Cada vez creo en menos cosas Un foro para pensar en lo divino y en lo humano

¿Jugadores o militantes?

Dice Joan Laporta, quien al parecer está pensando crear un partido político nuevo, que «si ganase las elecciones autonómicas daría la libertad a Cataluña». Es todo un ideario político.

Lo bueno de ser ultranacionalista es que puedes inventarte la realidad, y hasta un país entero, como el fundamentalismo abertzale ha hecho con Euskadi, un lugar en el que al parecer ocurren cosas horribles, donde se impide la libertad de prensa, de manifestación, de empresa y de sindicatos, donde la policía te pone bombas lapa al menor descuido o te secuestra, o te impone un impuesto mafioso para dejarte seguir viviendo, o te mata de un tiro en la nuca si no pagas o votas a quien no debes.

Ellos dicen vivir en esa irrealidad para así poder presentarse como salvadores, ya sea a tiro limpio o en unas elecciones democráticas: lo primero que funcione antes.

Un tipo como Laporta, cuyo mérito más sobresaliente es el ser presidente del Barça, viene con un ideario que ya dejó apuntado el otro día: con las copas ganadas por su equipo de fútbol da la «sensación de que sólo el Barça lucha por Cataluña».

Es lo que tienen los hombres de acción, que confunden los partidos de fútbol con los partidos políticos, que tanta acción no les deja tiempo para la meditación trascendental. Porque si pensara relajadamente, lejos del griterío de las gradas del estadio, llegaría a la conclusión de que esta combinación de política y deporte no es muy acertada y crea mucha confusión.

Porque la labor redentora de los gudaris fascistas de ETA es apenas un juego de niños comparado con la que le ha caído a los jugadores del Barça. Messi, Puyol y el resto de la plantilla deberían saber que desde ahora no son simples jugadores, sino militantes de un partido de partidos, luchadores por la independencia de Cataluña. La patria está en peligro y hay que salvarla aunque sea a patadas.

Y, lo que es peor, cada derrota será considerada una falta de patriotismo.

Avisados quedan.

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