Mientras el cielo de Londres alterna durante el último mes entre gris y negro, acopio chubasqueros y ya se pronostican los Juegos Olímpicos más lluviosos de la historia, en España, con 35 grados, también caen chuzos de punta por el asunto de los trajes olímpicos. La polémica parecía menguar hasta que el velocista Ángel David Rodríguez publicó en su cuenta de twitter, @ADRPajaro, alguno de los diseños definitivos. Antes de continuar con el post, aquí os dejo unos segundos para reflexionar sobre la camiseta, zapatillas y corbata que llevarán nuestros olímpicos. La opinión es libre.

Camiseta, zapatillas y corbata olímpica

Si a mí me preguntan, que tendré que mojarme en mi blog, no me gustan nada.

El diseño de la ropa olímpica corre a cargo de la firma rusa BoscoSport, que viste desde 2010 y vestirá hasta 2016 a nuestros deportistas en estas y muchas otras competiciones de menor repercusión mediática. El colectivo de la moda española no tardó en poner el grito en el cielo. Bueno, o sí que tardó unos meses, pues los primeros bocetos se hicieron públicos en noviembre y ese grito no llegó hasta mayo. Su portavoz fue Modesto Lomba, presidente de la Asociación Creadores de Moda de España, que no se cortó: «Lo realmente grave no es que sean feos: es que en un país donde hay seis millones de parados, una industria textil fuerte y decenas de diseñadores se encargue la creación y producción de ese símbolo a una empresa rusa que lo único que quiere es promocionarse en nuestro país. Es una patada a la marca España, una agresión, y proyecta la imagen de que no somos competitivos ni creativos. Justo lo que nos hace falta en este momento. El presidente del COE es el peor enemigo de España«, llegó a decir.

El cabreo en la sede del Comité Olímpico Español por las declaraciones de Lomba fue y sigue siendo de aúpa. «En esta historia todo el mundo está muy desinformado y creo que las críticas de Lomba solo buscan autopromocionarse a costa de nuestro deporte», me cuenta la vicepresidenta del COE y doble medallista olímpica Theresa Zabell. «Cuando salen los primero bocetos nadie dice nada. Pero ahora, que el tema olímpico está caliente, sacan otra vez las fotos».

Otra fuente del COE profundiza: «Hasta los Juegos de Atenas, nosotros siempre teníamos que pagar para que nos vistieran. Pagábamos nosotros con una subvención del CSD, de todos los contribuyentes. En Pekín comenzaron a pagarnos y ahora con BoscoSport hemos conseguido ahorrarnos 8 millones de euros, entre lo que nos dan de efectivo y el precio de la ropa. Estamos trayendo dinero a España, ¿por qué nos critican?».

El sector de la moda planteó hace unos meses la apertura de un concurso público para vestir al equipo español. «Aquí no ha venido nadie para proponer nada y menos pagando. Critican que a Italia le viste Armani o a Estados Unidos Ralph Laurent y a nosotros una firma rusa. Si supieran el dinero que estas marcas pagan a sus comités olímpicos, se callarían» responden desde el COE.

Una reflexión: aún siendo más patriota que Camacho, si viene un español y te ofrece vestirte gratuitamente y luego llega un ruso y te viste por 8 millones de euros, pues que cada uno piense qué haría…Otra cosa es que el ruso podía haberse esmerado un poco más…

Pero no solo en España hay tertulia por el tema de los trajes. En Estados Unidos también se ha armado después de que en los trajes oficiales de Ralph Laurent apareciese una elocuente etiqueta «Made in China». Esto es «monstruoso» señaló el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid. El diseño en sí del traje tampoco ha caído en gracia: «Trae una frase a la mente: bienvenidos a bordo», tituló Daily News.

En fin, está claro que en España no estamos contentos sin una buena polémica de la que charlar. Los deportistas no fueron menos: «Qué vergüenza», apuntó vía redes sociales la saltadora Ruth Beitia, reciente campeona de Europa. «Eso es una excepción, siempre hay deportistas que airean estas cosas, pero la mayoría de ellos pasan de este tema y solo quieren representar a España», concluye Zabell, que pone un ejemplo que suena a sentencia: «El otro día estuvimos con Nadal en el acto del abanderado y nos dijo que a él eso le da igual, que sí tenía que ponerse esa ropa, se la pondría sin problemas».

Para gustos, los colores.