Corrían los años 90 y la ambición rubia conquistaba el mundo a base de temazos y polémicas. Su alianza con el diseñador Jean-Paul Gaultier era una realidad y una fantasía: sus corpiños de tetas picudas habían arrasado y marcado tendencia en el Blonde Ambition Tour después de que Madonna le encargase a él su vestuario.

“Cuando Madonna me llamó la primera vez en 1989, fue dos días antes de mi desfile y pensé que mi asistente me estaba jugando una broma” dijo Gaultier al New York Times.

Años después, en una gala benéfica en apoyo a la importante lucha contra el SIDA, Madonna se subió a la pasarela del diseñador francés para volver a convertirse en el centro del mundo.

Era el 2 de septiembre del año 1992 y la noche iba a ser memorable. Madonna apareció junto al Jean-Paul con un recatado traje de chaqueta. Llamó la atención por lo tapada que estaba en un momento en el que su disco Erótica estaba a punto de salir a la venta pero en un momento determinado… ¡Explosión sexual!

Pechos al aire gracias a un sujetador/arnés que causó impresión.

Y aquí, desde otra perspectiva donde se ve mejor el momento efervescente de su fan.