Siete días quedan para el comienzo de los Juegos Olímpicos de Londres y, como diría aquel, estamos en condiciones de confirmar que el Comité Organizador anda completamente desquiciado. Se reducen los plazos, aumentan los problemas y Sebastian Coe ya no ríe. En el primer obstáculo, poco tienen que hacer: llueve, llueve y vuelve a llover. O quizás sí haya remedio. Aquí les dejo el método chino para evitar chaparrones en días señalados: el bombardeo de nubes. Lo aplicaron en sus Juegos y les fue bien, su cielo quedó vacío de nubes durante tres semanas. Si la cosa no cambia y el cielo no escampa, Coe habrá tenido razón en el titular que me dio; con tanta agua, serán los Juegos más limpios de la historia.
El segundo marrón que tienen en Londres es también el pan nuestro de cada día: el tráfico. Ríete tú de los atascos en la M-30 con la que se avecina en las calles y carreteras de acceso a La City, un cuello de botella que se estrechará aún con la apertura de los carriles olímpicos, de uso restringido para el ‘mundo olímpico’. El privilegio no ha sentado muy bien a los taxistas londinenses, que amenazan con colapsar la ciudad. Y si se ponen a colapsar, colapsan.
Y por último, la seguridad en los Juegos. La compañía G4S se comprometió a blindar la ciudad durante tres semanas con 10.500 agentes y al final solo podrá ofrecer 4.000. El ridículo, mayúsculo y reconocido por ellos mismos, obligará a tirar del ejército y a sitiar la ciudad. El alcalde de Londres, Boris Johnson, que siempre parece despeinado y con alguna pinta de más, ha tenido que multiplicarse ante los micrófonos para asegurar que todo irá bien.
En España, el asunto de los trajes olímpicos, que se venden en Londres como churros (lógico por otro lado, pues es lo que son), ha cedido los focos a la cuestión del abanderado. Si Rafa Nadal, un tipo capaz de dormir días y días conectado a una máquina para recuperarse y poder jugar un torneo, renunció a estar en Londres, muy mal se ha tenido que encontrar. Esa tendinitis crónica de rodilla le acompañará ya eternamente. Es la factura que te cobra la élite.
A estas horas discuten su recambio en la ceremonia de apertura. Iker y Xabi (los regatistas, no los de la roja) ya han dicho que con ellos no cuenten. Sus razones: su preparación para la competición no es aún la adecuada, funcionan como un dúo y la bandera solo la puede llevar uno…No sé, a mí me da que hay otras razones más personales para su rechazo, cuestiones más de andar por casa.
Así que ahora, el COE posiblemente volverá a saltarse la norma del currículo olímpico y probablemente volverá a tirar del asunto de la ‘repercusión internacional’ para elegir abanderado. Mi apuesta no es revolucionaria: Pau Gasol.