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London, tenemos un problema

Colas en la estación de Stratford

Se acabó la natación y llega el atletismo. Cambia un ciclo en los Juegos Olímpicos de Londres, que por el momento discurren de maravilla para el deporte británico y de pena para el nuestro. En cuanto a la organización, pues en general la sensación es satisfactoria pero hay un pequeño problema al que no encuentran solución.

Lo de pequeño, por decir algo. No obstante, era de esperar. Asentado en la zona este de Londres, en un barrio tirando a marginal, las conexiones del Parque Olímpico con el centro de la ciudad obligan a tomar transporte público.

¿Qué sucede? Con el inicio de las pruebas del atletismo, unas 80.000 personas abandonan en masa las gradas para tirar al hogar. ¿Cómo pueden hacerlo? Por coche no, pues durante meses les han dicho que se olviden del transporte particular. En taxi menos, serían unos 40 euros. Las opciones son metro y Javeline. El tren ‘jabalina’ sale de la estación de Stratford Internacional y conecta con el centro de Londres en 7 minutos.

En los dos primeros días de competición atlética, el embudo que se ha producido en la estación ha sido impresionante. Colas de un kilómetro para coger los trenes. Y lo sé porque yo tuve que hacer una, aunque al final desistí en el empeño y regresé al centro de prensa para coger un autobús. Al menos, la gente se lo toma con calma pues no escuché un solo reproche. Todo sea por sus Juegos.

 

Los ingleses, encantados de haberse conocido

La llama olímpica, en el centro del estadio

No por menos esperado se criticará menos. El problema es sencillo, de espacio: las calles de Londres son lo que son y si se dobla la circulación diaria tanto coche no cabe y comienzan los problemas. Para colmo, el tráfico en el centro de la capital se ha cortado por el ciclismo…pues para que queríamos más.

Muchos miembros de la llamada ‘familia olímpica’ han comenzado a acordarse de los familiares de los organizadores olímpicos entre atasco y atasco: dos horas y media para una ruta de media o menos, tan solo 10 kilómetros. Ayer fue mucho peor, al menos para los medios de comunicación. La ceremonia de apertura concluyó a la una y media de la madrugada, hora inglesa. Afortunado fue el compañero que llegó a su hotel antes de las cuatro. La espera en la cola del autobús fue de dos horas, más menos.

Comienzan a adivinarse algunas costuras en la organización de los Juegos: detalles como el transporte, algo caótico, y detalles como el Centro de Prensa. A media tarde ya es desaconsejable entrar a los baños. Por el olor, no me entendáis mal.

Quizás el problema no es ese. Se tiende siempre a comparar con lo más cercano y Pekín 2008 fue superior a casi todo. También su ceremonia, la mejor de cuantas se han visto nunca. La de ayer fue buena, bonita y barata (bueno, 34 millones de euros, poco más del precio de Coentrao).

Tras las dos horas y mucho, me asaltaron dos dudas: ¿Qué harán con el pebetero de la llama olímpica cuando haya atletismo y toque, por ejemplo, lanzar jabalina? Y la otra, ¿hacía falta que los ingleses nos demostraran una y otra vez que viven un escalón por encima del resto de los mortales?. Están encantados de haberse conocido.

«De seguridad no puedo decir nada»

La respuesta que titula este post se la dio uno de los 70.000 voluntarios de los Juegos de Londres a mi compañera de TVE  @martasolano_tve durante nuestro primer día en Londres. Cualquier pregunta posterior al respecto obtuvo la misma educada pero tajante respuesta. De eso no se habla.

El asunto de la seguridad sigue como la principal jaqueca del Comité Organizador. El fiasco de la empresa G4S, que debía proporcionar más de 14.000 miembros de seguridad privada a los Juegos y al final se quedaron en 4.000, escuece mucho por aquí. Como era de esperar, los tabloides no se han cortado y les han dicho de todo menos bonito.

Pero han estado rápidos en la solución, pues en mi primer día en el inmenso centro de prensa, hogar durante los próximas 4 semanas, ya he pasado 2 controles previos: uno en el autobús, donde varios soldados inspeccionaron asientos, bajos, motor y compartimentos secretos –«Ni se te ocurra una foto,chico», me aclararon educadamente– y otro al cruzar la pasarela que parte de la parada del autobús para llevarte a la colmena de periodistas.

Del caos circulatorio yo no tuve noticia, aunque me cuentan que ayer varios compañeros mexicanos tardaron 4 horas en el trayecto Heathrow-hotel. Quizás los problemas aumenten mañana: se espera la llegada de más de 300.000 personas, entre ellas el grueso de la expedición española. Por aquí, de momento solo estamos unos pocos periodistas, el equipo de fútbol (no está en Londres), de tiro y piragüismo-aguas bravas.

Los Juegos han cedido hoy foco a Wiggins, el flamante ganador del Tour, que ocupa y acapara portadas en todos los diarios. También hay sitio para Fernando Alonso, «brillante en Alemania». Sí, así titulan dos periódicos ingleses. El asturiano ya parece caerles mejor.

PD. Ha salido el sol que, de momento, luce tímido.
PD1. Me han preguntado por nuestra economía…