Megan Condrey, una mujer de Washington D.C. (EE UU), compró dos hamburguesas con queso y patatas fritas en un McDonald’s en noviembre de 2017 y tras comerse una, dejó la otra en la parte trasera de su coche para más tarde, pero se olvidó de ella.
Varios días después, la encontró y observó que no presentaba ningún rastro de moho, por lo que decidió realizar un experimento para ver cuánto tiempo podía permanecer intacta, informa The Mirror.
Condrey apuntó la fecha de compra en el envoltorio y la guardó en un armario. No se acordó de ella hasta hace un mes, cuando se la encontró de casualidad mientras ordenaba las decoraciones navideñas de su casa. Al abrir el paquete, comprobó con asombro que, más de cuatro años después, la hamburguesa se había vuelto dura como una piedra, pero se veía exactamente igual que el día que la compró y aún no había comenzado a pudrirse.
Tanto los panecillos como la carne picada, supuestamente de vacuno, y el queso permanecían en apariencia intactos y sin signos de que hubieran aparecido hongos por ningún lado, añade RT. Aunque parecía una locura la reflexión de la película Mortal Engines que afirmaba que «cualquier alimento producido en el Siglo XXI no caducaba» no era una quimera. ¡¡¡Para muestra, este botón!!! 😉
Receptionist claims McDonald’s cheeseburger she bought five years ago looks exactly the same FIVE years later https://t.co/Ox6eeKDJAe
— Daily Mail US (@DailyMail) February 15, 2022
Tras el sorprendente descubrimiento, Megan prometió no volver a comer nada en McDonald’s y de paso decidió vetar la comida rápida en su dieta en un intento por perder peso.
(Foto: ARCHIVO)