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Tiene 15 hijos con 14 mujeres y es insolvente

BecConsejo: «Pónselo, ¡por lo que más quieras!»

Dice Serrat que «de vez en cuando la vida nos besa en la boca». Pues bien, al iluminao controvertido Keith Macdonald no se si le da tiempo a que la vida le bese, porque éste pasa de preliminares. Cuando la vida se acerca a darle un casto beso en la mejilla… ¡zas! La preña.

Perdonad que no os haya presentado. Lectores del blog (casuales o habituales), Keith Macdonald: 25 años, 15 hijos (uno de ellos en camino) de 14 mujeres y padre ejemplar. Vamos, ejemplar… ejemplo de por qué es necesario establecer una serie de baremos para dar el «carné de padre» de modo que  que cualquier tontolaba joven confundido no se vea metido en estos líos.

Keith no tiene ni un duro (ni una libra), y pasa la vida, según la prensa británica, fumando, bebiendo, jugando a la consola, con la música a todo volumen y babeando mientras sus dos neuronas batallan a muerte y viviendo intensamente. Bueno, a la vista de los hechos saca tiempo para alguna que otra cosa más.

Dice el tierno Keith que él no tiene problemas para usar preservativos, pero que ellas no quieren. Y yo le entiendo, qué demonios. ¿Quién podría resistirse a tener un hijo de un galán rico, guapo y poderoso como él?

Ahora el pobre no tiene trabajo, pero está tranquilo porque dice que si lo tuviera, las madres de sus hijos le pedirían «más dinero». ¿Cómo sobrevive? Os preguntaréis. Pues bien, el Estado le da a la semana 45 libras (52 euros), cobra una pensión por una lesión en la espalda de 67,50 libras (79 euros) y su vivienda (compartida) la paga el Gobierno británico. Una vida dura, evidentemente.

No obstante, no creáis que rehuye sus responsabilidades, no, porque le qiutan 5 libras al mes (poco menos de seis euros) para los críos. «Me lo quitan automáticamente», lamenta el pobre. Qué lástima… es la mayor injusticia que he visto desde la no-canasta de Montero.

PD: Dicho todo esto, debéis saber que el iluminao Keith sólo reconoce a ocho de los hijos (de ocho mujeres eso sí) y que con la fama que le precede, no sé cómo es posible que aún haya chicas que se atrevan a pedirle un cigarro.