (o una parte de ella) parece empeñada en hacer «titulares gordos» y catastrofismo incluso a partir de informaciones o datos que pueden tener una lectura positiva.

Sólo ha admitido un punto negro en todo el panorama económico: el paro, que crece en España mucho más de lo que lo hace en los países de su entorno que también están sufriendo la crisis.

Por eso reclamó que el pacto social que desde muchos sectores se pide debería centrarse en la reforma del mercado de trabajo, pero «no para hacer el despido libre» ni para llegar a acuerdos superficiales, «o como díria un amigo mío, para cambiar el color del mono de los trabajadores».

Un año sin Lehman Brothers

Hoy se cumple el primer aniversario de la caída del banco de inversión Lehman Brothers, uno de los gigantes de Wall Street, por culpa de la crisis financiera desencadenada en EE UU por las hipotecas basura en verano de 2007. Fue el castigo ejemplar (hasta nuevo aviso) de una forma de hacer negocios que nos ha llevado a la mayor recesión económica de la historia.

De lo mucho que se ha escrito estos días recordando aquel domingo, 14 de septiembre de 2008, la mayor parte sesudos análisis de por qué paso lo que pasó y por qué nadie fue capaz de prevenirlo, me gustaría destacar el cuestionario que el colega Íñigo de Barrón planteaba este domingo en el cuaderno Negocios de El País a los presidentes del Santander, BBVA, la Caixa y el Popular.

La primera pregunta era precisamente «¿Dónde estaba y cómo se enteró de la caída de Lehman?»

Emilio Botín (Santander): Los rumores fueron continuos a lo largo de la tarde y estuve en permanente contacto con el consejero delegado y con varios directivos del banco en España y Estados Unidos. A última hora de la noche, había la convicción de que Barclays se quedaría Lehman, posibilidad que se desvaneció en la madrugada.

Francisco González (BBVA): La confirmación final de la quiebra de Lehman la tuve a las 6.45 de la mañana del lunes, todavía en mi casa, cuando vi la información de la CNN.

Isidro Fainé (la Caixa): Recuerdo que era un lunes y acababa de llegar a la Caixa cuando me dieron la noticia de la quiebra de Lehman Brothers.

Ángel Ron (Banco Popular): Estaba trabajando aquel domingo por la tarde en mi casa, cuando a través de Internet me enteré de la quiebra de Lehman. Minutos más tarde la noticia estaba en las televisiones.

A partir de esas respuestas uno llega a la conclusión de que la mayoría de ellos -con la excepción del máximo directivo del Popular- respetan el descanso dominical incluso en momentos de máxima incertidumbre para su negocio, pues sorprende que no se enteraran de la caída de Lehman hasta bien entrada la noche o al día siguiente.



La crisis en versión catastrófica

Una de las mayores satisfacciones de los que nos dedicamos a esto de los blogs es comprobar el mayor o menor interés que despertamos en los lectores, a veces incluso a favor, y que quedan patentes a través de sus comentarios.

En algunas ocasiones, incluso recibimos mensajes cargados de sentido común con informaciones complementarias a lo que contamos. Este es el caso de un correo bastante extenso que recibí el 26 de agosto de un lector llamado Sergio, y que leí con mucho atención, sobre la posible duración de la crisis económica que estamos viviendo.

En su momento decidí aplazar cualquier comentario sobre el tema para más adelante con el objetivo de no caer en la insistencia monotemática de la dichosa crisis y no aburrir (más aún?) a la concurrencia.

El hecho es que ese mismo lector me acaba de enviar un correo con toda razón en la que me echa encara mi falta de atención hacia él, e incluso pone en duda mi valentía para hablar del tema.

Nada más lejos de la realidad. No tengo ningún problema en hablar de ello, y además creo que será mejor que lean directamente lo que Sergio me acaba de enviar -en versión íntegra- porque en esta ocasión además presenta su mensaje en una versión más reducida:

Parece que no ha tenido valor de publicar algo sobre lo que le propuse. Pero me trae sin cuidado, es decision suya, simplemente le digo que tarde o temprano se sabrá.

Yo le proponía que escribiera algo acerca de eso para que mas gente se quite la venda de los ojos y se prepare ante lo que viene y que tome responsabilidades en su vida en todos los sentidos.

Si ha pasado pasa y pasará, lo que viene sólo es porque la gente ha dejado que esto ocurra también. Y cuando digo gente, me refiero a todo el mundo en mayor o menor medida. Si no se acuerda de mi mail revise mi direccion . Si lo borró , me reitero ,esta vez mas escueto:

Vea el documental El dinero es deuda y compruebe como Harry S. Dent Jr escribió en su libro The great boom ahead (1993) que «the next great booom will be from 2008 to 2023». O sea, que empezaría en 2008 y acabaría en 2023.

Lea algo de Santiago Niño Becerra. En concreto el articulo de enero de 2006 en lacartadelabolsa.com advirtiendo del futuro Crash de verdad en 2010, también publicado en mayo de 2006 en la version impresa de ABC.

También sus cuadros de previsiones de paro y caída del PIB, su libro El Crash del 2010, o el libro de Harry S. Dent de este año titulado The Great Depression Ahead: la gran depresión que viene, prediciendo también el crash definitivo a lo largo de 2010.

Sé que es un riesgo comentar algo así en su blog, pero a veces quien no arriesga …no gana. Y no me refiero con ganar algo material o prestigio en exclusiva, sino con ganar paz interior. Ahora bien si no ve por lo que arriesgarse, evidentemente, no lo hará. Mejor dicho: si no quiere ver…

Para terminar quisiera agradecerle sus comentarios en su blog y decirle que haga lo que haga le respetaré, pero si se decide a ver y leer lo que le he propuesto quizá entienda mi insistencia.

De verdad, Sergio, mis disculpas y muchas gracias.

Y gracias también a todos los que se asoman a esta ventana para echar un vistazo a lo que, con menos frecuencia de lo que me gustaría, escribo.