Vencedores y vencidos, así es la dura guerra de las consolas. Se trata de una contienda plagada de batallas y no todos pueden ganarlas todas, pero las cosas se le están poniendo difícil a Sony y su PlayStation 3. Aunque se trata de una marca asociada históricamente a un triunfo seguro, hay que plantearse cada lanzamiento como si fuera el único, sin pretender vivir de éxitos pasados.
Los tres grandes de la industria de los videojuegos: Nintendo, Sony y Microsoft son conscientes de la importancia de la generación compuesta por Wii, PS3 y Xbox 360. Por ello, cada una apostó por un aspecto diferencial en su consola. Los dos últimos han explorado nuevas ideas, pero en una línea continuista, basada en la potencia gráfica y en los formatos de alta definición, mientras que Nintendo y su Wii se han puesto una corona de la innovación que muchos miraron con escepticismo.
La primera batalla ha tenido unas consecuencias claras: Ken Kutaragi, el hasta ahora consejero delegado de la división de juegos de Sony y padre de la PlayStation, abandonará este puesto ante las ventas de PS3. Por otro lado, Satoru Iwata, el presidente de Nintendo, está exultante.
En su momento, y después del fiasco que supuso GameCube para Nintendo, el ideólogo de DS y Wii apostó personalmente por un cambio de estrategia, un reto que podía haberle salido muy caro. Y lo que algunos vieron en su día como una ‘espantá’ del que no podía competir contra la potencia de otras consolas, tienen que reconocer el mérito de apostar por un camino arriesgado y además salir triunfador. Quizás aquí la experiencia de tantos años dentro de la industria de los videojuegos, viendo pasar a competidor tras competidor, idea tras idea, hayan servido a Nintendo para aventajarse. Muchos años de experiencia en comparación al tiempo que llevan Sony o Microsoft en esta industria.
Pero aún es momento de cautela: ganar una batalla no es ganar la guerra, las consolas son máquinas de largo recorrido, y los éxitos de PS3 y Xbox 360 también estarán condicionados (e impulsados) por el Blu-ray y el HD DVD, unos formatos que permiten peripecias audiovisuales con las que Wii no puede competir.