Gracias a Sport4everybody he tenido acceso a un vídeo que, sin maldad, me ha hecho reír un rato. Y es que los que estamos en el gremio (bueno, yo menos, porque soy un patán) nos sentimos muy identificados con este tipo de situaciones.
Se jugaba el derbi de la capital rumana entre el Dinamo y el Rapid de Bucarest cuando la reportera, a pie de campo, se llevó un regalo a casa en forma de balonazo. Eso sí, en ningún momento perdió la sonrisa.
PD: Todo un detalle que luego, en rueda de prensa, uno de los jugadores decidiese llevársela por delante como gesto de cariño. Es una princesa entre pequeños trogloditas (sin ánimo de ofender)… y lo lleva muy bien. Por cierto, no descartaría que el balonazo sea otra bromilla para luego tener una semanita de chistes.
PD2: No quiero ser cruel, pero no he podido evitar acordarme de la reportera de La Sexta y el maldito día de 2006 que tuvo que cubrir un Osasuna-Racing.
PD3: A mí en el cole me dieron balonazos de todos los colores (hasta de esos que te dejan sangrando por la nariz), pero por suerte a principios de los ’90 no había móviles y nadie me grabó. La humillación quedaba en el patio.
PD4: Eso sí, nunca me dieron uno tan fuerte como aquel que os conté en ‘Es imposible dar un balonazo con más ganas’
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