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Vende a su mujer como «un coche usado» y recibe una oferta inesperada

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Tras una discusión matrimonial, un joven británico decidió gastarle una broma muy pesada a su mujer, y no se le ocurrió otra cosa que venderla por eBay. o-O

El marido, que responde al nombre de Simon O’Kane y reside en Wakefield, la comparó con un coche de «carrocería decente y habilidades en la cocina«. Además la describió como un artículo de segunda mano sin ningún pudor. «Se vende una mujer. No es nueva, pero aunque se ha utilizado todavía pude recorrer bastantes kilómetros«. ¡¡¡Vaya toalla!!! Lee el resto de la entrada »

¿Cuánto habrías pagado por dar una patada en los testículos?

Me envió el enlace ‘Frank del casar’ y, entre una cosa y otra, se me pasó publicarlo en su día. Era una puja en ebay con el siguiente asunto: «Patada en los testículos». De antemano os digo, que hubo un ganador.

La oferta, venía así anunciada: «¿Una mala racha? ¿La ira y desesperación se han apoderado de ti? Desahógate conmigo. Te propongo dar rienda suelta a toda esa acumulación de tensión. Pégame una buena patada en los testículos y libera toda tu ansiedad la vida se volverá de color de rosa a partir de ese momento».

El asunto, como os digo, creo recordar que acabó bien (o mal, según como se mire) y la puja, que empezaba en 500 euros, obtuvo un ganador.

Al fin y al cabo, era tentadora:

– El receptor se comprometía a caracterizarse de quien quisiera el ganador (los gastos corrían por la cuenta del que ganara, claro)

– Se podía dar la patada con toda la fuerza que se quisiera (en seco y sin carrerilla)

– No llevaría protección (sólo un calzoncillo) aunque el ganador tenía que descalzarse

– Quien ganase quedaba exento de los posibles gastos hospitalarios

– El encuentro sería en Valencia un fin de semana (se desplazaba si le pagaban el traslado)

– Y, con algo de sorna, decía que se comprometía a retorcerse de dolor una vez recibida la patada («aseguro gran realismo»)

¿Cuánto habrías pagado tú? Yo no lo tengo claro, pero creo que no me habría gastado ni la mitad de lo que pedían (ojo, que no digo que el asunto no lo mereciera).

Ahora, desde que vi el anuncio, no hago más que acordarme del pobre Hans Topo y su «balonazo en sus partes».

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