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Momentos «¡Tierra, trágame!»

BecConsejo: «Disimula o asume»

El otro día una compañera me habló, yo le respondí soltando una parrafada y resulta que ella ya se había ido. Como nuestra conversación era de punta a punta de la redacción y mirando a la pantalla, todos mis compañeros se dieron cuenta, se empezaron a reír y yo pensé «tierra trágame». Entonces me dije… ¿y si le preguntamos a la comunidad becaria en Facebook (somos más de 1.500) y Twitter (somos más de 1.600) cuáles han sido sus momentos #tierratragame?

Hubo una tibia aceptación en Twitter, pero en Facebook el experimento fue todo un éxito. Yo recordé (para mis adentros) la brutal caída por no perder el bus y una decena de personas acudieron a la llamada. El resultado es éste (más una viñeta que solo se podrá ver en la página de Facebook).

(FOTO: Adrianh)

@Sergi_C_M. Ir a un «aula de estudio» y darte cuenta de que te has metido en una clase y estás sentado en la mesa del profesor.

@JoseYeahh. Mercadona, hacer la cola, pasar dos cestas repletas de cosas con el supermercado lleno y al pasar la tarjeta… ¡¡CADUCADA!!

@AnaCastelao. Salir de la piscina del barrio con medio bikini…

@XavierCalvoMir. Cuando a tu chica la llamas por error con otro nombre.

Mairu. Ese momento en que sales del bus, tropiezas te caes y miras a tu alrededor pensando «por favor que no lo haya visto nadie…» te levantas más rápido de lo que se cambiaría Superman y sigues andando sin mirar atropellando a todo aquel que te pregunta: «¿Te has hecho daño?».

Ariana. Me caí de la bici estando parada y encima delante de bastante gente. Al final la que más se rió fui yo.

María. Iba una pareja por la calle que se llevan una diferencia de años considerable, (él es mayor que ella) con sus dos hijas. Se encuentran con otra pareja (se conocían más ellas), se saludan y charlan, la niña pequeña no paraba quieta y le mandan callar, hasta que dice el hombre que se encontraron: «¡Muchacha, haz caso a tu abuelo!» (no sabía que el hombre mayor era el padre).

Paloma. Un día que iba monísima de la muerte con minifalda y unas manoletinas, y cuando iba a cruzar alguien me dio una patada al zapato derecho y se fue en línea recta a una alcantarilla. El tío que me dio la patada solo fue capaz de decirme «lo siento» y la gente me miraba el pie y se partía de risa. Tuve que sentarme en un banco sentada sobre mi pie hasta que pude comprarme unos zapatos nuevos. La broma me costó 120 euros porque encima la zapatería era de lujo.

José Ramón. un amigo y yo en un bar viendo el Barça-Madrid (5-0).

Milagros. En un cóctel de «José Luis» estaba charlando con unos amigos y di un manotazo a un camarero. Se le cayó un bandejón de jamón serrano y todo el mundo se quedó mirándome. Yo me quería morir.

Susana. Mi hija mayor está empeñada en encontrarme novio. El otro día, al pasar delante de una cafetería, había un chico bastante majete en la terraza y mi hija empezó a decir, a gritos y señalándole: «¡¡¡MIRA MAMÁ!!! ¡¡ES PERFECTO PARA TI!!, ¡¡¡PERO MÍRALO!!! Me debí de poner roja como nunca en mi vida y encima el chico no paraba de reírse…

Delia. Un día en el centro donde trabajo, creí que ya no quedaba nadie y me puse a cantar y a bailar. De repente escuché la puerta del baño y salió una chica… Me paré en seco y pensé: «¡¡Tierra trágame!!» Nos dimos las buenas noches, comprobé que no había nadie y ¡terminé mi gran actuación!, jajaja.

María. Habíamos quedado unos cuantos para ir de fiesta, y un grupito llegábamos tarde, así que una amiga mía nos metió prisa para ir a un bar que se llena con la mirada. Ella iba monísima de la muerte: vestido cortito, medias  transparentes y tacones. Teníamos que cruzar una calle y el semáforo para los coches estaba en rojo, pero a punto de ponerse en verde. Ella, ni corta ni perezosa, se puso a cruzar y le tocó correr al ver que los coches se ponían en marcha, con tan mala pata que tropezó a la orilla de la acera, quedándose abierta de piernas mirando hacia la acera contraria . No seria tan embarazoso si no llega a estar al otro lado la tuna, en la que un chico de nuestra carrera estaba. Quisieron cantarle una canción, pero muerta de vergüenza, la chica continuó su camino…

PD: Hoy os recomiendo otro blog. Se llama Las mariposas producen huracanes, de Manjo, un solete.